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Susana Quiroz Pichardo, directora de la Biblioteca Central de la UNAN-León, muestra uno de los libros más antiguos de los miles que tiene y que necesitan técnicas de preservación. LA PRENSA/M.PERALTA.

Angustioso SOS de la Biblioteca UNAN-León

En ese centro de cultura se encuentran libros y documentos que datan del Siglo XVII La humedad, plagas y microorganismos destruyeron ya más de un millar de ejemplares Sólo en documentación posee 38,910 volúmenes que requieren de un mayor local donde ubicarlos MERCEDES PERALTA – [email protected] LEON.– El centro documental más antiguo y el de […]

  • En ese centro de cultura se
    encuentran libros y
    documentos que datan del
    Siglo XVII
  • La humedad, plagas y
    microorganismos
    destruyeron ya más de un millar de ejemplares
  • Sólo en
    documentación posee 38,910
    volúmenes que requieren de un mayor local donde ubicarlos

MERCEDES PERALTA – [email protected]

LEON.– El centro documental más antiguo y el de mayor riqueza cultural de Nicaragua, es sin duda la Biblioteca Central de la UNAN-León, la cual está en peligro de destrucción por la proliferación y desarrollo de microorganismos y bacterias capaces de destruir los documentos.

La UNAN-León es depositaria de documentos antiguos que llegaron a formar parte de la Biblioteca Universitaria hace 180 años. En ella se encuentran los libros fundamentales del área de Derecho y Medicina de los años 1700, 1800 y 1900, además de 169 libros de Literatura Antigua. Posee bibliotecas valiosas que fueron donadas por personalidades, entre ellas la del Maestro don Edelberto Tórrez que consta de un millar de libros.

Su fondo de documentación es de 38 mil 910 volúmenes que actualmente requieren de mantenimiento y de locales adecuados tanto para almacenarlos como para prestar servicio al público.

Esta unidad de información es parte de un sistema bibliotecario que posee 40 mil títulos y 110 mil 731 ejemplares y que están ubicados en las bibliotecas de los distintos campus universitarios de la UNAN León.

Hace cuatro años un inventario realizado en la Biblioteca Central puso al descubierto que la humedad, el polvo y los ratones habían destruido más de un millar de ejemplares. La imposibilidad de salvar tales documentos obligó a las autoridades académicas a deshacerse de ellos.

Ante ese hecho, la UNAN contrató los servicios de un especialista mexicano para realizar una evaluación de la Biblioteca y éste determinó que a pesar del alto riesgo de destrucción en que se encuentran libros, archivos y documentos, éstos pueden ser rescatados aún.

Una funcionaria de la Universidad viajó a México para apropiarse de técnicas que impiden el deterioro progresivo de los documentos y ha elaborado un proyecto denominado “Nuestro patrimonio documental tiene vida”, para buscar financiamiento e instalar un laboratorio-taller donde se trabaje en la preservación y restauración de los documentos.

Hasta ahora la ayuda que la Biblioteca Central ha recibido de algunos organismos internacionales ha estado dirigida a la automatización y modernización de la biblioteca.

“Ha sido imposible conseguir dinero para la delicada e importante tarea de preservación”, lamenta la licenciada Susana Quiroz Pichardo, directora general del Sistema de Bibliotecas de la UNAN.

Las guerras pasadas se han encargado de desaparecer algunos libros y documentos históricos de la biblioteca, pero ahora enfrenta un mal difícil de enfrentar si no se tiene dinero y la Institución no cuenta con un presupuesto para ello.

“La Biblioteca requiere además de un plan de adecuación de las condiciones de espacio, lo mismo que reactivos que se utilizan como fumigantes, instrumentos de medición de temperatura y humedad para realizar el monitoreo ambiental, aspiradoras manuales con válvulas reguladoras de aire dotadas de accesorios para realizar la limpieza técnica”, explicó la licenciada Quiroz.

Además de la lucha contra los microorganismos y bacterias que se encargan de destruir progresivamente los documentos, hay que protegerlos contra la manipulación y daños de los estudiantes.

“Tenemos que incidir con los usuarios para darle más vida útil a los documentos. Algunos estudiantes no sólo manchan, sino rompen las páginas. Recientemente sancionamos a una estudiante de Odontología por haber desprendido varias páginas de un libro. Perdió el derecho a hacer uso de cualquier biblioteca del sistema”, apuntó Quiroz.

UNA VERDADERA FUENTE DOCUMENTAL

Además de libros de las áreas de Cultura General y Literatura Antigua, la Biblioteca de la UNAN-León posee una colección de archivos cuyas fuentes son los periódicos nacionales, Bibliotecas Judiciales y el Archivo Municipal de León.

Entre los periódicos de su hemeroteca se encuentran “El Diario de Masaya (1917), “El Cronista”, años 1921 a 1928; “El Orbe”, de 1952 a 1968; “La Nación, de 1975 y 76; “El Centroamericano” que se publicó en León en los años 70 y los que circulan actualmente.

Boletines Judiciales que datan de 1913 y colecciones de “La Gaceta, desde 1903, se encuentran en esta unidad de información.

La Universidad también es depositaria del Archivo Municipal de León correspondiente a los años 1710 a 1957. Este archivo guarda 110 cajas con 5 mil 967 documentos manuscritos que dan fe de los acontecimientos vividos en aquella época en las esferas política, administrativa y jurídica de León.  

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