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Popol Vuh y religión

La población nicaragüense lleva en su sangre un profundo sentimiento religioso, muchas veces me he preguntado de dónde proviene, cómo logra mantenerse.

Es impresionante observar a miles de personas de diferentes estratos sociales que recorren grandes distancias para visitar diferentes santuarios y venerar imágenes que les han concedido favores. Esta actitud es una muestra de fe y agradecimiento, no importa cuán lejos se encuentra la imagen ni las dificultades que pueda enfrentar.

Esta fe me hace recordar a nuestros aborígenes adorando a sus dioses, por ello pienso que la religiosidad del Popol Vuh se ve reflejada en los nicaragüenses a través de la práctica de venerar imágenes.

Esta afirmación me conduce a tratar las prácticas religiosas que sobresalen en el Popol Vuh, las modificaciones que sufrieron a la llegada de los españoles y la adaptación a nuevos ritos mezclados con sus viejas costumbres.

El Popol Vuh es una obra de alto contenido religioso. En la tercera parte, específicamente en el capítulo X, se hace alusión a los sacrificios que ofrecían al dios Tohil.

Nuestra identidad religiosa está presente en el Popol Vuh, allí están mis raíces, si bien es cierto que la obra no es nicaragüense, sí nos vemos identificados, ya que nuestro territorio es parte de Mesoamérica y por consiguiente fuimos sujetos también al dominio español.

Pablo Antonio Cuadra en “El Nicaragüense” afirma que nuestra cultura religiosa está todavía profundamente influida por el comienzo de nuestra fe: un comienzo de una evangelización muy singular.

De hecho nuestra religión es una mezcla de dos culturas donde aprendimos a venerar imágenes producto de la adaptación a los cánones cristianos. Ahora no se hacen sacrificios sanguinarios ante dioses de piedra o fenómenos naturales, pero sí conservamos la práctica de quemar incienso, candelas, participamos en romerías, lo cual proviene de la herencia fusionada de la religión indígena-española.

El Popol Vuh es una obra que data del siglo XVII, en él se narra la vida de los aborígenes guatemaltecos, sus creencias, miedos, aspiraciones y alegrías, pero principalmente se evidencia el espíritu religioso mediante el cual obtiene la tranquilidad de su alma y acepta los designios de su dioses, al igual que los nicaragüenses admitimos la voluntad de Dios personificado en imágenes.

La religión católica la llevamos muy dentro de nuestros corazones y la manifestamos en la romería hacia Popoyuapa, La Conquista y Las Sierritas de Managua.

Nosotros los nicaragüenses debemos sentir orgullo de nuestro origen y contribuir con la exaltación de nuestra personalidad mediante el aprecio, estímulo y divulgación de típicas manifestaciones religiosas y culturales de nuestros ancestros.

ISIDRA POTOSME

Estudiante de la carrera de Español.

V Año.UNICA.

Editorial
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