Para informar a los consumidores y a la vez para cumplir con las leyes, las comidas preparadas y empaquetadas vienen etiquetadas, informando sobre el número de calorías, los gramos de carbohidratos, de proteína, de grasa total, de grasas saturadas, y del contenido de las vitaminas y minerales existentes en una porción del producto.
Hoy en día, junto con aquella información, las etiquetas deben indicar también sobre los gramos de grasas tipos trans. En términos de composición química, todas las grasas, tanto de origen animal como vegetal, están formadas por carbono, hidrógeno y un poco de oxígeno. Normalmente en la naturaleza, los hidrógenos están puestos en un solo lado de los átomos de carbono, que se refiere como cis. Pero al preparar las comidas que contienen grasas, muchas veces las técnicas que se usan en la industria de las comidas preparadas resultan en cambios en la posición de los hidrógenos, forzando algunos de ellos a una posición en el lado opuesto del carbono, resultando en la formación que se refiere como trans.
Quizás esto no le suena como el fin del mundo, pero en los últimos diez años, ha sido mostrado en estudios múltiples y bien conducidos y controlados que las grasas trans contribuyen con las enfermedades cardiovasculares que nos quitan años de bienestar y de vida. Por lo tanto, la recomendación a los/las consumidores es que lean las etiquetas y traten de minimizar o evitar el consumo de productos con las grasas trans. Eso, en combinación con el ejercicio y una dieta sana, ayudaría a mantener su salud.