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Jesús camino, verdad y vida

Sacerdote Católico Jesús Resucitado instruyó a sus discípulos para permanecer en oración y esperar la Promesa del Cielo. Nosotros, durante el Tiempo Pascual, también meditamos el misterio de Cristo Resucitado en el mundo. Durante varias semanas seguimos un itinerario espiritual para llegar a la celebración de Pentecostés. Primera semana: Los Testigos del Resucitado. Segunda semana: […]

Sacerdote Católico

Jesús Resucitado instruyó a sus discípulos para permanecer en oración y esperar la Promesa del Cielo. Nosotros, durante el Tiempo Pascual, también meditamos el misterio de Cristo Resucitado en el mundo.

Durante varias semanas seguimos un itinerario espiritual para llegar a la celebración de Pentecostés.

Primera semana: Los Testigos del Resucitado.

Segunda semana: Nacer de nuevo.

Tercera semana: El Pan vivo.

Cuarta semana: Cristo Luz del mundo.

Quinta semana: Permanecer en el Amor.

Sexta Semana: La obra del Espíritu.

Séptima semana: Gloria de Jesús.

Primera semana: Los Testigos del Resucitado. Son aquellos que se encuentran directamente con El, quienes palpan su presencia sobrenatural, pero real y quienes le reconocen como Señor y Dios.

Segunda semana: Nacer de nuevo. Es nacer de lo alto a una vida nueva que se da por un cambio de mentalidad, sensibilidad y visión del mundo: Por Jesucristo ahora la vida tiene sentido.

Tercera semana: El Pan vivo. Jesús es este Pan al cual nos debemos acercar, en quien debemos confiar, de quien nos debemos alimentar. A El lo encontramos Vivo y Actuante en la Eucaristía.

Cuarta semana: Cristo Luz del mundo. Todo aquel que sigue esa luz camina en claridad, así como lo hace el Buen Pastor que entra por la puerta del Corazón de Cristo, asume sus sentimientos y es capaz de cuidar y dar la vida por sus ovejas. Por el contrario, quien entra al redil por el portillo, es un ladrón, bandido, saqueador de las ovejas, aprovechado y sinvergüenza.

En el Evangelio de hoy (Juan 14, 1-12), aparece una pregunta del apóstol Tomás y una demanda del apóstol Felipe. Ante la promesa de Jesús que parte de este mundo para construirnos un lugar en la casa del Padre, surge una sincera y desafiante interpelación de Tomás: “Señor no sabemos adonde vas, cómo podemos saber el camino?. Y Jesús le responde: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.

Ante el futuro incierto que nos presenta la vida, muchos nos proponen senderos diferentes de realización personal y felicidad. A veces se presentan como profetas de nuestro destino definitivo y terminan desilusionándonos. En numerosas ocasiones caminamos buscando un puerto seguro y no lo encontramos porque confundimos los horizontes de nuestra existencia. Nos dejamos engañar con espejismos y cantos de sirena que salen de la boca embaucadora de quienes quisieran sustituir el lugar de Cristo y solamente son viles oportunistas que no reconocen la finitud de este mundo ni que hemos sido creados para amar.

Sólo Jesús se mantiene firme en esta propuesta: El es el Camino de la autenticidad, la transparencia, la fidelidad a Dios y al hermano, la libertad de espíritu y de palabra que nos manifiesta una vida independiente de la fatalidad del destino y del dictamen supersticioso de los astros. Una vida llevada por la mano amorosa de Dios, pero construida por las decisiones que tomamos en nuestra historia personal, una vida valiente que no se deja amedrentar por las presiones ni las tentaciones del mal.

La demanda de Felipe: “Muéstranos al Padre” manifiesta la incomprensión de los apóstoles ante el mensaje del Señor. Jesucristo no tiene que mostrarnos al Padre. Bien lo ha dicho el apóstol Juan: “A Dios no lo ha visto nadie”. Jesús nos revela en su propia persona el rostro amoroso de Dios. Quien ve a Jesús ve al Padre. Jesús, como Camino que nos conduce al Padre quiere expresar que solamente en El, se muestra de manera clara la oportunidad que tenemos los seres humanos de relacionarnos genuinamente con Dios, sin sombras, distractores, ni rodeos.

Religión y Fe

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