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Necesitamos una doctrina de seguridad nacional

  • El ritmo de crecimiento de la actividad delictiva en nuestro país es de un macabro 8.5% anual, ubicándose por encima del ritmo de crecimiento de nuestra economía

JUAN BOSCO ACOSTA L.

El concepto de seguridad es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como “Calidad de Seguro” y si entendemos por seguro “libre y a salvo de todo peligro, daño o riesgo” y trasladamos este concepto al contexto de nación, podemos decir que el concepto de doctrina de seguridad nacional es el conjunto de medidas políticas y actividades desarrolladas por el Estado para mantener al país libre y salvo de todo peligro. He ahí la importancia de la elaboración de una correcta doctrina de seguridad nacional.

En tal sentido por adolecer el país de ésta no hemos podido combatir con eficacia el bandolerismo, existente en la zona noratlántica del país, con el rigor que este fenómeno demanda, asimismo se permite que los delitos de plagio y secuestro se conviertan en una industria floreciente para el crimen organizado, y peor aún por la facilidad con que éstos se realizan motivan a la delincuencia a organizarse.

El ritmo de crecimiento de la actividad delictiva en nuestro país es de un macabro 8.5% anual, ubicándose por encima del ritmo de crecimiento de nuestra economía.

La falta de una correcta doctrina de seguridad nacional permite que el combate contra las drogas que libran nuestras instituciones esté centrado en impedir el tráfico de éstas por nuestro país a los Estados Unidos, descuidando la lucha contra el consumo interno. El Gobierno y la Policía se satisfacen al evitar que pase por nuestro territorio un cargamento X de droga hacia los Estados Unidos, y se olviden de los miles de jóvenes que se inician en el oscuro mundo de la drogadicción, por la facilidad con que operan los traficantes locales a quienes en muchos casos los ocupan como señuelos para detectar movimientos de tránsito de droga por nuestro país.

Países vecinos se ensañan cercenando nuestro territorio, siendo esto entre otras cosas el resultado de que nuestra Cancillería se preocupa más por incluir cubanos terroristas en sus delegaciones y pagar favores políticos y/o personales con la asignación de cargos de nuestra planilla diplomática, descuidando la formulación e implementación de una correcta política exterior.

Entonces conciudadanos, teniendo en cuenta estos elementos, juzgue usted, ¿requerimos o no de la elaboración e implementación de una correcta Doctrina de Seguridad Nacional?

Las organizaciones políticas, económicas y sociales deben presionar con urgencia para un correcto diseño e implementación de esta necesaria doctrina.

Nicaragua no puede descuidar ningún flanco en aras de impulsar su despegue económico, no debe seguir postrada en la desesperanza, la politización del Gobierno y sus instituciones decapita la posibilidad de desarrollo del país.

El autor es Consultor en Seguridad Privada.

Editorial
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