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“No sería un traje, sino un disfraz”

La Constituyente de Arnoldo Alemán    Nicaragua ha tenido 13 Constituciones nuevas y diez reformas que resultan en prolongaciones de poder y posiciones prebendarias Cada Constitución Política en el país ha durado menos de nueve años en vigencia “En este momento una Constituyente sería un disfraz que escondería privilegios a un sector”, valora experto constitucional HUMBERTO MEZA […]

La Constituyente de Arnoldo Alemán









 

 Nicaragua ha tenido 13 Constituciones nuevas y diez reformas que resultan en prolongaciones de poder y posiciones prebendarias

 Cada Constitución Política en el país ha durado menos de nueve años en vigencia

 “En este momento una Constituyente sería un disfraz que escondería privilegios a un sector”, valora experto constitucional

HUMBERTO MEZA


En 178 años de historia, la República de Nicaragua no se ha adaptado dócilmente a las Constituciones.

Desde la primera Asamblea Nacional Constituyente en 1826, los gobernantes han permitido a las instituciones apenas una permanencia máxima de nueve años a cada Constitución Política, alternando los cambios políticos con expresiones de seguimiento en el poder y actitudes prebendarias.

El planteamiento insistente del Presidente Arnoldo Alemán –aún después de concluida la reunión del Grupo Consultivo– de convocar a una nueva Asamblea Nacional Constituyente, no sólo revela los desacuerdos con la comunidad donante alrededor del tema, sino además un menosprecio a las elecciones presidenciales del próximo año, a la luz de valoraciones de algunos analistas políticos sobre el tema.

Recientemente, el jurista Alejandro Serrano calificó la propuesta del mandatario como una señal del gobierno, para desacreditar la voluntad del ciudadano que en el 2001 elegiría un nuevo presidente.

“Es de hecho una idea que pone en riesgo el juego electoral, inclusive a la luz del sistema para la selección de candidatos a participar en las elecciones municipales, que actualmente estamos viendo”, reveló.

Para algunos teóricos sin embargo, el análisis toma mayor valor desde las perspectiva histórica, la que revela que las Asambleas Constituyentes son instaladas en períodos cercanos al relevo de gobierno, consiguiendo incluso la permanencia de un presidente en el poder por 12 años más y desestabilizando los procesos electorales.

De acuerdo a la recopilación bibliográfica del teólogo e historiador Antonio Esgueva, desde 1838 el país ha tenido 13 Constituciones distintas, pero de las cuales sólo cuatro son consideradas “Constituciones tipo”, o sea, leyes que forman un Estado verdaderamente distinto al otro.

Según un reciente debate público, el analista Arturo Cruz Sequeira consideró que la historia latinoamericana ha determinado que las “buenas administraciones” dependían básicamente de una ajustada Constitución, situación que heredó no solamente el síndrome político de “constituyentitis”, sino además una cultura de caudillos que afectan las instituciones

Estas interpretaciones son incluso compartidas por el jurista constitucionalista Cairo Manuel López, al considerar que la redacción de una nueva Constitución, de acuerdo a la conveniencia de Alemán, escondería privilegios para un sector determinado.

“Citando a un autor alemán de Derecho Constitucional, no sería un traje a la medida, sino más bien un disfraz para esconder esos privilegios”, indicó.


¿Cómo se forma una Constituyente?

* La Asamblea Nacional Constituyente es una institución electa directamente por el pueblo para redactar una nueva Constitución, disolviendo todos los Poderes del Estado (Asamblea Nacional, Poder Ejecutivo y Corte Suprema de Justicia) y sus respectivas instituciones.

* Es formada por un indeterminado número de notables, con amplias facultades para ordenar otro sistema y un nuevo Estado.

* Según la Constitución vigente, la iniciativa de elegir una Constituyente es presentada por la mitad más uno de los diputados, y aprobada por dos tercios del Parlamento. Una vez convocada, el Consejo Supremo Electoral ordenará la elección, similar a la de cualquier otro comicio.

* La Asamblea Nacional deberá definir su período de duración y la cantidad de diputados “constituyentistas” a elegir, para luego disolverse.


Jurista Cairo Manuel López
“Quieren crear una Constitución que nadie obedezca”

Según la interpretación jurídica de Cairo Manuel López, ex presidente de la Asamblea Nacional y experto constitucionalista, el contexto en el que Alemán plantea la formación de una Constituyente, no sólo arriesga el proceso electoral, sino además el seguimiento ordenado del proceso democrático.

“Estamos frente a lo que algunos autores de Derecho Constitucional llaman «Constituciones semánticas», es decir, que en lugar de ser una Constitución que sea cumplida, es una en la que ni los gobernantes ni gobernados sienten voluntad a respetarla y más bien tratan de evadirla por cualquier expediente jurídico”, señala.

LP: Pero el planteamiento del presidente es formulado a pocos meses que el país entre en procesos electorales. ¿Qué incidencia concreta observaría en estas elecciones?

CML: Esto empañaría un poco los dos procesos electorales. Me parece que asistiendo a cierto deterioro de imagen a gobiernos de América Latina, como las presiones que empiezan a realizarse sobre (Alberto) Fujimori en Perú o (Hugo) Chávez en Venezuela; veo poco probable que tenga éxito la iniciativa del Presidente Alemán, aún más cuando la comunidad internacional ha sido sumamente clara y fuerte en cuanto a las exigencias por gobernabilidad, y no creo que una Constituyente en las actuales circunstancias contribuya a eso.

LP: ¿A qué estarían conduciendo entonces unas elecciones, en las que además el país elija a diputados que redacten otra Constitución?

CML: Citar a una Constituyente, a la vez que se eligen autoridades nacionales, podría incidir en el desaliento de la gente en ver que la democracia y las elecciones conducen más bien a un juego de intereses de parte de los sectores que ostentan el poder, y que las Constituciones, en lugar de respetarse y darles cumplimiento, se juega con ellas como un traje a la medida del gobernante.

LP: ¿Cómo quedaría ese traje?

CML: Este traje para el gobierno constituiría, como señala un autor alemán de Derecho Constitucional, un disfraz más que un traje, porque en lugar de ser una Constitución que beneficie el proceso democrático, más bien escondería a la larga, un juego de privilegios de interés a favor de grupos y sectores.


Historia de las Constituyentes

Los conflictos de 1820, entre los Estados de Centroamérica contra el Gobierno Federal, y las ciudades de León y Granada en Nicaragua por la anexión a México, concluyeron con la promulgación de la Primera Constitución Política, como una República independiente

La Constitución de 1838, de marcado corte liberal, se redactó por una Asamblea Constituyente que derogaba la Constitución de 1826, promulgada al declararse la independencia de Centroamérica al poderío español.

Con el advenimiento de la anarquía en el año 1848 se intentó reformar la Constitución nueva, pero la Asamblea Constituyente se disolvió por presiones militares, sin que la nueva Carta Magna se promulgara.

En 1854 se hizo un nuevo intento, a instancias de Fruto Chamorro, pero tampoco pudo promulgarse debido a los conflictos entre democráticos y legitimistas que desembocaron en una guerra civil.

Dos años después, ambos partidos lograron un acercamiento redactando la Constitución de 1858 –la que más ha durado–, que fue derogada por el general José Santos Zelaya en 1893, al promulgar la conocida “Libérrima”, derogada en 1905 por una sublevación interna de su partido, para crear “La Autocrática” que en realidad no tenía mayor novedad.

En abril de 1911, bajo la presidencia de Juan José Estrada, el país conoce una nueva Constitución llamada “non nata”, porque jamás se promulgó debido a que el mandatario disolvió la Asamblea. En 1913 una Asamblea Constituyente redactó otra nueva Carta Magna que apenas quedó en proyecto.

Años más tarde, el golpe de Estado por Emiliano Chamorro (El Lomazo) desembocó en una “Guerra Constitucionalista”, hasta que Anastasio Somoza García asumió el poder.

Con la dinastía de los Somoza se redactaron otras tres Constituciones, acompañadas de pactos entre conservadores y liberales, que precedieron a la Constitución de 1974. Con el triunfo de la Revolución Sandinista, esta Constitución se eliminó por un Estatuto Fundamental que perduró hasta 1987, al redactarse otra Constitución.

En 1995, ésta sufrió reformas profundas bajo la administración de Violeta Barrios de Chamorro, enmarcada en un nuevo proceso democrático, pero que enero de 2000 estuvo afectada por otra contrarreforma, negociada entre liberales y sandinistas.


Las lesiones de la contrarreforma 2000

Pedro Solórzano
Candidato conservador a la Alcaldía de Managua. Fue el mayor afectado de las reformas liberosandinistas a la Constitución, al establecer mediante mecanismos inusuales, nuevas restricciones para los ciudadanos que habitaban fuera del perímetro de la capital. Esa misma semana INETER redactó una nueva división administrativa de la ciudad, dejándolo fuera de Managua y del proceso electoral de la misma.

Carlos Guadamuz
Uno de los principales opositores a la reforma constitucional, cuyos disgustos conllevaron a su expulsión definitiva del FSLN. Postuló su candidatura en el partido Camino Cristiano, en tanto el partido consiguió reactivar un juicio en su contra, cuyo fallo podría dejarlo fuera del proceso electoral

José Antonio Alvarado
Secretario general del PLC (partido gobernante). Renunció a seguir formando parte del gobierno, al conocer que el Ministerio de Gobernación anuló su recuperación de nacionalidad nicaragüense. Si bien la contrarreforma del 2000 protege su condición de nicaragüense, el partido podría aplicarle inhibiciones si el problema no se resuelve antes de iniciar el proceso electoral. Es el mayor crítico a la convocatoria de una Constituyente

Mónica Baltodano
Diputada sandinista. Quedó fuera del juego electoral, cuando un nuevo reglamento interno de su partido (FSLN) prohibió la postulación a los militantes que cuestionaban las reformas constitucionales, negociadas con los liberales. Fue la mayor crítica de estas reformas en el momento que se aprobaban en la Asamblea Nacional

Política

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