Héctor A. Castillo
En mi carácter de ciudadano de un país diezmado —Honduras— por la corrupción, felicito a los nicaragüenses que por ese delito han mandado a prisión a Arnoldo Alemán.
Es necesario que los periodistas se mantengan firmes y apoyen al gobierno y su sistema judicial para impedir que los enemigos de la gran Patria de Rubén Darío logren su nefasto propósito de liberar al detestable reo.
Lo que está haciendo Nicaragua además de un precedente es un ejemplo para toda América Latina y el mundo entero.