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Hay que fortalecer la crítica en el PLC

“Donde esté voy a hacer un buen trabajo, de esa manera no van a cuestionar que es a través de un hombre que estoy adquiriendo una posición” Ahora tiene “dos mil libras menos de responsabilidad” en su nuevo puesto en la Zona Franca y más tiempo para su familia, que lamenta haber descuidado “Yo soy […]

  • “Donde esté voy a hacer un buen trabajo, de esa manera no van a cuestionar que es a través de un hombre que estoy adquiriendo una posición”
  • Ahora tiene “dos mil libras menos de responsabilidad” en su nuevo puesto en la Zona Franca y más tiempo para su familia, que lamenta haber descuidado
  • “Yo soy del criterio que hay que decir las cosas en el lugar donde se deben de decir, no en la calle”

KARLA MARENCO L.

La ahora ex ministra de Salud, Martha McCoy, que desde el primero de junio está al frente de la Corporación de Zonas Francas, es una virtual candidata a diputada nacional por el Partido Liberal Constitucionalista.

En su nuevo cargo dice tener “dos mil libras menos de responsabilidad”. Ahora se le nota muy relajada en su nueva oficina, al menos tres veces más pequeña que la que tenía cuando era ministra.

Espera tener más tiempo para atender a su esposo y a sus dos hijos adolescentes, a quienes lamenta haber descuidado mucho en los últimos 40 meses, por sus responsabilidades. Hablar de ese descuido endurece su rostro. Los lentes de contacto que usa para disminuir la miopía no escaparon de las lágrimas.

McCoy nació en Bonanza, Zelaya Norte, el 6 de diciembre de 1960. Su padre era de Puerto Cabezas y su madre de Managua. Ambos ya fallecieron.

“Tengo más referencia de la familia de mi mamá porque mis padres se divorciaron. Mi papá parece que se casó varias veces después porque desde 1990 y estando como ministra, me aparecieron como cinco a seis hermanos que no sabía de su existencia”.

El abundante maquillaje que antes usaba para salir atractiva en las cámaras fotográficas y de televisión desapareció bastante de su rostro, pero no dejó de empolvarse y ponerse algo de pintura en la boca ante la lente de Francisco Larios.

—¿Cómo se siente ahora, fue un cambio brusco pasar de ministra de Salud a un puesto casi invisible?

Me siento bien. Estoy contenta con el cambio. Confieso que estaba cansada. La próxima semana comienzo a ir al gimnasio, ahora voy a tener más tiempo para el partido, para mi familia y para mí.

Después de manejar una institución tan grande como el MINSA, si bien es cierto que la Zona Franca tiene 26,000 trabajadores, el trabajo es distinto. La relación de la gerencia y la administración tienen que ver más con aquellos que rentan los edificios, en este caso las empresas privadas. Todavía estoy aprendiendo mis funciones.

— Los trabajadores de la Zona Franca constantemente denuncian que son explotados, ¿qué bueno pueden esperar de usted?

El primer día de trabajo me impresionó mucho ver cantidades de trabajadores salir de aquí, en su mayoría son mujeres y eso es un elemento que tomaré en consideración.

El lunes haré un recorrido amplio por las empresas para conocer a los directivos y visitar a los trabajadores. Pienso que se pueden impulsar programas de atención social. Se maneja un centro de desarrollo infantil donde hay 150 niños, pero se puede ampliar la atención. Está previsto construir una cancha deportiva para los trabajadores. También voy a revisar en qué consisten los servicios médicos, cómo se están dando y cómo se pueden mejorar.

Voy a visitar las empresas de manera permanente, pienso que conversando con los directivos se puede buscar la mejoría de los trabajadores, pero también hay que ver la situación financiera.

—¿Gana el mismo salario que en el MINSA?

No, realmente voy a ganar mejor.

—¿El doble?

No, tampoco es para mucho, pero desde el punto de vista personal creo que salí bien.

— Esos hermanos que conoció hasta que era ministra, ¿son comprobados?

No me gustaría decir eso. Yo soy la menor de tres hermanos de padre y madre. Mi hermano varón vive en Costa Rica, es músico y, tengo una hermana que es enfermera. Mi mamá trabajó en hospitales y falleció cuando tenía 20 años.

Ahora estoy casada, tengo mis hijos: Karla Leticia y Carlos José. Soy Licenciada en Economía, con una Maestría en Administración Pública y en Formulación y Evaluación de Proyectos.

—¿Qué hay de su formación como persona? ¿Parece que no viene de una familia muy unida?

No, porque mis padres se divorciaron. Mi papá fue de los muchos que hay en Nicaragua, se olvidó de sus hijos. Por eso a veces me da pena que yo soy de la Costa pero vine a probar el rondón en Managua. En Bonanza, en la única casa donde celebraban la Purísima y vendían nacatamales era donde mi abuela, que tenía una gran pulpería.

—¿Y ese temperamento fuerte?

Me crié con mi mamá que me dio mucho amor. Mi mamá se casó con un chino, en mi familia entró mucho la cultura china que es muy cerrada. Recuerdo que me iban a dejar y a traer al colegio. No tenía permiso para salir, era muy conservadora. Luego me vine a Managua a vivir con una tía, así pude terminar la secundaria y la universidad. Esa parte fue difícil. Siempre fui muy responsable, buena alumna, nunca dejé clases porque me enseñaron que tenía que rendir y estudiar.

—¿Llegó un momento en que quiso volar?

La verdad es que siempre tuve ese sentimiento de responsabilidad muy grande. Comencé a trabajar a los 18 años en el Banco Central en cuentas nacionales. Después de que hice tres años de Administración, me pasé a estudiar Economía.

—¿Ya andaba metida en política?

No. Realmente siempre trabajé bastante y dediqué el tiempo a prepararme. Hoy todavía quisiera hacer un doctorado en economía, ambiente y desarrollo. Siempre me quedé con la espinita que hubiera sido una excelente abogada.

—Veo que usted casi no habla de su esposo. ¿Se llevan bien?

En términos generales nos llevamos bien.

—¿La vida de funcionaria afectó su vida privada?

Sí, eso provoca muchas incomodidades porque uno no permanece en la casa, da muy poca atención. De manera particular atendí muy poco a mi familia, eso quiero admitirlo como autocrítica. Creo que no es lo más recomendable. Siempre les dije que era temporal y que me esperaran, pero es duro. El niño varón todavía está con problema por eso.

—¿Usted en realidad no tiene una trayectoria política, su trabajo ha sido más técnico?

Sí, es cierto. Me he desempeñado en el campo laboral todo el tiempo. Durante el período que estuve en el MINSA algo que aprendí es a desarrollar la sensibilidad humana, se ven de cerca los problemas. Siempre busqué soluciones, pero hubo muchas cosas que quedaron sin resolver por falta de recursos, como es el cáncer de las mujeres, el VIH/SIDA porque son medicinas costosas. También está pendiente lo de la mortalidad materna e infantil, hay muchos problemas que no pudimos resolver por falta de recursos.

—¿Cómo desarrollará su carisma político?

Hay varios elementos que se deben considerar. Uno debe saber organizar, dirigir, planificar. La fortaleza que adquirí en Salud es que logré coordinar al sector que es un campo multisectorial, interdisciplinario. En la política se requiere de mucha disciplina y trabajo.

—¿Cuál será su plan político?

Mi plan político lo voy a focalizar en las visitas a las casas, comarcas, barrios; en el acercamiento con la gente, cómo solucionar algunos problemas con programas que pueden desarrollarse con la misma fuerza de trabajo de la gente, apartando los colores políticos.

—¿Quiere ser diputada?

Quiero decir que me gustaría ir como candidata a diputada nacional, no por un departamento. Mi trabajo lo enfocaría al área social, al tema de las mujeres, los jóvenes y los niños, pero no dirigido sólo a los liberales, yo quiero llevar un concepto bastante integral. Cuando uno se convierte en Padre de la Patria debe pensar en las grandes mayorías y no sólo en los que militan en determinado partido. Si tenemos ese concepto de nación y vemos los problemas de Nicaragua, tenemos que pensar en soluciones para los más pobres.

—Los diputados son criticados ¿porque no trabajan o sólo llegan a la Asamblea a levantar la mano?

Yo soy del criterio que no debemos de criticar. Los discursos debemos cambiarlos. Tenemos que pensar en un futuro y no echarle la culpa al pasado, buscar soluciones y no estar siempre con el tema de que los problemas son heredados. Tenemos que entrar a los problemas de la desnutrición, el analfabetismo, la deserción escolar, hablemos de eso y busquemos soluciones y no estemos siempre llorando sobre lo mismo.

—¿Usted sería una diputada activa?

Yo espero que sí. Yo no soy una mujer activa sino hiperactiva.

—¿Se comentó que a usted le dieron el MINSA porque era una mimada del Presidente?

Yo no sé si se comentó a ese nivel. Después que asumí el MINSA me lo dijeron en Masaya. Me enojé mucho porque creo que es una falta de respeto increíble. A mí me a costado trabajar. He sido una persona íntegra. Que te salgan a decir situaciones de esta naturaleza es un desagravio no sólo para Martha McCoy, sino para la mujer en su conjunto. Siempre se piensa que la mujer llega a escalar alto no porque es competente, capaz, inteligente, sino por otras razones. Yo dije que donde esté voy a hacer un buen trabajo porque de esa manera no van a cuestionar que es a través de un hombre que estoy adquiriendo una posición. Yo no sé si lo hacen otros ministros, pero yo trabajaba hasta 14 horas porque quería hacer un buen trabajo, porque tenía un compromiso con la gente y una gran responsabilidad sobre mis hombros.

—Cuando el Presidente la confirmó en su puesto este año en una actividad en el MINSA, dijo que con personas como usted al frente de su gobierno, él se sentía seguro en el timón del barco, ¿qué quiso decir con eso?

El ha reconocido mucho el trabajo que he venido haciendo en el sector Salud, a pesar de las etapas difíciles como la huelga médica, el huracán “Mitch”. El se sentía seguro del buen trabajo que estábamos desarrollando en el MINSA.

—Usted es catalogada como una mujer de carácter. Pero a personas con carácter, como el señor José Antonio Alvarado, les ha ido muy mal por criticar la gestión del Presidente.

Yo me considero una persona con criterio, que no puedo callar cuando creo que algo no es correcto, independientemente que a alguien no le guste lo digo de frente. Siempre le digo al Presidente, o es cualidad o es defecto, pero yo le tengo que decir lo que veo mal o bien. He sido crítica en algunos aspectos y me conocen como tal.

—Por esas críticas han rodado cabezas

Sí. No me gustaría opinar más allá de lo necesario porque no he estado en las reuniones internas donde ellos (los afectados) hayan planteado los problemas. En alguna oportunidad que tenga que conversar con ellos les podría decir mis consideraciones, pero directamente a ellos.

—La secretaria de Acción Social, Yamileth Bonilla, ha sido muy crítica…

A mí no me gusta criticar en lugares donde no se debe. Si no estoy de acuerdo con una medida del partido, voy a pedirle al CEN (Consejo Ejecutivo Nacional del PLC) una reunión para decir que no quiero hacer esto o no me parece lo uno o lo otro. Si no encuentro respuesta, pues me voy a buscar al Presidente Honorario del partido para ponerle los puntos sobre la mesa. Yo creo que la crítica es una característica que hay que fortalecer en el ámbito interno del partido.

—¿Considera que el PLC es un partido democrático?

(Silencio…)

Yo soy del criterio que hay que decir las cosas en el lugar donde se deben de decir, no en la calle.

—¿Usted será una más de los incondicionales del Presidente?

Tengo cariño y respeto por el Presidente. Cuando me hablas de incondicional, te puedo decir que soy una persona que me gusta respetar las ideas y ser fiel. El señor Presidente me ha dado mucho apoyo y confianza. Pero, soy una persona que opina, no calla. Doy a conocer mis ideas, lo que es correcto e incorrecto.

—¿Es usted liberal?

Sí, soy liberal. Soy tesorera de la Directiva Nacional de las Mujeres Liberales.

—¿Pero cómo una persona que tuvo convicciones de izquierda, ahora se considera una liberal?

Cuando uno está joven, lo quiero decir claramente, y llega una revolución a un país, uno como joven se llena de ideas nuevas, a veces uno puede pensar que eso es lo mejor. Pero te puedo decir con seguridad que cuando se comenzó a hablar de ateísmo no me gustó. Yo he sido católica, creo en Dios y fui criada en un ambiente religioso.

Tuve cargos de dirección en el período sandinista. Fui delegada de la Fundación Augusto César Sandino en la V Región, fui secretaria regional de asuntos municipales, pero siempre era trabajo. Hacíamos planes de desarrollo. Trabajé también en el gobierno de doña Violeta, como directora general del Programa de Inversiones Públicas en el Ministerio de Economía y en un programa de inversiones públicas con el Banco Interamericano de Desarrollo. También trabajé duro con la Agencia de Cooperación Técnica Alemana, el jefe de la agencia me enseñó a trabajar muy fuerte.

—¿Es cierto que le han ofrecido la Vicepresidencia?

Me han hecho varios comentarios de esa naturaleza, pero no he tenido ninguna propuesta de esa índole.

—¿Cómo combina el trabajo con el hogar?

Es una de las cosas más difíciles. Yo he tenido muy poco tiempo para compartir con mis hijos en mi casa por el trabajo.

Me comunico mucho por teléfono con ellos, he tenido que recurrir a ponerles un celular a cada uno para poder ubicarlos. A veces les digo aquí habla la mamá control remoto. Ellos tienen su agenda, sus actividades propias y a veces les tengo que pedir cita.

Esta es la parte difícil y uno tiene que aprender a hacer un balance entre el hogar y los hijos. Yo quizás me extralimité. Dedique más al MINSA que a mi casa.

—¿Por qué Martha McCoy le tiene miedo a la vejez?

Todos tenemos miedo a la vejez.

—¿Usted es muy coqueta y trata de explorar sus atractivos?

(Risa…)

No quisiera llegar a la vejez. A mí me hubiera gustado ser joven para siempre. En eso tengo que ser autocrítica.

—¿Pero eso tiene que ver con lo físico o por miedo a perder capacidades?

Creo que tiene que ver con la misma personalidad de uno. Me gustaría conservarme, que no me salgan mucho las arrugas, pero ni modo, el tiempo va pasando. He ido creciendo, madurando y aunque van pasando los años siempre me he sentido joven. Me siento muy bien y no tengo miedo a los retos porque piense que voy sumándome en edad, no tengo ningún problema de esa naturaleza. Me siento llena de vida.   

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