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Las Minas requieren una ofensiva integral

Nada Personal









 

Douglas Carcache


Además de tropas del Ejército para perseguir a las bandas de delincuentes, en el Triángulo Minero (Siuna, Rosita y Bonanza) se necesita inversión económica estable, porque la delincuencia se fortalece con la pobreza.

La Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) ha sido un reducto favorable para los delincuentes, ahora ligados al narcotráfico internacional, porque la pobreza se enraizó allí desde hace más de una década.

El último mapa de la pobreza indica que Prinzapolka es el municipio más pobre del país, con 92.56 por ciento de miseria. Prinzapolka está muy cerca de Las Minas y posee maderas preciosas que son extraídas por empresarios de Managua o extranjeros, pero sus habitantes son cada vez más pobres.

El llamado Triángulo Minero posee oro en su suelo, pero ese recurso de ninguna manera ha revertido el empobrecimiento de sus pobladores en las últimas dos décadas.

En Bonanza una empresa canadiense sacaba oro hasta hace poco y apenas una parte de la población se benefició con empleo, pero la compañía cerró y la pobreza siguió creciendo, porque hasta la municipalidad tiene dificultades para obtener, del gobierno regional, el dinero que le corresponde por el impuesto a las exportaciones.

La presencia del Estado es casi nula. Si bien las autoridades inauguran plantas telefónicas y sistemas de alumbrado eléctrico, hay una población campesina mayoritaria que carece de recursos para trabajar en la agricultura o la ganadería, donde podrían obtener un sustento permanente.

Quizás por eso los rearmados que se identifican como Frente Unido Andrés Castro (FUAC) consiguen el apoyo de campesinos y güiriseros (buscadores de oro), según confirmó el jefe regional del Ejército, teniente coronel Elías Largaespada, quien estima que una dificultad para enfrentar a las bandas es la actitud de la población, que en ocasiones los ayuda.

A veces, funcionarios del gobierno hablan de grandes inversiones extranjeras que hacen crecer la economía y sin duda se refieren a extracciones de recursos naturales, como el oro en Bonanza o la madera en Rosita, donde le habían concedido más 60 mil hectáreas de bosque a una empresa coreana, incluso afectando áreas protegidas.

Dicen que dejan como beneficio el empleo y los aportes al producto interno del país. El empleo lo percibe de forma temporal un sector de la población urbana, pero los efectos del crecimiento de la economía nacional todavía son una ilusión para los demás, que ven salir la madera y cuando ésta se agota, también miran irse a la compañía dejando nuevos problemas, como deforestación y contaminación de aguas.

Con tanta inestabilidad laboral y el empobrecimiento que crece, parece comprensible que las bandas de delincuentes lleguen a ser una “alternativa fatal”, para gente abandonada como los campesinos y güiriseros de Las Minas

Editorial
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