- Nicaragua y Costa Rica reiniciarán
conversaciones sobre la delimitación marítima en aguas continentales - “Desde que íbamos a la escuela nos enseñaban que el Río San Juan es de Nicaragua”, afirma embajador Edgard Ugalde
JOSE ADAN [email protected] [email protected]
El acuerdo alcanzado el jueves entre las autoridades de Costa Rica y Nicaragua, sobre la navegación costarricense por el Río San Juan, permitirá a ambos países iniciar sin tensiones diplomáticas, el proceso de sus delimitaciones marítimas en aguas de los océanos Pacífico y Atlántico, informó ayer el canciller nicaragüense Eduardo Montealegre.
La delimitación entre estos países estaba postergada por las tensiones diplomáticas originadas principalmente por el tema del Río San Juan, que según Montealegre, impedía desarrollar en su totalidad la importancia de la delimitación de las fronteras acuáticas de ambas naciones.
Con el reciente acuerdo, Montealegre reveló que Nicaragua se sentaría a conversar con Costa Rica para sentar las bases para la delimitación.
“Ese tema estaba ahí, siempre decían: ‘Sí, lo vamos a ver, pero tenemos que resolver este otro (el tema del San Juan)’ ”, agregó.
El canciller anunció que próximamente organizaría con su homólogo costarricense, Roberto Rojas, una reunión binacional para tratar el asunto. Según Montealegre, la relación entre Nicaragua y Costa Rica ha mejorado con la “desanjuanización” de la agenda bilateral, “y esto creo que nos va permitir eso (la delimitación)”. Las conversaciones serán en fechas aún no establecidas porque el canciller costarricense Roberto Rojas está en estos momentos en Europa.
SATISFACCIÓN Y ESCEPTICISMO
Sin embargo, el acuerdo obtenido alrededor del tema no sólo generó las satisfacciones en círculos políticos, en respuesta al cuestionado acuerdo que el ex ministro de Defensa, Jaime Cuadra, de Nicaragua y de Seguridad, Rafael Lizano de Costa Rica, suscribieron en agosto de 1998.
A juicio del ex ministro de Gobernación y actual parlamentario Carlos Hurtado, la decisión de volver al “punto original” de las relaciones, deja en evidencia que la crisis bilateral se originó ante un inaceptable planteamiento del ex ministro de seguridad pública costarricense.
“El punto es que si operativamente estábamos funcionando así y eso no iba creando derechos a Costa Rica ni comprometía nuestra soberanía, estaba perfecto”, afirmó.
Sin embargo, algunos mostraron escepticismo al demandar que el acuerdo amerita ser conocido y ratificado por el plenario de la Asamblea Nacional, para pasarlo bajo la lupa jurídica.
“Lo que sabemos extraoficial, porque el Gobierno de Nicaragua no ha dado sus explicaciones, es que los oficiales ticos pueden navegar con previa autorización de Nicaragua, pero no sé si del Ejército, de la Policía o del alcalde. Recordemos que en esos casos, la Constitución dice que el único que puede autorizarlo es la Asamblea”, apuntó el directivo parlamentario Wálmaro Gutiérrez.
TODO REDUCIDO AL RIO
Para el embajador de Costa Rica, Edgard Ugalde, el acuerdo también reduce las tensiones entre algunos sectores, incluyendo inversionistas costarricenses que desde 1999 habían dado un compás de espera al desarrollo de este conflicto.
“El asunto estaba obstaculizando la discusión de problemas, incluso más importantes, como los problemas migratorios. Se habían suspendido algunas reuniones binacionales porque todo se había reducido al problema de Río San Juan. Todo era una simple diferencia en la interpretación de los tratados, porque desde que íbamos a la escuela nos enseñaban que el Río San Juan es de Nicaragua”, afirmó el diplomático.
El jueves pasado, el Presidente Miguel Ángel Rodríguez y Arnoldo Alemán acordaron disminuir las diferencias diplomáticas originadas por el tema del San Juan, al reactivar un modus operandi que venía funcionando desde 1995 y que fue suspendido en julio de 1998, cuando Costa Rica empezó a considerar “un derecho”, navegar con policías armados en el río.
A cambio de reconocer el dominio y sumo imperio de Nicaragua sobre el San Juan, Costa Rica recibirá de Nicaragua la cooperación para el avituallamiento de sus puestos fronterizos.