Desde hace mucho tiempo el pueblo ha venido perdiendo la confianza en los políticos nicaragüenses porque la cúpula de los partidos no proceden con honestidad ni cumplen lo que prometen.
Los partidos de izquierda y de derecha han perdido fuerza desde la caída del muro de Berlín y el desbarajuste del comunismo internacional y esta circunstancia la aprovechan los políticos tradicionales para aconsejar a sus organizaciones que busquen el centro de la contienda, es decir, que no enrumben ni a la izquierda ni a la derecha y de esta manera se han convertido en políticos profesionales que no permiten que surjan nuevos líderes en la política criolla.
Estos políticos de profesión hacen arreglos y pactan con el gobierno de turno sin importarles que ayer fueron sus peores adversarios. Lo más censurable aún es que esos amarres los hacen sin consultar a las bases de sus partidos, lo único que hacen son encuestas o consultas que ahora llaman de consenso, las que realizan con unos cuantos miembros de su mismo partido afines a sus intereses personales.
Nuestro futuro es incierto no hay valores nuevos y sanos porque los políticos tradicionales no les dan pase para que surjan y la clase política actual ya no tiene arrastre, el pueblo ya los conoce, todos o la mayoría de ellos han estado en el gobierno y lo único que han hecho es hacer ricos a sus partidarios, hipotecar a Nicaragua y llevar al pueblo a la guerra que siempre nos ha traído hambre, desolación, luto y muerte.
Ojalá que el diálogo a que han sido convocados todos los sectores del país obtengan sus frutos y traiga al pueblo nicaragüense estabilidad, empleo y desarrollo económico social que tanto necesitamos.
JOSE F. GARCIA D.