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Obispo Abelardo Mata, Daniel Ortega, diálogo nacional

Monseñor Juan Abelardo Mata, obispo de la Diócesis de Estelí. LA PRENSA/ Óscar Navarrete

Obispo Abelardo Mata: Nicaragua vive una seguridad falsa

Monseñor Abelardo Mata, portavoz de la Conferencia Episcopal, critica al gobierno de “crear una burbuja” para dar la imagen de que Nicaragua es el país más seguro de la región

Monseñor Juan Abelardo Mata, portavoz de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), asegura que el país vive una seguridad falsa y critica al gobierno de “crear una burbuja” para dar la imagen de que Nicaragua es el país más seguro de la región.

Mata es uno de los miembros dela jerarquía católica que siempre ha insistido en que se deben hacer cambios profundos en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y en el Consejo Supremo Electoral (CSE) para que se garantice una verdadera justicia en el país y que los ciudadanos también tengan las condiciones libres y transparentes de acudir a las urnas para escoger a sus autoridades en los procesos electorales.

El obispo Mata lamenta que en el país “no existe una visión de nación” por parte del presidente designado por el poder electoral, Daniel Ortega, y por “los que se dicen oposición”.

Monseñor, ¿la Iglesia espera este año cambios en el Consejo Supremo y la Corte Suprema para que haya magistrados honestos, como ustedes siempre lo han pedido?

Hacemos votos para que se hagan los cambios porque son urgentísimos, esto año con año se agrava más, porque por una parte se trata de crear una burbuja de seguridad en la nación, diciendo que es el país más seguro de América Central, con un crecimiento anual del 4. 5 por ciento, pero ¿en qué va a parar todo ese crecimiento y esa seguridad? Simplemente es tapar los problemas internos que se viven en la república, comenzando justamente por esa falta de institucionalidad que tenemos años de estar reclamando. Por desgracia no se percibe una visión de nación, sea de quien gobierna o de los que se dicen ser oposición, porque más bien se contentan con migajas.

La Iglesia ha insistido en el diálogo ¿pero tampoco se da?

El diálogo se ha estado pidiendo (y) pienso que es urgente un gran diálogo nacional, no para salvar a un gobierno, no para salvar a unas personas, sino salvar a la nación, es importantísimo, sobre todo tomar los acuerdos de Esquipulas (…) dado que toda América Central y Nicaragua misma viven una seguridad falsa y es por eso importante y urgente retomar un camino de diálogo y de encuentro, y Nicaragua lo necesita.

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El presidente Daniel Ortega sale de la Nuciatura Apostólica, donde se reunió con los obispos. Managua mayo 21 del 2014. LA PRENSA/Manuel Esquivel

Usted dice que Nicaragua vive una seguridad falsa, ¿a qué se refiere?

Exactamente. Seguridad falsa llamo yo cuando no hay justicia, cuando están las leyes pero no se cumplen, cuando un ciudadano delinque contra las leyes de la República y se le castiga conforme a nuestras leyes y cumple cárcel como la ley mandata, pero nunca se le da libertad; no hay una orden de un juez que se cumpla, todo depende de la voluntad del Ejecutivo: pienso que es ofensa gravísima a la marcha de la salud de la república. Otro ejemplo, las protestas campesinas contra el canal, cómo se han querido sofocar, con sordera o con la fuerza, o también los robos de las alcaldías; también los asesinatos en las montañas donde nunca se investiga nada. Eso sí, es pronto y rápido para castigar cuando delinque una persona que es contraria a quien gobierna el país, eso no es seguridad de la nación.

Usted habla de un diálogo nacional urgente, ¿quiénes deben dialogar?

Todas las fuerzas vivas del país. No solamente un acuerdo entre políticos sino la sociedad civil entera implicada en este proceso.

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¿Usted cree que la Iglesia debe estar en ese diálogo?

Cuando en mayo de 2014 presentamos nuestra carta a la Presidencia de la República, provocando ese diálogo, pretendieron que ese diálogo fuera con los obispos y no es con los obispos; es con todo el pueblo de Nicaragua, con la sociedad civil.

¿Pero ustedes son parte de la sociedad civil?

Somos parte, pero no somos la sociedad civil, somos una voz…

Pero la Iglesia tiene incidencia y los nicaragüenses confían en la Iglesia

Naturalmente, pero no es la Iglesia la que va a hacer todo eso, son los nicaragüenses a través de sus organismos en todos los niveles los que deben intervenir sea partidos políticos, sean los sindicatos o los distintos tipos de organización que existen en el país y que son la expresión justamente de la voluntad ciudadana.

Ortega lleva 10 años gobernando el país y aún se clama por un nuevo poder electoral y por una nueva Corte Suprema en la que sí haya justicia. ¿De quién es la falta de voluntad para impulsar este cambio?

De todos los nicaragüenses porque si en verdad nosotros quisiéramos los cambios presionaríamos para que esos cambios se den. Vuelvo a insistir al punto de partida, hartas veces lo que se busca es acomodarse, salir en caballo blanco ante los problemas y no buscar el bien ante la nación. Por ejemplo, qué necesidad tenemos de tantísimos magistrados en la Corte Suprema de Justicia, hablemos lo mismo de la Contraloría de la República, del poder electoral, entonces hay que reducir esto a un pueblo tan empobrecido para tener gente allí solo para estar calentando sillas y haciendo procesos burocráticos que más bien deberían ser procesos más ágiles y rápidos para el bien de la república.

¿Entonces los nicaragüenses están pasivos, no exigen esos cambios?

Esa es la impresión que causamos, una gran pasividad, un acomodarnos. Creo que nos hace falta mucho más beligerancia. Por desgracia reaccionamos nada más cuando nos sentimos ahogados y empezamos a dar pataleos y sacamos fuerzas de flaqueza para reaccionar ante aquello que nos está oprimiendo.

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¿Esta pasividad de la población es por la falta de confianza en la oposición, los partidos políticos, la ausencia de líderes, qué puede hacer el ciudadano ante esto?

Usted ha visto el fenómeno canal, ¿cómo se logró parar? Se logró parar porque el campesinado se logró poner al frente de sus propias tierras y no permitió que se las quitaran. Eso se logró con un campesinado que logró surgir con un liderazgo de manera espontánea y en una sola voz, ante un gobierno que quiso imponerse. Allí está justamente aquello que decía un revolucionario, que el campesino y el obrero van a llegar hasta el final, allí hay mucha verdad en eso.

Pero la represión ha contagiado al nicaragüense del miedo también

De hecho hay miedo, sobre todo cuando se toca lo más vital que son los hijos, cuando se toca lo más vital que es el estómago, cuándo yo trabajo en una entidad que está parcializada con el gobierno de turno y me pasan la cuenta porque yo pienso de forma diversa, entonces mucha gente mejor se calla y se margina para poder sobrevivir.

¿Qué sentimiento le causa a la Iglesia la impunidad del funcionario del poder electoral, Roberto Rivas, sancionado por corrupción y violaciones a los derechos humanos por Estados Unidos?

Que aquí no hay ley, que no hay Contraloría, que no hay Fiscalía y aunque todas esas instituciones existen, están pasivas y están muertas.

En Nicaragua hay un presidente, ¿por qué no le exige a esas instituciones que cumplan con la ley?

Será porque quiere protegerse él mismo de desmanes y no digo que los cometa él, pero su entorno sí los hace, pero mejor no mover ciertas cosas porque se llevan de la corbata a otra gente.

toma de posesión, Daniel Ortega y Rosario Murillo, dinastía orteguista, Nicaragua
El mejor ejemplo de hidalguía y de unidad lo han dado nuestros campesinos que luchan contra el canal, por la defensa de sus tierras, ellos son ejemplo de unidad”. Obispo Abelardo Mata, portavoz de la Conferencia Episcopal.

El miedo de Ortega como el de Somoza

El obispo Abelardo Mata asegura que al igual que Anastasio Somoza, el presidente designado por el poder electoral, Daniel Ortega, teme perder el poder.

“Teme lo mismo que le sucedió a Somoza”, dice el religioso. ¿Y qué le pasó a Somoza, se le pregunta a Mata. “Perdió todo, todo el capital formado por la familia se vino a pique y aún más, hasta la seguridad personal que tenía y Somoza terminó despedazado de un bazucazo”, afirma el miembro del Episcopado, quien asegura además que Ortega se enriquece con el negocio de los combustibles.

Daniel Ortega gobierna Nicaragua desde el 2007 y en el actual periodo tiene a su esposa, Rosario Murillo, como su vicepresidenta.

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