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¿Sammy Sosa a los Yanquis?

EDGARD RODRIGUEZ C. Reggie Jackson fue algo más que un cañonero capaz de hacer viajar la pelota sobre la cerca con regular frecuencia en Nueva York. Fue carismático, arrogante y eficaz. Cargó con el equipo durante un buen tiempo y parecía disfrutar esos momentos de enorme presión que a menudo provocan angustia y asfixia en […]

EDGARD RODRIGUEZ C.

Reggie Jackson fue algo más que un cañonero capaz de hacer viajar la pelota sobre la cerca con regular frecuencia en Nueva York. Fue carismático, arrogante y eficaz. Cargó con el equipo durante un buen tiempo y parecía disfrutar esos momentos de enorme presión que a menudo provocan angustia y asfixia en los demás.

Jackson fue espectacular incluso en las broncas con sus compañeros y el manager Billy Martin, con quien sostuvo electrizantes batallas. En un momento cuando se peleó con Thurman Munson, soltó aquella célebre frase: “tu te callas, porque en este equipo (los Yanquis) yo soy la pajía que menea la bebida”.

Y desde que su relación con George Steinbrenner, duelo de los Yanquis, empeoró y se marchó a Anaheim, la tropa de Nueva York ha estado a la búsqueda de un cañón de su calibre, capaz de jonronear, atraer público a las tribunas y causar revuelo a su paso en la más controversial de las ciudades del mundo.

A “The Boss” (el jefe) le gustaba Ken Griffey Jr., quien podía hacer algunas cosas de las que él desea, pero se fue a Cincinnati. Ahora quiere a Sammy Sosa, quien ha mostrado aptitudes para disparar cuadrangulares y complicarse en las entrevistas. Y si no atrapa a Sosa, irá tras Juan “Igor” González.

Sosa en Nueva York sería espectacular, incluso más que el propio Mark McGwire, quien ha mostrado más habilidad para mantenerse distante de las controversias. En cambio Sammy, deslumbrado por su propia brillantez, ha mostrado tendencia a la excitación y suele levantar polvo cada vez que abre la boca.

Para la alineación neoyorquina, sería tremendo agregar un bate como el de Sosa. La batería de los Yanquis es sólida, pero no tiene un jonronero nato, algo que no fue incluso Dave Winfield, ni el mismo Don Mattingly, con todo y su espectacular trayectoria que puede llevarlo al Salón de la Fama.

Pero Sosa no sólo aportará jonrones. Aumentará el rating a las televisoras, traerá al “Yankee Stadium” a la enorme comunidad dominicana afincada en Nueva York y su carrera alcanzaría un salto publicitario espectacular, mientras proporciona calma al agitado corazón de Steinbrenner, que aún busca a otro Jackson.

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