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El hiperactivo de las piscinas

HIJALMAR PADILLA Nombre: Pablo Emilio Navarrete López Edad: 10 años Ocupación: Estudiante y nadador Hobby: Jugar Fútbol y la televisión Idolos: Marcelino López, Michael Jordan y Dennis Martínez Aspiraciones: La ingeniería Civil y ser campeón de natación. Pablo Emilio Navarrete López no deja de ser un niño hiperactivo. Al menos en la natación nicaragüense todavía […]

HIJALMAR PADILLA

Nombre: Pablo Emilio Navarrete López

Edad: 10 años

Ocupación: Estudiante y nadador

Hobby: Jugar Fútbol y la televisión

Idolos: Marcelino López, Michael Jordan y Dennis Martínez

Aspiraciones: La ingeniería Civil y ser campeón de natación.

Pablo Emilio Navarrete López no deja de ser un niño hiperactivo. Al menos en la natación nicaragüense todavía no.

Con sólo 10 años de edad se ha convertido en el amo y señor de las piletas nacionales e internacionales en las categorías infantiles.

Para ilustrar mejor, Pablito, como se le conoce popularmente en el exigente mundo de las albercas, es el dueño de seis récords nacionales y el propietario del título de campeón nacional del Torneo de Piscina Corta, monarca pinolero en Infantil A del Campeonato Nacional por Categorías y el Rey de la Copa Taca, recientemente celebrada en la capital salvadoreña.

“Me gusta el fútbol, pero no tanto como la natación”, revela mientras se explaya con un poco de mayor confianza al calor de la conversación.

“Es que es el deporte más completo”.

QUEMANDO ENERGÍA

ENCONTRÓ SU PASIÓN

Incursionó al duro mundo de la natación por una recomendación médica. Y por una tradición familiar con el fin de buscar la salud y la paz del cuerpo y la mente por medio de cualquier actividad del músculo y el talento.

“Como terapia necesitaba descargar energías y aumentar su autoestima porque era hiperactivo”, recuerda su padre del mismo nombre, Pablo Navarrete, precisamente un neurólogo-pediatra de profesión.

“Pero, también siempre hemos estado seguros de que tiene facultades para ser un buen deportista. Puede sobresalir”.

Desde que la familia Navarrete-López decidió hace tres años sumergir el excesivo vigor del personaje que nos ocupa en una piscina, Pablito nunca ha faltado un día a sus obligaciones deportivas en los entrenamientos y competencias.

“No me canso. No pienso dejar la natación”, afirma como aferrado a un sueño sin perder su timidez infantil.

“Quiero ir a las Olimpiadas, así como Marcelino (López)”, dice.

COMO UN DELFÍN

Da la impresión de que Pablo Navarrete Jr. tuviera el encanto y las facultades de un pez, de un delfín para ser más exacto.

Cuando se hunde entre la densidad del agua en cada entrenamiento y competencia devora con tanta prisa las distancias que pareciera hacerlo con la misma incontenible potencia y gracia de esa amistosa criatura marina.

Sin embargo, no todo enteramente es obra de la naturaleza. Nuestro Perfil de la Semana se prepara con fervor e intensidad, cruzando de extremo a extremo la piscina del Club Las Barracudas en Managua.

Lo hace sin ninguna pausa durante dos horas diarias de lunes a sábado, de 4:00 a 6:00 de la tarde, por lo general.

“Y si es posible lo hago el domingo”, indica con una normalidad que impresiona.

UN INCONFORME DE

PRIMERA LÍNEA

Pablo Navarrete no se conforma fácilmente.

“Cuando gano, no me quedo tranquilo. Siempre quiero más”, asegura.

En realidad este es un jovencito muy especial y tiene razón de no llenarse el estómago con un bocado ligero.

Seguramente por eso la sala de su casa la adornan aproximadamente media docena de trofeos y unas 97 medallas entre oro, plata y bronce.

Es puntual y disciplinado. Y tanto que es el primero en llegar para cumplir con sus obligaciones académicas como alumno destacado del quinto grado en el competente Colegio Centroamérica.

Para complemento, cursa el octavo nivel del idioma inglés. Generalmente es bien organizado y autoexigente.

Escucha los consejos de los mayores, es obediente. Casi nunca se decepciona ni se rinde fácilmente cuando las cosas le salen mal.

Lamentablemente, un dengue hemorrágico que lo afectó a principios del año detuvo brevemente su ascendente camino hacia la gloria en la natación.

Ese es Pablo Emilio Navarrete López, el hiperactivo de las piletas.

EL VALOR PRECURSOR

Sin doña Nidia Romero quién sabe si Pablo Navarrete Jr., hubiese construido lo que hoy ha hecho como dueño de seis marcas y tres títulos en la natación pinolera.

Ella es la inseparable abuela del protagonista de nuestro tema, la que llueve, truene o relampaguee nunca deja de acompañarlo a los entrenamientos y a las competencias dentro y fuera de casa.

“!Uhm!, sí, al comienzo hasta discutía con mi esposo (Pablo Navarrete) por andar de arriba para abajo con mi nieto”, cuenta.

“Me decía: ‘Ya ni me hacés caso ni me atendés por dedicarte a esa tarea”.

Se puede decir que Romero es el alma y nervio de Pablo Navarrete cada vez que salta a la piscina en busca del triunfo.

“Figúrese que he aprendido bastante de natación de tanto andar detrás de ‘Pablito”, expresa con orgullo.

En realidad doña Nidia ha resultado pieza clave mientras Navarrete López se forja día a día como tritón de alto rendimiento pese a su tierna edad.

“Es su apoderada. Es como su coach”, interviene Enrique Portocarrero, experimentado entrenador de la natación nacional.

Es cierto, Pablo Navarrete y Lorena López, como padres de familia obviamente no escatiman ni esfuerzos económicos ni morales. Empero es doña Lidia Romero la piedra angular en la carrera deportiva de Pablito.

“A veces me aburre, pero ya me resigné. Difícilmente dejaré de acompañarlo mientras viva”, acota.   

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