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Debe fijarse interés nacional militar

“El narcotráfico no se combate con militares, sino con sistemas legales, aduanas, legislaciones y policías”, comenta Se usan a los militares porque “hay una demanda de Estados Unidos y se militariza porque es lo que se tiene a mano” ARQUÍMEDES [email protected] El restablecimiento de las relaciones militares entre el Ejército de Nicaragua y el de […]

  • “El narcotráfico no se combate con militares, sino con sistemas legales, aduanas, legislaciones
    y policías”, comenta
  • Se usan a los militares porque “hay una demanda de Estados Unidos y se militariza porque
    es lo que se tiene a mano”

ARQUÍMEDES [email protected]

El restablecimiento de las relaciones militares entre el Ejército de Nicaragua y el de Estados Unidos, podría servir para “sostener el proceso democrático, promover inversiones y recibir más ayuda financiera”, pero se deben fijar los intereses que Nicaragua necesita desarrollar, valoró Rut Diamint, profesora de la Universidad Torcuato Di Tella de Argentina y Coordinadora del Proyecto de Relaciones Cívico Militares de las nuevas democracias de América Latina.

Diamint se encuentra en Nicaragua realizando una serie de seminarios sobre el pasado, presente y futuro de las relaciones militares con el poder civil. Dijo que la reanudación de los contactos, “es positiva, pero si el país no fija sus propios intereses va a seguir apegado a la agenda norteamericana”, que en la actualidad es el tema del narcotráfico.

Incluso, “el patrullaje conjunto es bueno porque reciben entrenamiento de la primera fuerza armada del mundo pero con un objetivo que Nicaragua no necesita, que es responder a las necesidades del Comando Sur de Estados Unidos, de poner al narcotráfico como el nuevo imperio del mal. Esto es contrario a los intereses nacionales. En América del Sur, un patrullaje conjunto significaría un retroceso en la penetración interna de las Fuerzas Armadas”.

Sobre las becas y capacitación que posiblemente recibirá el Ejército, Diamint afirmó que “cuando los militares están más profesionales, están menos politizados”, pero que se debe pensar “qué tipo de Fuerzas Armadas se quiere desarrollar y para qué”.

LP.- ¿Qué tan importante es el tema del narcotráfico?

Este tema es muy importante pero se está magnificando y se maneja por canales inadecuados. Este fenómeno puede aparecer en cualquier país incluso en Nicaragua. Esta combinación entre poder militar, fragmentación o marginación de los intereses estatales globales y recursos de fácil obtención nadie lo desprecia y menos los grupos armados. Igualmente tenemos corrupción, competencia desleal, pero eso no se combate con militares, sino con sistemas legales, aduanas, legislaciones, policías, pero aparecen los militares porque hay una demanda de Estados Unidos y se militariza porque es lo que se tiene a mano.

LP.- En Nicaragua varios políticos han pedido la desaparición del Ejército. ¿Qué tan fácil es?

Cuando uno tiene un país que tiene retrasos importantes en políticas sociales, no es impensable que la institución armada pueda desaparecer sobre todo si el contexto es de cooperación y democrático. Si no hay conflictos en la región ni amenazas reales a la defensa y la integridad del Estado, la función básica de la existencia del Ejército, tampoco tiene sentido.

Pero el mundo tiene conflictos, la paz no está comprada ni ganada eternamente y se puede necesitar un reaseguro o un mecanismo. Esto es diferente en países grandes, pero estoy bastante convencida que en los países chicos y en situaciones contextuales muy particulares, el desaparecer las Fuerzas Armadas, no genera otras amenazas porque hay otro tipo de mecanismos para el fomento de la confianza.

No es una decisión a tomar inmediatamente tal vez el caso más difícil es el de Guatemala, pero el resto, estarían en condiciones de planteárselo y mantener pequeños grupos de alta eficiencia como para ser una avanzada de defensa para algún tipo de ataque, pero tienen que construir otros mecanismos como fortalecer lo institucional, multilateral y subregional para que hayan instancias de mediación. En otros países es más difícil porque son Estados que quieren ganar roles internacionales, que tienen agenda global y pueden contribuir a la seguridad internacional. Pero cuando un país no tiene políticas de poder internacional, es un momento en que se puede plantear la continuidad o no de esa institución.

LP.- ¿Los militares creen o no en los derechos humanos?

En el fondo yo creo que no creen y que no les importa y no es importante que les importe porque pueden tener sus propias creencias mientras la conducción de la institución la tengan Estados o gobiernos civiles que sí tienen estos objetivos claros, el problema es que no tenemos esa conducción y sí importa lo que piensen los militares porque de acuerdo a como piensen, van a actuar pero los militares se han dado cuenta que hay nuevas coordenadas para manejar temas como los derechos humanos y que la agenda internacional lo tiene como prioritario.

LP.- ¿Podrían repetirse casos como los de Chile, Argentina o Guatemala donde las fuerzas armadas tomaron el poder?

Las condiciones no están preparadas para eso, porque se necesitan tener un sector de apoyo. Pero las sociedades latinoamericanas están sufriendo por los procesos de ajuste, saneamientos estatales y se van terminando las expectativas y de alguna manera estos son caldos de condensación de conflictos violentos. A futuro, podría pasar y si esto ocurriera, sería más violento porque se va a extender y van a hacer más daño pensando en que en el futuro se volvería contra ellos estas decisiones que tomaron.   

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