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Doña María Luisa Castro, quién resultó con una fractura en su mano derecha. LA PRENSA/G. FLORES.

Dan gracias por salvarse de milagro

Niño andaba gateando en la casa, cuando una tabla y un trozo de piedra cantera cayeron sobre su cuerpecito, fracturándole la pierna izquierda Anciana que resultó herida se quedó sin casa, sin huerta y sin chanchitos KARLA [email protected] Se quedó sin su vivienda pero la terrible idea de que su hijito de 17 meses hubiera […]

  • Niño andaba gateando en la casa, cuando una tabla y un trozo de piedra cantera cayeron sobre su cuerpecito, fracturándole la pierna izquierda
  • Anciana que resultó herida se quedó sin casa, sin huerta y sin chanchitos

KARLA [email protected]

Se quedó sin su vivienda pero la terrible idea de que su hijito de 17 meses hubiera muerto aplastado por una pared, despierta la angustia y el miedo de doña Rosa Isabel Ortiz Jarquín, quien agradece a Dios que su vástago sólo haya sufrido una fractura y no sea uno de los niños que perecieron como consecuencia del terremoto en la Laguna de Apoyo.

El pequeño Marlon Antonio Flores Ortiz, andaba gateando en el interior de su casa en Quebrada Honda, cuando el techo y las paredes se derrumbaron al compás del sismo de 5.4 grados en la escala de Ritcher, que estremeció el jueves los cimientos de las comunidades cercanas a la Laguna de Apoyo.

El menor fue una de las 39 personas que resultaron heridas y llevadas de emergencia al Hospital “Humberto Alvarado” de Masaya, luego que ocurrió la tragedia.

Con la cara marchita por el desvelo, la madre del niño relató que ella no estaba en la casa cuando ocurrió el terremoto.

“Andaba con mi compañero haciendo un corte de mamones porque nosotros vivimos de la venta de frutas. Cuando llegué a la casa miré que estaba destruida. Me dijeron que a mi hijo le había caído una tabla y una piedra cantera que le martajó la piernita”, apuntó.

Inmediatamente el menor fue trasladado al Hospital en Masaya, donde fue valorado por un equipo médico que decidió dejarlo internado en el centro asistencial porque su estado es delicado.

Hacia tres meses que el compañero de doña Rosa, con las ganancias de la venta de fruta y ayuda de la familia, le había construido la casita para que comenzaran una vida independiente, que ahora quedó reducida a escombros.

Según doña Rosa, dos de los cuatro niños que murieron eran sus sobrinos. Ella rompió en llanto lamentando la pérdida de los niños, y agradeció a Dios que su hijo haya sobrevivido.

“El TECHO SE ME VINO ENCIMA”

Otra que se quedó sin casa fue doña María Luisa Castro Jalina, de 65 años, originaria del Valle de la Laguna de Apoyo. Ella también está internada en la sala de mujeres del Hospital de Masaya por una fractura que sufrió en su mano derecha.

“Toda mi vida he vivido en el Valle de la Laguna y nunca había sucedido una tragedia así. Fue terrible aquel ruido que salía de la tierra. Me agaché a recoger no sé qué cosa del piso cuando el techo se me vino encima”, relató la anciana.

Recordó que a pesar que la casa le cayó encima, ella tomó fuerza y logró salir a gatas, pero sufrió una fractura en la mano derecha.

“Me senté afuera en una silla a ver lo que estaba pasando, la gente corría de un lado a otro. La casa de mi nuera también se cayó y todo quedó destruido”.

La anciana vive sola con una sobrina que al momento del sismo no estaba en la casa. Ella dice que aunque tiene sus hijos, le gusta vivir independiente.

“Yo vendo frutas y siembro mi huertito, también tengo unos chanchitos, pero ahora no sé qué pasó con ellos”, sostuvo doña María Luisa.   

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