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¿Es dinero maldito el que se gana boxeando?

EDGAR TIJERINO Es difícil saber cuándo renunciar en el momento preciso… No me refiero a los funcionarios públicos, que se aferran tercamente a los resortes de poder, y tampoco a los políticos que se apasionan tanto, que no sólo rechazan cualquier posibilidad de abandonar, sino que se empeñan en permanecer por siempre sin importarle el […]

EDGAR TIJERINO

Es difícil saber cuándo renunciar en el momento preciso… No me refiero a los funcionarios públicos, que se aferran tercamente a los resortes de poder, y tampoco a los políticos que se apasionan tanto, que no sólo rechazan cualquier posibilidad de abandonar, sino que se empeñan en permanecer por siempre sin importarle el tipo de riesgos que tengan que atravesar… Estoy hablando de los boxeadores.

A los 39 años, Julio César Chávez insiste en continuar… A los casi 49, Roberto Durán pretende realizar otras cuatro peleas, seguramente tan desteñidas y desequilibradas como las últimas… Larry Holmes, Tommie Hearns, George Foreman, no admiten que desde hace un largo rato, dejaron de ser material para el espectáculo… Incluso Muhammad Alí, creyó que podía continuar.

¿Es el objetivo de esta insistencia insensata, permanecer moviéndose dentro de la grandeza?… No propiamente. Diferentes estudios indican que el motivo es de orden estrictamente económico… Como dijo Danton en la Asamblea, “la necesidad es la madre de todos los sacrificios”.

Es un deporte que exige tanto sacrificio, que requiere tantas restricciones, que obliga a batallas de terrible desgaste físico y mental, que se caracteriza por baños de sangre, sudor y lágrimas, ¿Qué puede ser atractivo para continuar?… ¿Están disfrutando Chávez y Durán con su insistencia, o quisieran no seguir involucrados en esa tarea infernal?

Todos ellos obtuvieron grandes bolsas, pero, desgraciadamente, ninguna cantidad de dinero parece ser lo suficientemente fuerte para evitar el deslizamiento de un púgil hacia el caos, en cualquier momento, pronto o más tarde.

“Es como si el dinero ganado en el boxeo, fuera un dinero maldito”, dijo aquel cubano de boxeo fulgurante como fue José Angel “Mantequilla” Nápoles, una vez que se vio con los bolsillos rotos, prácticamente en la calle.

Si Chávez insiste es porque carece de recursos… Toda su fortuna, como suele suceder, se esfumó, y ahora necesita correr un riesgo mayúsculo enfrentando a Kostya Tzyu, ese púgil lleno de vitalidad dueño de un golpeo destructivo, que seguramente, lo aniquilará aprovechando su envejecimiento… Es lo que el Senador de Arizona, John McCain, quería evitar, pero su esfuerzo, fue inútil.

Consecuencia de cruentas batallas, Alí quedó convertido en un hombre con su sistema nervioso y mecanismo cerebral alterados… El –como casi todos- decidió ir “más allá” extendiendo imprudente y temerariamente su carrera, sólo para ser golpeado sin misericordia… Por unos dólares más después de haber despilfarrado sus ingresos.

Cuando uno ve a los boxeadores en desgracia, batallando frente a la incoherencia, la pobreza, el deterioro y la edad, buscando con desesperación cómo aferrarse a lo que pueda quedar de unas facultades que el viento se llevó, nuestros corazones se arrugan y es fácil percatarse de los nudos que se forman en la garganta… Es entonces que pensamos, que ciertamente, el dinero ganado en el boxeo, es maldito.

¿Lo será también el de los políticos  

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