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Los marginados

TITO [email protected] Es verdad que al Norte le conviene que Francisco Miranda sea pasado a categoría B, lo mismo que al Bóer le conviene que reclasifiquen a esa categoría a Carlos Berríos y Darwin Gutiérrez. Pero también debemos estudiar el efecto de la clasificación en los peloteros. Ya vimos que dividir a los jugadores en […]

TITO [email protected]

Es verdad que al Norte le conviene que Francisco Miranda sea pasado a categoría B, lo mismo que al Bóer le conviene que reclasifiquen a esa categoría a Carlos Berríos y Darwin Gutiérrez. Pero también debemos estudiar el efecto de la clasificación en los peloteros.

Ya vimos que dividir a los jugadores en tres grupos (A, B o C) se hizo con parámetros objetivos, aritméticos. No hubo elemento de opinión, ni ganas de hundir o premiar a nadie. Los números mandaron. Esa es la razón por la que nos oponemos a que se hagan cambios, ya que éstos serían totalmente subjetivos (el único cambio urgente, y que creemos FENIBA está considerando, es que todos los profesionales activos de nivel inferior a clase A fuerte sean clasificados “B”).

Noel Urcuyo Zeledón hizo un estudio rápido de los equipos el año pasado, y todos quedaron con de ocho a diez clasificados A. Es decir, los titulares, menos los importados, más un par de lanzadores de la rotación, son los “A”.

Ahora que los equipos andan buscando cómo reforzarse, y acaparar el mayor número de A posibles, quieren disfrazar al mayor número posible de peloteros como “B”.

En total, son 51 los jugadores “A”. Si ocho equipos entran a la campaña del béisbol de Primera División 2000-2001, entonces, con los tres importados, hacen falta 56 “A” para cubrir las nóminas, por lo que faltarían cinco peloteros para cubrir las necesidades de los clubes. Sería repuestos por jugadores clase “C”, lo que suena cruel, pero recuerden que hay dos equipos de expansión que no utilizarían a todos los “A” posibles, y es más, estarán buscando algún “A” que les salga más barato.

Si entran seis equipos, se necesitarían 42 “A” nada más, y sobrarían nueve. Eso ameritaría una reclasificación, pero una vez empezada la liga. No hay porqué dejar a nueve jugadores decentes (no serían estrellas) sin poder jugar.

Así que todo este escándalo es innecesario.

LA PULPERIA
El australiano Dave Nilsson firmó para los Dragones de Chunichi de Japón para poder jugar en los Juegos Olímpicos. Resulta que no se adaptó, y lo mandaron a las menores después de batear .170 con un jonrón y ocho impulsadas. Eso le pasa por no tomar lecciones de Marvin Zelaya o de Chico Rayo. Vamos a ver qué tal le va en Sydney…

Ya están bien Roger Clemens y el “Duque”, abren hoy y mañana. A ver si están bien de verdad… David Cone es apenas el tercer lanzador en la larga historia de los Yanquis de Nueva York en tener apenas dos victorias después de 15 aperturas… A Allen Watson le dieron un batazo en un juego el jueves, por eso está Oswaldo Mairena en triple A.

Dicen los rumores que en el Beis Especial hay barrida de estrellas; el Norte está botando a Chico Miranda y el Bóer a más Franciscos, Castillo y Hernández. Mientras, aparecen (dicen) los prospectos, como Rafael Flores Duarte, de Nueva Guinea, que tira a 90 millas (!) y es del Bóer, o Winston Alguera, del San Fernando, que mantiene 85.

El nuevo aparato de moda en Grandes Ligas se llama “Coe”, y consiste en bolas de tenis con números que se le lanzan al bateador a 150 millas por hora. El objetivo es que el bateador lea los numeritos, con lo que aprende a “mirar” cómo viene la rotación de la pelota, lo que se llama “leer” los lanzamientos.

Felicitaciones al alcalde de La Concepción, el ex lanzador de la Liga Profesional Amín Eslaquit, por su estadio que sienta a 2,500 aficionados y tiene espacio para 2,000 más detrás de la barda. A ver si el San Fernando se anima y juega algún juego de liga allí, para alegría de los concheños (pero que no pitche Amín, que está con ganas).

¿Quién es el bateador ambidextro más alto en la historia de las Mayores?… Tony “El Tigre” Clark, del Detroit. Si convencemos a Freddy Chévez a batear a ambas manos, sería otra marca para Nicaragua, junto al mayor número de sílabas en el nombre (Porfirio Altamirano) y mayor número en el uniforme (Rafael Mendoza, manager de la UAM, 2,000… sí, 2,000).  

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