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“Aquí hay una cultura del fraude electoral”

Juan de Jesús Aznárez – El País II Parte y Final A menos de un mes de realizarse las elecciones presidenciales en México, el candidato conservador a la presidencia del país azteca, Vicente Fox, sigue enfatizando en sus discursos la teoría de que el fraude electoral sigue latente en México. Fox, de 57 años, ex […]

Juan de Jesús Aznárez – El País

II Parte y Final

A menos de un mes de realizarse las elecciones presidenciales en México, el candidato conservador a la presidencia del país azteca, Vicente Fox, sigue enfatizando en sus discursos la teoría de que el fraude electoral sigue latente en México.

Fox, de 57 años, ex gerente de la multinacional Coca Cola y ex gobernador de Guanajuato, según las encuestas es el único aspirante de oposición capaz de lograr la justa electoral, previsión que de hacerse efectiva, terminaría con 71 años de hegemonía presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

La subida de Cárdenas puede dividir el voto de la oposición y favorecer al PRI.

Ha subido uno o dos puntos en los últimos dos meses. Pero es consecuencia de una campaña inmoral de Rosario Robles, jefa del Gobierno de la capital, que ha gastado más de 25 millones de dólares en una campaña de enero a junio para beneficiar a Cárdenas. Hacen lo mismo que los que culpan al PRI. Pero no vemos posibilidades reales de Cárdenas para ganar la presidencia aunque puede afectar a la unidad del voto opositor.

Usted ha dicho que no aceptaría una victoria de Labastida por menos de 10 puntos.

No. Pero como aquí hay una cultura del fraude electoral, y para que la gente creyera en su triunfo, le recomendé que gane por 10 puntos. En este país hay muchos votos que entran en las urnas que no son legítimos. Y nosotros más vale que tengamos una victoria de más de cinco puntos, porque van a tratar de erosionar nuestra victoria.

Nuestra meta es ganar con el 51 por ciento y 20 millones de votos.

Sus descalificaciones al PRI son casi absolutas. Algo bueno habrá hecho.

El diagnóstico y la estadística real nos indican que es deplorable el resultado al final de siglo. Si hubo cosas buenas, o regulares o malas, el resultado final es verdaderamente desastroso para México. El ingreso per cápita del país es de apenas 4,000 dólares, y los peores distribuidos a nivel mundial. Unos pocos han acaparado la riqueza y la mayoría está en la pobreza. Un país donde hay 40 millones de pobres, así catalogados por Naciones Unidas y el Banco Mundial, no se puede decir que ha tenido éxito. Y el poder adquisitivo de los salarios no ha subido en 18 años. En educación, lo que pasa en Chiapas sólo es comparable con lo que pasa en algunos países de África.

En seguridad, los indicadores de delincuencia están muy por encima de los estándares internacionales. La corrupción, la violencia, el crimen en la calle, la deshonestidad producto de 71 años de una dictadura de partido, nos demuestra que todo ha sido muy desventajoso para México. Sólo la democracia y la alternancia nos va garantizar que México esté entre los primeros 10 países del mundo.

Sus alianzas con la izquierda pueden crearle conflictos con su partido.

Se trata de sumas para un propósito superior, el cambio, la alternancia. Esto no ha permitido llegar rápidamente a acuerdos. No hay nada que viole nuestra doctrina en el Partido de Acción Nacional.

Parece que busca pelea con Cárdenas llamándole traidor.

La relación de traición la utilicé en referencia a las propuestas, pensamientos y compromisos de Cárdenas de 12 años a la fecha, una vez que dejó el PRI. Desde entonces, su bandera fue el cambio, la democracia y la alternancia. Propuso en 1988 (las elecciones presidenciales de aquel año ganadas por Carlos Salinas de Gortari) que otros declinaran y le apoyaran a él, propuso la suma de los votos para derrocar el régimen. Eso es lo que no está haciendo ahora.

¿Cómo resolvería el conflicto de Chiapas?

Quiero entrevistarme con el subcomandante Marcos y a partir de ahí reinstalar el diálogo. Podemos remover al Ejército desde Chiapas a sus puntos de origen siempre que las pláticas (conversaciones) sean serias y a fondo. Los acuerdos de San Andrés serán el punto de partida (suscritos en 1966 por el Gobierno y la guerrilla zapatista, pero que no llegaron a aplicarse).

(Tomado de El País digital  

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