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A casi un año de las sanciones a DNP y Zanzíbar, ¿qué ha pasado con los precios de los combustibles?

Especialista explica que millones de dólares siguen sin llegar a los usuarios de combustibles. Estas son las estimaciones y la posible razón de por qué los nicaragüenses no logran un mayor alivio en este producto.

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Ha pasado casi un año desde que el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sancionó a la Distribuidora Nicaragüense de Petróleos (DNP) y su subsidiaria Inversiones Zanzíbar, sin embargo desde entonces los precios de los combustibles siguen manteniendo un sobreprecio, que ha privado a los nicaragüenses de un alivio equivalentes a los 31 millones de dólares, según estimaciones de César Arévalo, especialista en mercados de hidrocarburos.

“Las sanciones de los Estados Unidos a DNP y Zanzíbar no han causado que los precios de ventas bajen, ya que se mantiene un sobreprecio promedio de venta y eso lo deben de aclarar las petroleras a los nicaragüenses”, dijo Arévalo, quien cada semana analiza el comportamiento de los combustibles. El estimado del especialista abarca entre enero y octubre de este año, un lapso en que el precio del petróleo ha fluctuado por debajo de los 50 dólares.

Las empresas ligadas al régimen de Daniel Ortega fueron sancionadas el 12 de diciembre del año pasado, poco después de que ambas compañías impulsaran una carrera contra el tiempo para ocultar a través de una red de testaferros el negocio, cuyas estaciones siguen funcionando a lo largo y ancho del país. Otras permanecen cerradas sin explicación clara.

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A juicio de Arévalo, desde las sanciones a DNP y su subsidiaria hubo colusión de precios entre las otras petroleras que aún se mantienen en el mercado nacional, habiendo meses de mayor sobreprecio que otros, según sea la variación internacional. Entre mayor es la baja internacional, menor es el alivio en el mercado interno, pero las alzas se traspasan por completo a los consumidores.

“Entre enero y marzo el aumento (del sobreprecio) fue fuerte, luego en abril cae y el colmo es que en enero los precios internacionales bajaron y los precios de venta subieron (en Nicaragua), es una colusión total, luego vuelve a subir en septiembre y octubre, que son los meses de menor volumen de venta”, dijo.

Según su análisis los consumidores han pagado un sobreprecio de 0.12 centavos de dólar por galón de gasolina regular, 0.9 en súper y 0.14 en diesel, en comparación con el año pasado 2019. Esto, según Arévalo, ocasiona que los nicaragüenses dejen de recibir un alivio en su bolsillo por 31 millones de dólares y que están en las arcas de las petroleras.

“Como ha sido una práctica de las petroleras, la baja en el volumen de ventas la están compensando con sobreprecio, eso les permite cubrir gastos de operación y extraordinarios, afectando a los consumidores”, añadió. Arévalo basa su cálculo según la variación internacional del petróleo y derivados a nivel internacional, el consumo interno, los precios promedio oficiales, entre otros.

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Alivio internacional no llega

A eso se suma que este año con la pandemia que sacudió la economía mundial hubo un derrumbe en los precios del petróleo, pero en la práctica ese alivio no se trasladó al bolsillo de los nicaragüenses, lo que se siguen quejando del alto precio de los combustibles.

Arévalo explica que las petroleras pueden reducir el sobreprecio de venta “siempre que bajen más o suban menos que los cambios en los precios internacionales semanales de noviembre y diciembre 2020 de mayor volúmenes de venta”.

En los últimos 12 años el mercado de los combustibles terminados en Nicaragua ha sido objeto de la fijación de precios de manera arbitraria por empresas ligadas a la familia presidencial, lo que ha afectado el bolsillo de los nicaragüenses, asegura Arévalo. Esta práctica, sin embargo, aún se mantiene pese a que prácticamente el poder de los Ortega Murillo sobre el negocio se ha visto afectado por las sanciones.

Y pese a que Arévalo ha denunciado esta distorsión de mercado públicamente, hasta ahora ninguna de las petroleras que controlan el negocio han rendido sobre esa queja, que daña sustancialmente a los consumidores, abatidos por tres años de recesión.

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Se desconoce consumo, pero facturación cae

El temor de Arévalo es que las empresas petroleras continúen compensando la reducción del consumo interno de combustible con los sobreprecios.

No obstante, cabe mencionar que oficialmente el Banco Central de Nicaragua mantiene desactualizado el consumo de los carburantes hasta el 2019, donde se muestra que en ese año hubo ligera mejora en la demanda de gasolinas y diésel, pero aún por debajo de los niveles vistos en el 2017, antes de la crisis sociopolítica en el 2018.

En el caso del 2020, el único dato que se conoce es que Nicaragua había incrementado sus importaciones de crudo, al traer 3.18 millones de barriles hasta agosto y el año pasado para la misma fecha fueron 2.7 millones. Se desconoce, sin embargo, cuánto se ha traído de derivados, que representan la mitad del consumo nacional.

Lo único que se sabe es que la facturación por los derivados ha bajado, lo que puede estar en línea con los precios internacionales que también han descendido como consecuencia del impacto de la pandemia en la economía mundial.

Al respecto, según cifras del BCN, por gasolina súper se ha pagado 51.2 millones de dólares frente a  los 85.7 millones en el mismo lapso el año pasado. En cuanto a la regular  se había facturado 13.6 millones de dólares, menor a los 21.5 millones del año pasado. Igual sucedió con el diésel, por el que se ha pagado 67.7 millones de dólares, frente a los 157.6 millones en el 2019.

Arévalo manifestó que indudablemente la demanda de combustible este año se va a contraer, porque debido a la crisis los nicaragüenses se están movilizando menos.

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