“Escribo por necesidad, cuando algo me sale del corazón, no soy poeta que se sienta por las mañanas a escribir de oficios, por eso escribir es como mi catarsis”, dice Indiana Cardenal al retratarse y explicar su proceso creativo.
Esto le sucede, cada vez que se siente mal o bien, añade la poeta, autora del tercer poemario existencialista Poemas de la vida, el amor y la muerte, texto donde se autorretrata.
Presentación lunes 23 de octubre a las 6:30 p.m. Centro Cultural Pablo Antonio Cuadra. Conversarán sobre el libro Marianela Corriols, Marta Leonor González y Matha Cecilia Ruiz. Entrada gratis.
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Perdió a tres hermanos: Antonio (comandante Chuson) murió en el noventa en una emboscada en Chalatenango, El Salvador; Gabriel (comandante Payo), en otra emboscada en Managua, en 1979, y Julio, quien murió en circunstancias extrañas, cuenta la poeta.
Otra muerte que le sigue impactando es la de su segundo hijo, Luis Alfonso, quien falleció a los trece meses, un 14 diciembre de 1969 a causa de leucemia .
“Un 24 de noviembre del 2010 me cercenaron un seno por un cáncer y me dieron quimioterapia”, continúa Indiana, y fueron momentos que le dejaron profundas huellas, tanto físicas como emocionales.
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Experiencias que ha reflejado en sus poemas, Susurros, un texto maternal a la memoria de su hijo, otro es Carcinoma ductal in situ, a su lucha contra el cáncer donde salió victoriosa.
De su ser interior, comenta, escribió Soy como soy, Fuero interior, Quédate conmino. Otro que tituló La casa de mis sueños se refiere a la pérdida de su casa.
Antonio para en octubre, se lo dedica a su hermano, y el poema Elisa, de escritura rítmica modernista, a su hija.
Retrata su vida en versos
A sus 73 años, Indiana expresa con orgullo que su reciente poemario retrata en versos su vida, el que va ilustrado con algunas de sus pinturas. Y que desde los años ochenta ha incursionado en el teatro.
El libro Poemas de la vida, el amor y la muerte reúne 32 poemas, algunos retomados de sus libros anteriores Poros de cincuenta corazón de quince (1999), y de Metamorfosis (1981), texto de línea social, de amor y añoranzas, con el cual logró el Segundo Lugar del Premio Nacional de Poesía Jornada Dariana, todavía inédito.
Momentos de su intensa vida también los ha llevado a la pintura, una de sus obras, precisamente está titulada La casa de mis sueños.
En 1982 Indiana tuvo que irse a vivir a Costa Rica por motivos políticos y abandonar su casa, la que le fue confiscada. Cuando Violeta Barrios gana las elecciones en los noventa le fue devuelta en ruinas, recuerda la poeta.
Sobreponiéndose al dolor, duelos y cicatrices Indiana ahora declara con firmeza que “la felicidad está dentro de uno”, no obstante en su rostro se ve el peso de esta intensa carga vivencial y en sus ojos aún permanecen aires de tristeza.
Luego lee su poema Airosa mujer, este en sus últimos versos dice: Viviré mil años para cantar mis quejas y aciertos. /Y le digo que /hasta el último día de mi vida, /viviré cantando.
Catarsis por el dolor
La periodista Ángela Saballos al comentar el poemario de Indiana Cardenal dice que al escribir de esta manera la poeta “logra la catarsis por el dolor de sus pérdidas” las que son subliminadas a través del arte poético, pictórico y escénico.
“Para ella es su propia búsqueda de la transparencia del alma, dice, como si alguna vez no hubiese sido tan auténtica, tan casi excéntrica en su autenticidad, por lo raro que es encontrar una persona tan sin velos, tan directa, tan ella”, destaca Saballos.
En tanto para Marianela Corriols la escritura de Indiana “tiene múltiples polos que nos atraen para admirar a cada uno de sus ‘yoes’, para reconocer su originalidad y contribución a la poesía nicaragüense”.