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Refugiados necesitanalimentos y medicinas

MARIO SÁNCHEZ P.y HEBERTO JARQUÍ[email protected] SIUNA, RAAN.- Las cuatrocientas familias que se encuentran refugiadas desde hace tres meses en casas de amigos o familiares en Siuna, no han recibido ayuda del gobierno central o local. Estas familias huyeron de sus casas por temor a los grupos de delincuentes armados que asaltan y matan en el […]

MARIO SÁNCHEZ P.y HEBERTO JARQUÍ[email protected]

SIUNA, RAAN.- Las cuatrocientas familias que se encuentran refugiadas desde hace tres meses en casas de amigos o familiares en Siuna, no han recibido ayuda del gobierno central o local.

Estas familias huyeron de sus casas por temor a los grupos de delincuentes armados que asaltan y matan en el área rural.

Los refugiados afirman que “no tienen nada”, que en sus parcelas en el campo lo dejaron todo, por lo que a Siuna sólo llegaron cargando a sus hijos pequeños, igual que algunas ropas y animales.

Huyeron por temor a morir a manos de los delincuentes, pero aquí temen fallecer de hambre o por enfermedades, ya que les falta techo, alimentos, frazadas y medicinas, según los desplazados.

Uno de estos campesinos es Simeón Tobarres Aguilar, quien se encuentra con toda su familia, compuesta por 12 personas, en una choza construida a orillas del puente Matiz, en Yaoya, camino a Rosita, a 12 kilómetros de Siuna.

Tobarres narró que desde el 18 de mayo salió huyendo de la comarca Los Pinares, porque estaba amenazado de muerte y el Ejército los acusó de darle de comer a los armados.

Aunque en Siuna encontró refugio, dijo que está desesperado porque “aquí no hay trabajo” y no tiene dinero para darle de comer a su familia.

Luz Marina Tórrez, de 24 años, quien vivía en la comarca Wananowa, en Waspuk, dijo que dejó cuatro manzanas con cultivos, las que se perderán por el abandono, mientras que en Siuna se está muriendo de hambre y sin trabajo.

Tórrez explicó que ella y su marido están sobreviviendo porque trabajan como güiriseros, buscando oro, con lo que ganan únicamente 30 córdobas al día.

Afirmó que huyó porque los armados les dijeron que si no les daban de comer, los matarían y ellos no tenían nada que darles. Aseguró que el caserío de Waspuk quedó abandonado por miedo a que les corten la cabeza.   

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