- Aceptan al General Manuel Salvatierra como Agregado Militar ante Washington
ROBERTO OROZCO B.
El Gobierno de los Estados Unidos otorgó ayer el beneplácito al General de Brigada Manuel Salvatierra para que ocupe el cargo de “Attaché de Defensa Militar, Naval y de Aire” de Nicaragua ante Washington, cerrando así el último capítulo que quedaba de la “Guerra Fría”, que llegó a su clímax en la década de los años 80 cuando ambas naciones sostuvieron relaciones oficiales al más bajo nivel.
“Ha sido un trabajo cuidadoso y de larga duración, donde se registraron muchísimas iniciativas de diálogo tripartito”, comentó a LA PRENSA vía telefónica el embajador de Nicaragua en Estados Unidos, Dr. Francisco Aguirre Sacasa, quien confirmó emocionado la noticia.
“Yo estoy muy emocionado, cayó la resaca de la Guerra Fría y se han restablecido completamente las relaciones oficiales entre ambas Fuerzas Armadas”, añadió.
Por más de 15 años, las Fuerzas Armadas norteamericanas y nicaragüenses mantuvieron congeladas oficialmente sus relaciones bilaterales, quedando el Ejército Nacional al margen de iniciativas de capacitación militar, de intercambio y de provisionamiento castrense, entre otros. Hasta que después del Mitch, se restablecieron lazos de confianza y colaboración.
Sin embargo, oficialmente, el General Salvatierra sólo estaba nombrado Delegado de Nicaragua ante la Junta Interamericana de Defensa (JID), adscrita a la Organización de Estados Americanos (OEA). Pero frente al Pentágono, no era un interlocutor reconocido. Hoy, dio un giro de 180 grados.
“Este es un nombramiento en el que Nicaragua ha insistido durante el gobierno pasado y el actual. Tiene un impacto simbólico tremendo, porque es como la finalización de la última resaca de la Guerra Fría entre las principales potencias mundiales”, expresó el embajador Sacasa, quien informó ayer mismo al Presidente Arnoldo Alemán de la decisión norteamericana.
El embajador Aguirre Sacasa, a su vez, informó del histórico acontecimiento al actual jefe de las Fuerzas Armadas, el Mayor de Ejército Javier Carrión.
“Con esto, las relaciones tienen un cambio cualitativo inmenso. Salvatierra no podía siquiera tener contactos con sus contrapartes en las Fuerzas Armadas norteamericanas. Él andaba aquí con las alas cortadas, por citar una frase, pero ahora podrá tener contactos oficiales en el Pentágono. No es lo mismo ser representante ante la JID, que ser Attaché de Defensa ante el gobierno estadounidense”, valoró el diplomático nicaragüense.
PESARON PROGRESOS INSTITUCIONALES
Según explicó el embajador Aguirre Sacasa, en la decisión del Gobierno estadounidense privaron varias razones, entre ellas, que Estados Unidos viene monitoreando con satisfacción el proceso de profesionalización y despolitización, que las Fuerzas Armadas nacionales han experimentado después de 1990.
Además, han corroborado en varias oportunidades y frente a varios hechos, que el Ejército está subordinado al control civil, por tanto, ya no son ni representan un Estado dentro de un Estado, como en los años 80.
En ese sentido, “han notado que se gasta tres veces menos en defensa que en educación”, a nivel de Presupuesto General.
Por otra parte, también pesó en la decisión histórica el hecho de que en los últimos años no se reportan evidencias de abusos a los derechos humanos por parte de los militares nicaragüenses. Y, finalmente, la reducción drástica que ha experimentado a lo largo de los últimos diez años.
“Las Fuerzas Armadas nicaragüenses pasaron de ser una amenaza a sus vecinos, a un ejército de carácter defensivo”, señaló Aguirre Sacasa. Además, “han visto que se han registrado dos cambios de jefes de ejército y no ha habido turbulencias”, añadió.
UN CARGO ESTRATEGICO
Al general Salvatierra, ex jefe de la Fuerza Aérea y ex jefe de la Región VI Militar, paradójicamente, le correspondió reasumir ese importante cargo diplomático-militar. En años anteriores otros lo intentaron y fracasaron, entre ellos el coronel Ricardo Wheelock, ex jefe de Inteligencia.
En ese sentido, Nicaragua era hasta ayer uno de los dos únicos países latinoamericanos —junto con Cuba— que no formalizaba sus relaciones bilaterales con sus colegas militares. Hoy sólo queda la isla antillana.
Durante los últimos seis meses, Salvatierra se venía desempeñando sólo como representante de Nicaragua ante la JID, organismo regional integrado por delegados de los distintos ejércitos latinoamericanos. En Nicaragua, la JID ha ayudado a desactivar varios miles de minas antipersonales, diseminadas durante la lucha armada entre sandinistas y contras.