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Un trabajador del matadero procede al destace de un cerdo en el rastro de San Rafael del Sur. LA PRENSA./ J.L. PALACIOS.

Matadero contamina aguas del Río Jesús

Hedor se extiende a numerosos caseríos de la zona sureste de San Rafael del Sur Zopilotes y perros se encargan de diseminar los desperdicios por calles y patios Existen planes para construir otro rastro… pero ya eso es cuento demasiado trillado JOSE LUIS PALACIOS G. – [email protected] SAN RAFAEL DEL SUR.- En una actitud irresponsable […]

  • Hedor se
    extiende a numerosos
    caseríos de
    la zona
    sureste de San Rafael del Sur
  • Zopilotes y
    perros se
    encargan de
    diseminar los desperdicios por calles y
    patios
  • Existen planes para construir otro rastro… pero ya eso es cuento
    demasiado
    trillado

JOSE LUIS PALACIOS G. – [email protected]

SAN RAFAEL DEL SUR.- En una actitud irresponsable y peligrosa los operadores del Rastro Municipal de esta ciudad están lanzando al Río Jesús las aguas servidas, las vísceras y otros desperdicios de las reses sacrificadas, convirtiendo en foco de contaminación la corriente fluvial que era fuente de vida para los pobladores de los numerosos caseríos que se aglomeran en sus riberas.

Los primeros perjudicados con el abuso son las treinta familias que viven al sureste de esta ciudad –lugar donde está ubicado el matadero–, las cuales viven soportando durante todo el tiempo olores nauseabundos que en oleadas llegan junto con millones de moscas y otros insectos nocivos.

El rastro, que tiene una infraestructura de 18 metros de largo por seis de ancho, no presenta las condiciones sanitarias para su funcionamiento, convirtiéndose así en un foco de contaminación ambiental para los pobladores de comunidades como El Tamarindo y el Ingenio Montelimar, entre otras.

Los habitantes del sector se quejan además del escándalo que hacen los animales cuando los sacrifican, los mugidos de los semovientes se escuchan desde la una de la madrugada junto con el alboroto que hacen los matarifes, lo cual desvela a los pobladores.

LA COMUNA EN “PRUDENTE” SILENCIO

Reinerio Espinosa, empleado del Rastro, señaló que ese problema de contaminación ya lo han planteado a la Alcaldía junto con la necesidad de construir un nuevo rastro, pero la Comuna no ha dado respuestas.

Agregó que existe poca vigilancia sobre el rastro de parte de las autoridades sanitarias, y lo peor es que cuando se presentan lo que hacen es autorizar el sacrificio de reses flacas, quizás hasta enfermas.

“Cuando los supervisores sanitarios no vienen y se presentan esos casos de sacrificar vacas viejas y enfermas, yo no lo permito”, puntualizó Reinerio.

“Por ejemplo –dijo–, hace poco aquí mataron un cerdo que estaba infectado de triquina, el dueño quiso llevárselo pero no lo permití y ordené quemarlo y botarlo en el basurero municipal”.

Por su parte el doctor Martín Almendárez, director del Centro de Salud de esta localidad, afirmó que el MINSA siempre visita el rastro los viernes desde la tres a la cinco de la madrugada para efectos de control, y no permitir el sacrificio de animales enfermos “pero uno de los problemas es que carecemos de un veterinario que diga qué semoviente puede o no ser destazado”.

Por otra parte, el administrador del rastro no informa al MINSA sobre los animales que se encontraron enfermos, aseguró Almendárez.

“Siempre hemos orientado a la Alcaldía para que construya un nuevo rastro y que hagan otro relleno sanitario”, dijo el doctor Almendárez, para recordar que no se ha registrado ningún brote epidémico en los alrededores del matadero

La Alcaldía tenía proyectado construir un rastro en el sector de Los Playones, pero el MINSA se opuso señalando que el nivel del agua en verano está a 2.5 metros de profundidad y en invierno de 1 a 1.5 metros.

Además el terreno elegido es arcilloso, hay viviendas en el entorno y en invierno ese sector se inunda y se vuelve inaccesible.

Rafael Avellán Pérez, director de Servicios Municipales de la Alcaldía, informó que la Comuna tiene proyectado invertir, con fondos propios, unos 80 mil córdobas para la construcción de otro rastro en un sector que no afecte a la población.

El proyecto contempla la construcción un crematorio de vísceras, un pozo séptico y un tanque para almacenamiento de agua.

“Pensamos construir en la parte de abajo de la ciudad, pero el MINSA e INAFOR no avalaron esto y ahora pensamos hacerlo a la orilla del camino, hacia la comunidad de Los Gaguitos”.

“La Alcaldía no cuenta con un crematorio, y lo que hacemos es mandar un camión recolector de basura a retirar los huesos y otros desechos que son llevados a quemar al basurero”, concluyó Avellán Pérez.

CLAMOR DEL VECINDARIO

Reinaldo Espinosa, Jerónimo Rocha, Marlene y Eusebio Jara, tres perjudicados, ya han recurrido ante las autoridades de Salud y del Gobierno Municipal para que solucionen el problema, pero todos sus esfuerzos han resultados infructuosos.

Inicialmente las autoridades municipales argumentaron que el Rastro era un mal pasajero, pues había el plan de eliminarlo para construir otro en un sitio donde no afecte a la población, pero esa promesa se ha incumplido.

Maritza Velázquez, de 37 años, madre de 5 niños, que tiene su casa a quince metros del Rastro, expresó que no soporta el hedor que emana del local, generalmente los sábado y domingo que es cuando sacrifican reses.

Después de realizado el destace, el personal del Rastro comienza a lavar la sangre que pasa hacia un canal irregular, donde más bien se forma una charca de donde se desprende la hediondez.

Centenares de zopilotes se posan en los techos de las casas a devorar tripas, los perros también arrastran vísceras, huesos y cuernos que dejan diseminados en los patios de las casas.

“En diversas ocasiones hemos llegado junto con un grupo de pobladores a la Alcaldía y al Centro de Salud para exponer el problema que provoca el Rastro, pero jamás nos dieron respuesta y para colmo construyeron un anexo para sacrificar cerdos”, dijo doña Maritza.  

Departamentales

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