Después de sepultar la mesa de diálogo con la Alianza Cívica, que exigía profundas reformas para retornar a Nicaragua a la democracia, el dictador Daniel Ortega montará sus propias negociaciones con los partidos políticos minoritarios para impulsar en los próximos días un paquete de reformas electorales, confirmaron fuentes del Gobierno y de las organizaciones políticas a LA PRENSA.
Este es el siguiente paso de Ortega luego de que el nuncio apostólico, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, confirmó que el régimen notificó al Vaticano que dio por terminadas las negociaciones con la opositora Alianza Cívica (AC).
“Recibí una carta dirigida a la Santa Sede, no del presidente Ortega, pero de Minrex (Ministerio de Relaciones Exteriores) a firma del canciller (Denis Moncada) en la cual, entre otras cosas, se comunica que la mesa de negociación se culminó con la ausencia definitiva de la otra parte”, en este caso la Alianza Cívica, informó el nuncio Sommertag a LA PRENSA.
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El representante del Vaticano dijo que seguirán abogando porque se reanuden las negociaciones por cuanto consideran que es la única forma en que se solucione la crisis sociopolítica en Nicaragua.
No obstante, a quienes Ortega no ha formalizado el fin del diálogo es a los miembros de la AC, quienes habían emplazado a la delegación orteguista a que el 31 de julio pasado retomaran las conversaciones para lograr un acuerdo sobre la crisis sociopolítica.
Navarro confirmó que negociarán con partidos
Esta es la segunda ocasión que Ortega termina el diálogo con la AC sin lograr acuerdos que pongan fin a la crisis. Sin embargo el régimen ya mandó el mensaje de que montará otra negociación con los partidos políticos considerados colaboracionistas, con los que “discutirá” las propuestas de reformas electorales en la Asamblea Nacional.
Wilfredo Navarro, operador político y diputado orteguista, confirmó a un medio oficialista que “con quien vamos a negociar las reformas electorales, lo hemos dicho hasta la saciedad, es con los partidos políticos… No tenemos nada que negociar con la Alianza”.
Una fuente gubernamental confirmó a LA PRENSA que las reformas electorales estaban listas y que la próxima semana posiblemente llegarían a la Asamblea Nacional para comenzar su discusión y aprobación por los partidos ahí presentes.
De esta manera se concretaría lo que el mismo Ortega anunció el 19 de julio pasado, en el acto del 40 aniversario de la revolución, donde ofreció reformas electorales, pero con los partidos políticos, con algunos de los cuales ha pactado en el pasado.
César: ajustes se abordarán tras receso
Los partidos Conservador, Alianza por la República (Apre) y el Partido Liberal Independiente (PLI) se declararon listos para asistir a la convocatoria que haga el régimen para discutir su propuesta electoral.
Alfredo César, presidente del Partido Conservador (PC), afirmó a LA PRENSA que la próxima semana se van a abordar en la Asamblea las propuestas para realizar reformas electorales.
“No hemos recibido ninguna invitación formal, pero sí hemos sido notificados informalmente, que ahora que se reinstale la Asamblea Nacional, que debería de ser a partir de la próxima semana, porque ya terminó el receso parlamentario de medio año, se va a abordar el tema de las reformas electorales en la Asamblea Nacional”, dijo César.
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Según el directivo conservador, su partido ya ha presentado en otras ocasiones públicamente su proyecto de reformas electorales, pero no quieren formar parte de una comisión que las discuta si al frente de todo está el orteguista y presidente de la Asamblea, Gustavo Porras, quien está sancionado por Estados Unidos y Canadá por violación a los derechos humanos.
César evitó responder específicamente si ellos se sentarían en una mesa de negociación si la AC u otro sector adverso al régimen es excluido.
El directivo del Apre, Carlos Canales, dijo que hasta el momento el régimen no los ha invitado formalmente a platicar, pero ellos también están listos en caso de ser convocados.
Canales se limitó a decir que todos los sectores representativos de la sociedad deben estar incluidos en un tercer diálogo, pero se negó a responder si la Apre se sentaría en una mesa si no está la AC, a la vez que insistió en que son los partidos políticos los que deben discutir las reformas electorales.
“Habría que ver quién hace falta. Si alguien no está es porque no le interesa (solucionar los problemas del país)”, dijo Canales.
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Otro que alega que aún no han sido invitados oficialmente para discutir las reformas es el presidente y diputado por el PLI, Mario Asensio Flórez, quien indicó que también están listos con sus propuestas de reformas “desde hace mucho tiempo y siempre estamos listo al llamado”.
Actualmente ninguno de estos partidos mencionados anteriormente tienen poder de incidencia en la Asamblea Nacional, debido a que el orteguismo domina con setenta votos, de los 91, el poder legislativo, lo que permitiría que las reformas electorales se hagan a la medida del régimen.
Ortega buscaría pacto
El analista político y exdiplomático, José Luis Velásquez teme que lejos de que se logre una reforma electoral integral con los partidos tradicionales, Ortega estaría buscando otro pacto como los que se han tenido en las historia de Nicaragua.
“Esas reformas serán para dar algunas personerías jurídicas, hacer pacto para atraer partidos zancudos que se acepte participar en las elecciones con el mismo Consejo Supremo Electoral, así como darles prebendas. Eso aislaría más a la clase política y es caer su misma infamia”, dijo Velásquez.
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“Unas reformas electorales que excluyan las demandas de la Alianza Cívica lo que el Gobierno hará es otro pacto político de los tradicionales que hemos tenido en la historia de Nicaragua, donde solo sirven para los intereses de los caudillos, pero no resolverá la crisis, por el contrario la extiende llevando a un enfrentamiento mayor”, afirmó Velásquez.
Ortega siempre se opuso a reformas
Durante las negociaciones con la Alianza Cívica, el régimen de Daniel Ortega siempre puso obstáculo para abordar la agenda de reformas electorales, así como impulsar cambios institucionales en otros poderes del Estado, como el de Justicia.
En abril inclusive se esperaba un enviado del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la OEA para abordar estas reformas que devolvieran al pueblo nicaragüense su derecho a elegir libremente a las autoridades mediante elecciones adelantadas, justas y transparentes. Sin embargo, Ortega siempre bloqueó este punto de la agenda.
Entre los planteamientos que venía haciendo la Alianza está cambiar a los magistrados del Consejo Supremo Electoral, así como mejorar las reglas del proceso para despartidarzarlo. Esto implicaba garantizar que los comicios contaran siempre con observación internacional creíble.
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Una vez logradas las reformas electorales se convocarían a elecciones presidenciales que permitieran una transición pacífica en Nicaragua y por ende superar la crisis política.
(Colaboración de Emiliano Chamorro).