El Vicario de Educación Católica niega el mismo concepto de aborto terapéutico. Según el, “sería mejor hablar de aborto eugenésico” cuando se trata de quitarle la vida a un feto que tiene malformaciones. Además, sostiene que el argumento de sacrificar la vida de un feto para salvar la vida de su madre, no es válido. “Hoy la medicina ha avanzado mucho, y es posible salvar la vida de la dos personas”.
“Es asesinato deliberado y a eso se le ha puesto un nombre, que es aborto terapéutico, la ventanilla donde todo el mundo quiere entrar”, sostiene, pero reconoce que hay casos extremos, a los cuales se aplica “la causa del doble efecto, frente a una acción buena, lamentablemente se originó una acción mala” o sea que una acción buena realizada por un médico para salvar la vida de una madre (por ejemplo en el caso de un cáncer del útero) puede crear una causa mala: la muerte del feto, sin por lo tanto haber sido deseada.
Frente a la realidad del aborto en Nicaragua y el dilema que enfrentan las mujeres que piensan en abortar, la respuesta de la Iglesia es “salvar la vida”.
La Iglesia tiene sus propios métodos, naturales de planificación, que respetan los valores cristianos. Para Monseñor Fonseca los anticonceptivos químicos afectan al ser humano porque son “cosas extrañas al cuerpo que van contra la naturaleza” mientras los dos métodos naturales de planificación de la Iglesia (el del ritmo y el método Billings) salvaguardan la “salud y la dignidad”.
Cantidad de cánceres del útero son debidos al consumo de fármacos, sostiene Monseñor Fonseca, quien destacó que la Iglesia lucha contra el “imperio de las políticas antinatalistas que se están imponiendo sobre los países pobres” y mantienen la libertad individual.