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(Arriba). El representante de la continuación del PRI, Francisco Labastida. (Abajo). La cara del cambio, Vicente Fox. Por primera vez en más de 70 años, el poder podría pasar a otras manos que no son las del PRI. LA PRENSA/AP.

Exitos económicos y tareas pendientes

Los mexicanos llegan a las elecciones del 2000 con un panorama económico optimista pero también con grandes asignaturas pendientes, como la pobreza, el analfabetismo, la guerrilla y el narcotráfico Según cálculos no oficiales, por México pasa más de la mitad de la droga procedente de Surámerica y Centroamérica destinada a EE.UU. Mar Marín (EFE) MEXICO.- […]

  • Los mexicanos
    llegan a las
    elecciones del 2000 con un panorama económico
    optimista pero
    también con
    grandes
    asignaturas
    pendientes, como
    la pobreza,
    el analfabetismo,
    la guerrilla y el narcotráfico
  • Según cálculos
    no oficiales, por México pasa más de la mitad de la droga procedente de Surámerica y Centroamérica
    destinada a EE.UU.

Mar Marín (EFE)

MEXICO.- Los mexicanos llegan a las elecciones del 2000 con un panorama económico optimista pero también con grandes asignaturas pendientes, como la pobreza, el analfabetismo, la guerrilla y el narcotráfico.

México superó admirablemente la grave crisis económica de 1994-1995, que derivó en la devaluación del peso, debilitó su sistema bancario y obligó a una restricción de créditos sin precedentes.

El presidente Ernesto Zedillo convirtió la economía en una de sus prioridades y puso en marcha una fórmula para sanear la banca que permitió la supervivencia del sistema, aunque con un costo demasiado alto, de casi 100,000 millones de dólares al cambio actual.

Paralelamente, se empeñó en reducir el gasto público, rebajar la inflación y potenciar el crecimiento.

México creció un 3.7 por ciento en 1999 y confía en llegar al 4.5 este año, su déficit público se redujo al 1.14 por ciento del PIB el pasado ejercicio, la inflación cerró en un 12.32 por ciento y se rebajará al 10 por ciento al término del 2000, según los objetivos del gobierno.

Los organismos financieros internacionales respaldaron la política de Zedillo y liberaron créditos para fortalecer la economía de este país de cien millones de habitantes que tiene un papel clave en América Latina.

México suscribió en estos años acuerdos con 27 países, aunque sus mayores éxitos están en la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el Acuerdo Comercial con la Unión Europea (que entrará en vigor hoy, 1 de julio) y el Acuerdo con Centroamérica (vigente a partir del 2001).

La renta per cápita mexicana pasó de 2,300 dólares en 1995 a 5,300 dólares anuales en el 2000, cifra que no refleja, sin embargo, la realidad de la sociedad mexicana, donde se mantienen gravísimas desigualdades.

Apenas 300 familias controlan la mitad del PIB del país, mientras que, según datos oficiales, alrededor del 18 por ciento de la población, más de 15 millones de personas, sobrevive bajo los umbrales de la pobreza, aunque organizaciones civiles duplican esta cantidad.

La tasa de analfabetismo sigue superando el 10 por ciento, al igual que hace seis años, y el nivel medio de escolaridad apenas pasa de los siete años.

Las desigualdades y la pobreza, que afectan especialmente a los suburbios de las grandes ciudades, a las zonas rurales y a las comunidades indígenas, han sido históricamente un factor fundamental para el levantamiento de grupos armados en México.

Zedillo heredó el conflicto armado de Chiapas (sur de México, frontera con Guatemala), que se desencadenó en enero de 1994 con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y las guerrillas de Guerrero, uno de los estados más pobres del país, también en el sur.

El ejecutivo avanzó en las conversaciones de paz con el EZLN pero el proceso se interrumpió indefinidamente en 1996, después de que la guerrilla abandonara la mesa de diálogo acusando al gobierno de incumplir sus compromisos.

Desde entonces, el EZLN ha denunciado la militarización de Chiapas y el aumento de grupos paramilitares, algo que nunca ha reconocido el Gobierno de México.

La tensión llegó a su grado máximo en diciembre de 1997, cuando paramilitares simpatizantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el poder) mataron a 45 indígenas, en su mayoría mujeres y niños, en la comunidad de Acteal.

El Gobierno insiste en que acepta negociar con los zapatistas, pero rechaza cualquier diálogo con los grupos de Guerrero, el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).

El avance del narcotráfico se ha convertido en otro grave problema para la administración, que durante los dos últimos años ha multiplicado los recursos destinados al control de las fronteras y la colaboración con agentes de Estados Unidos.

Según cálculos no oficiales, por México pasa más de la mitad de la droga procedente de Surámerica y Centroamérica destinada a EE.UU.

La incursión de los narcotraficantes en la política mexicana se puso de manifiesto el pasado año, cuando Mario Villanueva, gobernador priísta de Quintana Roo, el estado caribeño más turístico del país, huyó de la justicia, que todavía lo busca, por su presunta vinculación con las drogas.

México tampoco ha podido resolver el problema de la emigración ilegal a EE.UU. Más de 1.5 millones de mexicanos y centroamericanos, según organizaciones civiles de la frontera, tratan cada año de conseguir el “sueño americano” y cientos de ellos mueren en el intento.   

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