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¡Aló! ¡Aló!… Aquí “Tuzo” Portugués

…Con una lejanía de 53 años    Solitario, en su motocicleta, el boxeador costarricense Jesús “Tuzo” Portuguez llegó a Managua en 1947, por varios años barrió con todos sus oponentes y se robó el cariño de los nicaragüenses  En su casita del barrio Los Sauces, en la fresca San José de Costa Rica, vive el […]

…Con una lejanía de 53 años









 

 Solitario, en su motocicleta, el boxeador costarricense Jesús “Tuzo” Portuguez llegó a Managua en 1947, por varios años barrió con todos sus oponentes y se robó el cariño de los nicaragüenses

 En su casita del barrio Los Sauces, en la fresca San José de Costa Rica, vive el campeón.

 Le gusta reunirse con sus amigos, conversar, cocinar para ellos y escuchar música clásica.

“Tuzo” Portugués

MARIO FULVIO ESPINOSA


La voz es inconfundible, casi sin matices, carrasposa… En algo tiene que haber cambiado con el tiempo, porque tengo 53 años de no oírla. Además, cuando la escuché en 1947 “Tuzo” Portugués ni siquiera hablaba conmigo sino con otros cipotes que le rodeábamos alrededor de su flamante moto Harley Davidson en la que había llegado a Nicaragua ese año.

Quizás ahora esa voz arrastra un poco más las palabras y elabora con más calma las frases… Los años no perdonan ni a los campeones y “Tuzo” Portugués no es la excepción. Pero hay algo que no decrece, su entusiasmo por la vida y el ánimo de entregarse en cuerpo y alma –como en sus tiempos de campeón centroamericano- a cualquier tarea altruista.

“No se imagina qué emoción me da escuchar una voz nicaragüense”, dice. Yo siento a Nicaragua como mi segunda patria y guardo como un tesoro esos recuerdos. Hace 30 años volví allá en mi moto, pero después la vida y las circunstancias me desligaron físicamente de los nicas, pero no espiritualmente.

LA PRENSA.– ¿Sabía usted que aquí han florecido recuerdos alrededor de su persona, y que existe la intención de traerlo a Nicaragua?

“TUZO” PORTUGUÉS.- No sabía, y eso me causa una gran alegría. Yo comencé en Nicaragua a conocer la gloria del éxito, pero también a conocer lo que es la amistad y el cariño… Recuerdo a los amigos de mi pacotilla a los que yo llamaba “mis espías” porque me ponían al tanto del peso, cualidades y secretos de mis contrincantes… Recuerdo a los Morales de San Sebastián y tengo muchos recortes y fotos sobre los años que viví allá… Claro que me gustaría llegar para cambiar impresiones, para revivir momentos y para servir de algo, siquiera con consejos de viejo, a los deportistas y pueblo nicaragüense.

LP.- Cuando usted llegó a Nicaragua por primera vez, en 1947, lo hizo en su moto Harley Davidson, que me han dicho que todavía conserva. ¿Piensa venirse en ese vehículo?

T.P.- No podrá ser así porque acabo de venderla. Se enamoró de ella un señor alemán que se me pegó como garrapata para que se la vendiera porque quería llevarla a un museo de Berlín. La vendí ayer después de pensarlo bien. Pesaron para mi decisión muchos elementos, por una parte lo intenso y peligroso del tráfico aquí en San José… Otra cosa, que ya con mis años es más conveniente andar a pie por razones de ejercicio y salud, así que me decidí y me siento orgulloso de que mi vieja motocicleta se exhiba en Alemania.

LP.- Después de las glorias boxísticas que usted dio a Costa Rica, ¿cómo anda el boxeo por allá?

T.P.- Me duele, pero ha caído un poquito. En cambio en Nicaragua ha habido empuje, han tenido campeones notables como Alexis Argüello que es una gloria para ustedes, nosotros y todos los latinoamericanos. Recuerdo que en cierta ocasión yo le brindé una cena a Alexis aquí en mi casa y estuvimos muy contentos, porque viera que agradable es reunir a cuarenta o sesenta amigos y dialogar con ellos… Eso hago yo, y cuando no alcanzan en mi casa pues nos vamos para un lugar más grande.

Ahora, que cuando hace falta un pretexto para reunirnos pues celebro mi cumpleaños, ya hasta perdí la fecha de mi nacimiento y cumplo años cuando se me antoja.

Mi vida transcurre feliz al lado de mi familia, como siempre me gusta andar muy bien vestido, muy galán, soy libre, no pago impuestos, tengo tres casitas que alquilo y me dan una rentita, y claro soy más formal que antes, más calmado y no le debo ni un cinco a nadie.

LP.- ¿Es cierto que cuando vivió en Nicaragua entró en contradicciones con Tacho y Tachito Somoza?

T.P.- Sí, porque ellos querían verme derrotado a toda costa. Hubo sus roces pero al final creo que terminaron siendo mis amigos. Fue una etapa en que mi imprudencia me hizo menospreciar injustamente a mis rivales. A veces combatí teniendo únicamente referencias vagas de mis contrincantes, y me salvaba el aguante y el empuje casi suicida que tenía. En mis campañas traté de ser mi propio manejador, mi propio apoderado, mi propio entrenador, y eso no es conveniente y quizás por eso –por mi orgullo e individualismo- no pude pelear por el cetro mundial de los welter, pero siempre dejé en alto el pundonor y el nombre de Centroamérica. Perdí pocos combates, pero gané a la redonda el cariño de ticos y nicas.

LP.- ¿Y qué me cuenta de “Tucito”, su hijito nicaragüense?

T.P.- Dios que es tan bueno acaba de salvar la vida de Jesús Alberto “Tucito”, de una leucemia, actualmente está en Estados Unidos sometido a recuperación. Mis otros hijos bien, son ejemplares, mi esposa feliz a mi lado.

LP.- Como se preparaba para sus peleas así tiene que prepararse para su viaje a Nicaragua, porque aquí la crónica deportiva le tiene aprecio y está dispuesta a interrogarlo por todos los flancos.

T.P.- ¡Magnífico! Haría cualquier cosa por el bien de Nicaragua. Cooperar, quizá no con dinero, pues mi vida es modesta, pero sí con mi experiencia. Tengo muy buenas ideas y el intercambio de las mismas es muy importante, estoy cien por ciento dispuesto a viajar a mi segunda patria pero para servir en algo.


Regresa “Tuzo” Portugués

* Nuestra juventud tendrá la oportunidad de conversar con un gran campeón de boxeo,
y también recibir sus sabios consejos

Jesús “Tuzo” Portugués, el notable pugilista costarricense que hizo historia en Nicaragua entre los años 1947 y 1954, conquistando el título centroamericano de los pesos welter, llegará próximamente a Nicaragua para rememorar esos viejos tiempos, revitalizar su espíritu y ponerse a la orden de los miembros de nuestra crónica deportiva.

El propósito de traer a Tuzo a Nicaragua –que él considera su segunda patria–, tuvo su origen el dos de mayo pasado cuando en la sección “Cosas veredes Sancho amigo” que escribe el licenciado Mario Fulvio Espinosa en el suplemento MOSAICO de LA PRENSA, apareció una semblanza del recordado boxeador costarricense, quien llegó a Nicaragua en 1947 para eslabonar desde aquí una cadena de triunfos que posteriormente le dieron el crédito para realizar una campaña meritoria por varios países del mundo tratando de conquistar el cetro mundial de los pesos welter.

Aunque por diversas circunstancias no logró su cometido, fue no obstante el campeón indiscutido de Costa Rica, Nicaragua, Centroamérica y el Caribe, además de convertirse en una leyenda para la fanaticada boxística tico-nica.

La semblanza sobre Portugués originó comentarios de valiosos elementos de nuestra crónica deportiva, entre ellos el ingeniero Bayardo Cuadra y Tito Rondón que en sus programas recordaron las hazañas de Tuzo, preguntándose entre otras cosas el actual paradero del recordado atleta.

También se hicieron estas mismas preguntas numerosas personas que en la década de los cincuenta siguieron paso a paso la carrera fulgurante de Portugués, quien tuvo que enfrentarse no sólo a boxeadores nacionales y extranjeros sino al capricho del entonces coronel Anastasio “Tachito” Somoza Debayle, que se convirtió en promotor, protector y entrenador de púgiles foráneos que él traía bajo la condición que derrotaran a “Tuzo”.

A las interrogantes de los cronistas y admiradores de Portugués dieron respuesta el honorable señor embajador de Costa Rica en Nicaragua, doctor Edgard Ugalde, y el licenciado Luis Fernando Villalobos, secretario de esa delegación diplomática, quienes afirmaron que “Tuzo” reside en San José, y que en vista del aprecio que le tienen los nicaragüenses estaban dispuestos a traerlo a Nicaragua para que recuerde viejos tiempos y hable ante la crónica deportiva nacional.

Pero ocurre que “Tuzo” leyó en Costa Rica la crónica de LA PRENSA y vivamente emocionado escribió, con fecha 15 de mayo, una carta al periodista Espinosa en la cual le adjunta el libro “Tuzo, memorias de un campeón”, escrito por el doctor Hermes Valenciano Soto, su amigo personal.

Como una noticia agradable para los veteranos fanáticos del box, reproducimos la carta de Tuzo, reservándonos el comentario que nos merece el libro y que daremos a conocer en su oportunidad

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