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Conservatismo y gobernabilidad

  • El otro gran comediante
    político que desde hace rato
    debería estar en las carteleras
    como factor de gobernabilidad es el conservatismo, pero aun
    cuando las bases están allí, la
    dirigencia se encuentra
    dividida por intereses personales, prepotencia y la pretensión de la verdad

GUILLERMO AREAS CABRERA

Los tiempos en los cuales el partido que ganaba una elección política lo ganaba todo y el que perdía lo perdía todo, han pasado a la historia. Gobierno sin gobernabilidad no es gobierno, por lo que hay que buscarla efectuando los arreglos necesarios con el o los partidos de oposición. Debe de ser duro para el liberalismo tener que efectuar estos arreglos con quienes fueron sus carceleros, confiscadores, exiliadores, y depredadores, pero la política se basa en realidades y en ésta no existen eternos enemigos, sólo eternos intereses. Hoy día gracias a la señora Chamorro y a este gobierno pueden expresarse libremente y hacer oposición cívica. Bienvenidos a esta democracia.

La búsqueda de gobernabilidad obligó al actual gobierno a efectuar los acomodos políticos con la oposición y ésta hoy día se define como FSLN. Es cierto que existe una enorme oposición que no es rojinegra, pero oposición como conjunto de personas debidamente organizadas, con base popular definida y representación cameral sustancial sólo la tiene el FSLN. De que el día de mañana el MDN, Caminos Cristianos, PLN, etc. etc. tengan los esquemas necesarios para ser llamados verdaderos partidos de oposición y puedan sentarse en rueda para efectuar acomodos que puedan conducir a una gobernabilidad, será como dije anteriormente, el día de mañana, pero no ayer, ni tampoco hoy. Nuestras cercanas elecciones municipales y de manera más definitiva las elecciones del 2001 dirán quiénes serán en el futuro los que se sentarán a efectuar esos acomodos políticos que se llaman gobernabilidad. Asimismo, sólo el tiempo dirá si los acuerdos de gobernabilidad PLC-FSLN abonaron a ésta o sólo fueron un pacto más.

¿Ha ido Ud. al campo y preguntado la filiación política del campesino? Sólo hay tres respuestas: liberal, sandinista o conservador. Parece increíble, pero en el campo todavía se oyen vivas a Emiliano y Somoza (el García). El otro gran comediante político que desde hace rato debería estar en las carteleras políticas como factor de gobernabilidad es el conservatismo, pero aun cuando las bases están allí, la dirigencia se encuentra totalmente dividida por intereses personales, prepotencia y la posesión de la verdad.

A diferencia del liberalismo, que ha conseguido la fórmula de lo económico sujeto al poder político, el político conservador sigue sujeto a una clase empresarial donde el poder económico que ha sobrevivido a todas las vicisitudes del país, y quizás hoy económicamente más fuerte que en los setenta, sacrifica objetividad política nacional por objetividad económica sectorial.

Los líderes conservadores de hoy tienen la gran responsabilidad ante las bases conservadoras y ante el pueblo en general de que el partido vuelva a ser el factótum que le permita sentarse en esas ruedas de acomodación política en aras de la gobernabilidad presentando o adoptando posturas que únicamente lleven como objetivo el bienestar del pueblo. El sandinismo fracasó, el liberalismo de Somoza nos llevó a una guerra civil y el conservatismo yo nunca lo he vivido, sólo sé lo que dice la historia acerca de los treinta años, que fueron de desarrollo y progreso, que los gobernantes de esa época se caracterizaban por dejar las arcas del Estado llenas de dinero y que Nicaragua era conocida como la Suiza de Centroamérica. La unión es fácil si cada uno de los líderes deja a un lado su creencia de que es poseedor de la verdad y olvidándose un poco de ese YO, YO, YO, establecen un orden de prioridades que pasando por el pueblo o patria llega al partido y en último lugar al líder, y cada uno de ellos se tire a una campaña de unidad, quizás más efectiva para cada uno de ellos que andar haciendo campañas individualistas, que permitan para enero del 2001 la elección de la persona dentro del conservatismo que enarbole la bandera de la victoria.

Sería ideal que todos estos líderes conservadores se unan en una gran directiva sin presidente de la misma, todos en igualdad de condiciones y desde allí se maneje el partido y quien desee hacer su campaña interna dentro del mismo a nivel nacional que lo haga pero en enero del 2001, que se efectúen tres encuestas nacionales de popularidad con diferentes compañías y el que salga adelante va como candidato con el compromiso del resto de líderes dé un apoyo total a esa persona. No lo veo difícil, inclusive, yo pago una de las encuestas. Sería un ejemplo de ejercicio democrático partidario nunca visto en el país. Me gustaría reunirme con los líderes de los diferentes partidos conservadores que dicen amar patria, pueblo, orden, justicia y Dios y exponerles de manera personal y con más detalle un “plan de unidad conservadora”. Así como París valió una misa, Nicaragua bien vale un poco de humildad y la renuncia a la posesión de la verdad.

El autor es abogado.   

Editorial
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