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Así es como Alba Generación distorsiona las facturas eléctricas de los nicaragüenses

El economista Javier Mejía Castro, del Centro Humboldt y miembro de la Asociación Renovables de Nicaragua, explica que Alba Generación tiene una participación importante en el mercado, con altos precios, pero debido a que no hay un proceso regulado, eso crea una distorsión en el sistema eléctrico.

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Detrás de los altos costos que cada mes deben soportar los nicaragüenses en las facturas eléctricas también está la empresa Alba Generación, asociada a testaferros de la familia de Daniel Ortega, y que domina el 46 por ciento de la demanda del país, con contratos de potencia sumamente onerosos que no se comparan con la región centroamericana, según confirma un estudio de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

Hasta el 2018, según datos recopilados por Funides, esta empresa tenía 310 megavatios, de los 1,600 megas que tiene de capacidad instalada el país, es decir el 19 por ciento del total, evidenciando el control que posee esta empresa en el área de la generación eléctrica.

Pero además el estudio indica que por esos 310 megavatios, a esta generadora se le paga por potencia entre 14,740 y 14,960 dólares por megavatio, mientras que en el resto de países estos precios son regulados y no superan los 12,000 dólares.

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“En Nicaragua, los precios por potencia son altamente atractivos para las generadoras térmicas. Se puede ilustrar la problemática con los casos de Albanisa y Alba Generación, a las cuales les fueron otorgados los precios por potencia más altos entre las generadoras térmicas” en Nicaragua, detalla Funides.

El estudio denominado “Mercado Eléctrico en Nicaragua. Diagnóstico y Recomendaciones” señala que en El Salvador el precio por potencia es de 7,800 dólares por megavatios y ese precio es revisado cada año, es decir que en Nicaragua se paga entre un 88 y 91 por ciento más que en el país vecino.

Por ejemplo en diciembre del 2018,  la empresa distribuidora Disnorte-Dissur le pagó a la empresa Albanisa 2.9 millones de dólares solo por potencia y a Alba Generación le pagó 1.6 millones de dólares. (Vea la imagen a continuación).

Motores de Albanisa solo están de reserva

Cabe destacar que muchas de esas plantas no están operando, solo están de respaldo al sistema eléctrico, siendo parte de una capacidad excesiva de reserva que tiene el país. Es decir, que aunque las plantas de Albanisa no estén inyectando electricidad al sistema nacional, recibe pago por solo tener ahí disponible la generación y eso luego se carga en la factura de los consumidores.

A esta generadora “se le sigue remunerando sin importar que no estén despachando energía, dado los términos de pago por potencia en sus contratos. Por ende, los usuarios pagan (en concepto de potencia) por una gran cantidad de energía que no consumen. Por ejemplo, las plantas Che Guevara no están operando debido a las sanciones aplicadas a Albanisa, pero aun así son remuneradas por este concepto”, detalla el informe de Funides.

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Pero pese a sus limitaciones  actuales, estas plantas de Alba Generación no están en el cronograma de retiro, según revela el Plan de Expansión de Generación Eléctrica 2019-2033, del Ministerio de Energías y Minas (MEM), disponible en su sitio electrónico. Las sanciones de Estados Unidos a Albanisa, dueña de esta generadora, han dificultado que la misma importe sus propios equipos y repuestos de las maquinarias, lo que daña la eficiencia en la misma, que de por sí ya tenían problema para ser eficientes.

“El Plan de expansión de referencia, incluye plantas de generación, que por sus años de operación o limitantes técnicas se han considerado para el retiro: planta las Brisas con 55 megavatios (retiro en 2018), planta Nicaragua de 100 megavatios (retiro en 2026), y las plantas Tipitapa con 50.9 megavatios, Corinto con 68.5 megavatios y Censa con 57 megavatios para el año 2027”, indica el documento gubernamental, sin mencionar las plantas de Albanisa.

Falta de regulación

El economista Javier Mejía Castro, del Centro Humboldt y miembro de la Asociación Renovables de Nicaragua, explica que Alba Generación tiene una participación importante en el mercado, con altos precios, pero debido a que no hay proceso regulado eso crea una distorsión en el sistema eléctrico.

“Todo este proceso debería de estar regulado, el problema de Nicaragua es que aquí no hay  una política energética que establezca un control tanto en tiempo de suscripción del contrato como en precio, entonces nos volvemos menos competitivos con respecto a la región”, dijo Mejía.

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Alba Generación surgió específicamente en el 2007, con el acuerdo entre Venezuela y Nicaragua, con esa alianza trajo las primeras plantas las Hugo Chávez, plantas de diesel ineficientes y que han distorsionado el mercado eléctrico en Nicaragua, impactando los altos precios que pagan los nicaragüenses en la tarifa.

Posteriormente en el 2009 amplió su inventario con una donación de treinta millones de dólares del Gobierno de Taiwán en plantas de energía térmica para el Estado de Nicaragua, que pasó directamente a ser propiedad de Alba Generación y se incorporó a los inventarios de las plantas Ché Guevara, también propiedad de Alba Generación.

Luego en el 2013 surgió el parque eólico Alba Vientos, siendo la única inversión que no opera bajo la razón social de Albanisa.

En 2014, Alba Generación adquirió otra deuda energética para instalar 140 megavatios de energía térmica y ahí surgió la planta MAN, la cual entró en operación en el 2018 para darle estabilidad al sistema.

Albanisa es una empresa desde donde allegados a la familia Ortega Murillo administraban varios negocios lucrativos con recursos provenientes de la Cooperación de Venezuela, la cual se manejó al margen del Presupuesto General de la República.

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