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Paro nacional y moral política

La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia se ha retirado temporalmente de la mesa de negociaciones políticas en el Incae y llamó a un paro nacional de actividades, que debe ser el jueves de la presente semana.

La Alianza Cívica anunció que solo volverá a la mesa de negociaciones cuando todos los presos políticos sean excarcelados, previo a su liberación definitiva, en cumplimiento de los acuerdos bilaterales y el compromiso asumido por el mismo régimen.

Valoramos esta decisión de la Alianza no solo como un acto político, sino también como un ejemplar testimonio moral ante una dictadura que no da muestras claras y convincentes de tener realmente voluntad para alcanzar y cumplir acuerdos concretos, que permitan abrir el camino a la solución de la crisis sociopolítica nacional. Una solución que solo puede consistir en la restauración de la libertad, la democracia y el Estado de derecho en Nicaragua.

Daniel Ortega y Rosario Murillo han demostrado hasta ahora que no están dispuestos a ceder en nada que pueda poner en riesgo su continuidad personal, familiar y partidista en el poder. Pero aunque ellos no quieran aceptarlo, la única solución a la crisis consiste en que dejen el poder por mandato popular expresado en elecciones auténticas, adelantadas y supervisadas internacionalmente.

Ese es el único sentido que puede tener la negociación política, no la preservación del poder de Ortega y Murillo.

Ellos mismos están claros de que por la grave crisis interna y las fuertes presiones internacionales, no se pueden negar a la negociación política. Pero no les interesa alcanzar los acuerdos democráticos que necesita imperiosamente la nación, sino ganar tiempo mientras encuentran la fórmula que les permita alcanzar su propósito de perpetuarse a cualquier costo en el poder.

Seguramente que para muchas empresas de todos los tamaños que afrontan graves dificultades económicas, no les será fácil participar en el paro nacional. Pero este acto más que económico y político es moral, en solidaridad con los presos políticos y toda la gente que sufre bajo el yugo de la dictadura.

El maestro alemán de la política, Max Weber, enseñó que los actos de interés público deben estar llenos de convicciones. Y advirtió que quienes actúan de manera responsable, cuando sea necesario deben tener la capacidad de decir presente o hasta aquí llegamos. La Alianza Cívica no está gestionando los asuntos particulares de sus miembros sino los de toda la nación. De manera que merece la confianza y debe ser respaldada por toda la parte sana de la sociedad, incluyendo la empresa privada.

Tal vez Ortega crea que con trampas políticas podría salir del paso y engañar a la comunidad internacional. Pero la OEA le demostró ayer que está equivocado y en Nicaragua, el paro nacional le podría probar que a pesar de su enorme poder represivo no puede ni podrá hacer todo lo que quiera.

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