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Encuentran culpable dehomicidio a esposa infiel

CAROL MUNGUIA – Corresponsal CHINANDEGA.– Un tribunal de conciencia encontró culpables a los procesados Henry Tomás Peralta Montes, de 39 años y a Maura Genara Salgado Morán, de 24, quienes hace nueve meses dieron muerte, descuartizaron, incineraron y enterraron a Eusebio Munguía Arauz, esposo de Maura Genara. El hecho que escandalizó al pacífico pueblo de […]

CAROL MUNGUIA – Corresponsal

CHINANDEGA.– Un tribunal de conciencia encontró culpables a los procesados Henry Tomás Peralta Montes, de 39 años y a Maura Genara Salgado Morán, de 24, quienes hace nueve meses dieron muerte, descuartizaron, incineraron y enterraron a Eusebio Munguía Arauz, esposo de Maura Genara.

El hecho que escandalizó al pacífico pueblo de Chinandega se registró en el Reparto “La Resistencia”, en los primeros días de agosto del 99. De no haber sido por la insistencia de la madre de la víctima, María Ligia Arauz, el crimen hubiera quedado impune.

Por espacio de tres meses la mujer ocultó el cuerpo de su marido. En su confesión relató que le dio muerte a Eusebio, con quien procreó tres hijos, porque mucho la celaba. La pareja sostenía relaciones sexuales a espaldas del hombre, pero en sus ambiguas declaraciones ante el judicial nunca establecieron quién de los dos golpeó mortalmente con una piedra de moler la cabeza del engañado esposo.

El fuerte hedor que desprendía el cadáver oculto en un hoyo de dos metros debajo de la cama matrimonial llamó la atención de los vecinos, quienes llamaron a las autoridades de Salud para que inspeccionaran el área. También la madre y los niños preguntaban dónde estaba Eusebio y la respuesta era la misma: se fue con otra mujer a Costa Rica.

La presión fue creciendo hasta que un día se presentó una patrulla de la Policía, buscó dentro del inmueble, esta vez apoyada en varios testimonios que relataban que vieron cuando la pareja dio muerte y enterró a Munguía. Varios miembros de la Investigación Criminal escarbaron en el sitio y dieron con la osamenta.

Maura ya no estaba en el barrio. Se había ido a El Viejo y fue capturada por la Policía cuando disfrutaba en una fiesta popular. Henry continuaba trabajando como celador y pasaba el día en la finca de sus patrones, a la espera de que el mundo se olvidara del homicidio doloso.

La licenciada Fátima Ríos solicitó la libertad de Maura Salgado por encontrarse enferma. En tanto el defensor de Peralta, Isidro Cáceres, pidió veredicto de inocencia porque la anciana madre del homicida, de 90 años, ignora que su hijo está encarcelado y no soportaría conocer la verdad de los hechos por los cuales la justicia lo castiga.   

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