Dra. Karmen Jiménez Guido [email protected]
No sé qué quieren algunos colaboradores de LA PRENSA cuando sin ninguna base lógica hablan de los obispos nicaragüenses. ¿Quieren a lo mejor que agarren con sus manos a Alemán por el cuello hasta estrangularlo para que se puedan convencer que no están a favor de los corruptos? La Iglesia es madre y una madre quiere a todos sus hijos por igual sin preferir a uno porque es bueno o enconarse contra otro porque es malo. Pregúntenle a alguna madre que tiene un hijo drogadicto, borracho y ladrón si quiere verlo en la cárcel. Lo que quiere es que se corrija.
Pero no es este el punto; se pregunta el señor Douglas Carcache en su artículo que publicó el lunes 12 de agosto, si algunos obispos dudan; yo pienso que sí, pero dudan de la sinceridad de estos movimientos pues no me van a decir que para Bolaños es una novedad que Arnoldo robara después que pasó 5 años a su lado disfrutando también de los bienes de la corrupción. Para el Presidente es todo legal pero sus viajes, comilonas, megasalario y megapensión son los frutos legales de la corrupción pasada y que él bendice. A qué tanta comedia, entonces, cuando en televisión aparece muerto de tristeza porque apenas ha “descubierto” las pruebas de la corrupción de Arnoldo.
Pienso que con sólo meter en la cárcel a Alemán no se va a solucionar el problema de los pobres que son la bandera de todos pero el esfuerzo de ninguno. Cuando acaben con los robos en los hospitales, cuando la Policía sea eficiente para contrarrestar la delincuencia, cuando solucionen el problema del transporte, cuando haya un equilibrio entre la calidad y lo que cuestan los servicios básicos y podría seguir interminablemente, entonces “todos” los nicaragüenses vamos a “creer”. No soy liberal, ni arnoldista, ni sandinista, ni nada que tenga que ver con política, pero tampoco soy ciega. Dejen en paz a los obispos, que son los únicos que ven con claridad. ¡Nada personal!