Un día después que el régimen de Daniel Ortega exhibió fotografías de monseñor Rolando Álvarez a través de sus medios de comunicación oficiales, tras 43 días de injusto e ilegal confinamiento y sin saber noticias de su estado de salud, el influyente periódico estadounidense The Washington Post dedicó un editorial al jerarca católico, titulado “No olviden la valiente defensa de los derechos humanos de este obispo nicaragüense”.
El artículo compara el encierro de monseñor Rolando Álvarez con el que sufrió el cardenal József Mindszenty, quien fue fuertemente perseguido por el estado comunista húngaro por denunciar los atropellos cometidos contra civiles y religiosos a principios de la Guerra Fría.
“La historia registra muchos casos en los que los líderes religiosos, incluidos los de la Iglesia católica romana, han resistido los abusos de la autoridad temporal y han sido perseguidos por ello”, señala el editorial.
“Desde que la Hungría comunista torturó y encarceló al cardenal József Mindszenty nunca una dictadura había derribado a un solo clérigo con algo parecido a la ferocidad con la que Ortega está atacando al obispo Álvarez”, indica.
The Washington Post destaca que la persecución del régimen contra monseñor Álvarez comenzó cuando este se opuso a “proyectos mineros ecológicamente destructivos y a las violaciones de los derechos humanos del gobierno en general”.
Monseñor Álvarez rechazó el trato de liberación
Recalca que en febrero, 222 disidentes políticos que habían estado en prisión o arresto domiciliario en Nicaragua llegaron a Estados Unidos desterrados.
Un opositor al régimen de Daniel Ortega rechazó el trato: Rolando Álvarez, el obispo de Matagalpa, de 56 años, que había estado bajo arresto domiciliario desde agosto.
El gobierno prontamente lo declaró culpable de traición y lo sentenció a 26 años de cárcel. También fue despojado de su ciudadanía nicaragüense.
“La persecución del obispo Álvarez es parte de una campaña sistemática de represión contra la Iglesia nicaragüense, cuyos líderes han tratado muchas veces de proteger a los activistas prodemocracia y mediar entre ellos y el régimen de Ortega”, expresa el medio estadounidense.
Más de 50 religiosos han huido del país
El prestigioso diario estadounidense se refiere a que al menos unos “50 líderes religiosos han huido del país desde las protestas en todo el país y la represión del gobierno”, incluidas dos congregaciones de monjas.
“La represión de la Iglesia es parte de los esfuerzos del régimen para aplastar a las organizaciones seculares de la sociedad civil, incluidas 40 cerradas desde diciembre, según un informe de las Naciones Unidas del 3 de marzo“, indica y recuerda que ese mismo informe, del secretario general adjunto para los Derechos Humanos, Ilze Brands Kehris, acusa a Nicaragua de otras “graves violaciones de los derechos humanos”, incluida la detención de 37 presos políticos y el despojo sumarísimo de la nacionalidad y los bienes de 94 “traidores a la patria”.
La postura del papa Francisco
No obstante, para The Washington Post un resultado positivo del encarcelamiento del obispo Álvarez fue la postura del papa Francisco, quien se había limitado a hablar con franqueza sobre el régimen de Ortega, incluso después de que el embajador del Vaticano fue expulsado.
“Después de que Ortega se refirió al Vaticano como una mafia y encarceló al obispo Álvarez, el santo padre criticó a Managua como una dictadura comunista en 1917 o hitleriana en 1935”.
A partir de entonces, el régimen suspendió las relaciones diplomáticas con el Vaticano, que el 18 de marzo cerró su embajada en Managua.
“Aunque es una mejora sobre el apaciguamiento, la postura de confrontación del papa no es necesariamente más probable que produzca un cambio en Managua, donde el régimen sigue disfrutando del respaldo de su propia Policía y Ejército, así como de Cuba, Venezuela y Rusia”, detalla.
Señala que “sin duda, la liberación de prisioneros en febrero probablemente mostró que la presión económica de EE.UU. estaba teniendo algún efecto, pero no está claro qué medidas más fuertes obtengan más resultados sin infligir daños colaterales a la segunda población más pobre del hemisferio occidental”.