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Doña Estebana Cortés Baltodano y su hija Lucía Muñoz, promotoras de salud del Proyecto Tierra y Vida, asisten a la paciente Nelly Pérez Muñoz. Luego, Carmen Martínez Cortés, directora del Proyecto Tierra y Vida, muestra una parte de los diferentes productos medicinales que se elaboran en el muinicipio de Santa Teresa.LA PRENSA/G. MIRANDA

Auge de la medicina natural en 22 comunidades caraceñas

La plantas medicinales constituyen una fuente de trabajo para las comunidades pobres de Carazo Existe una red de 76 promotores que a su vez han recibido capacitación de expertos de Japón, España y México De manera artesanal fabrican tinturas, jarabes, pomadas, jabones que son certificados por el MINSA CARAZO.– Un total de veintidós comunidades de […]

  • La plantas medicinales
    constituyen una fuente de
    trabajo para las
    comunidades pobres de Carazo
  • Existe una red de 76
    promotores que a su vez han
    recibido capacitación de
    expertos de Japón, España y México
  • De manera artesanal
    fabrican
    tinturas,
    jarabes,
    pomadas, jabones
    que son
    certificados por el
    MINSA

CARAZO.– Un total de veintidós comunidades de los municipios de Santa Teresa y la Conquista han puesto en práctica el uso de plantas medicinales que cultivan en sus patios, como una alternativa de curación ante la carencia de tratamientos de laboratorio.

Esta técnica fue introducida a esa zona en la década de los ochenta por un ciudadano español al que todos recuerdan como “Panchito”, cuyo nombre era Francisco Ireñeta Golcoa.

Según Carmen Martínez Cortés responsable de Salud de la Unión Proyecto Tierra y Vida, la comunidad recuerda con mucho cariño y agradecimiento al español por haberles dado a conocer las técnicas de curación y por haber introducido esta costumbre, que ahora es una fuente de trabajo para muchas familias.

“Panchito era ingeniero agrónomo y se capacitó en Medicina Natural, sin embargo primero fue campesino en su país y por eso se identificó más con el pueblo de esta zona”, recordó Carmen. Añadió que Ireñeta era visto como un santo por los pobladores y cuando falleció su fotografía era pegada a las paredes de las viviendas y le ponían velas.

Una de las múltiples cualidades que le atribuyen es que siempre estuvo pendiente del problema de salud en las comarcas de estos municipios, lo que le movió a incentivar a la población para que elaboraran sus propias medicinas.

Carmen recordó que el día de su muerte había preparado una asamblea comunitaria para analizar cómo se iba a distribuir el trabajo, “pero desgraciadamente tuvo que viajar al exterior y falleció en el accidente de la línea aérea SAHSA ocurrido en octubre del 89” lamentó Martínez.

COMUNIDAD HEREDÓ UNA GRAN FORTUNA

La semilla que sembró Panchito en el corazón de esta gente germinó dando como resultado la introducción de una nueva forma de enfrentar las enfermedades y malestares, lo que a su vez se convirtió en un importante factor desde el punto de vista económico y social. Estos conocimientos son transmitidos a los campesinos por medio de promotores, éstos a su vez atienden a 20 familias como grupos de interés en cada comunidad.

Los promotores son multiplicadores del conocimiento técnico en la elaboración de medicinas y son escogidos por su misma comunidad “De esta forma logramos que la población respete y crea en los valores curativos que posee la naturaleza”, afirmó Daysi Cruz, técnica en salud.

Cruz aduce que al principio existía gente que les llamaba “curanderos” o “brujos”, pero con el tiempo fueron logrando aceptación y respeto a su labor y la gente ha visto con buenos ojos los resultados al curarse de enfermedades comunes.

Estas labores fueron apoyadas por el Centro de Educación Provisional Agrario y comenzaron en la comunidad de El Cacao-Santa Teresa, específicamente en la Iglesia El Reino de los Cielos de una orden católica, potencializando la herencia que les había dejado Panchito en agricultura orgánica con el lema “El Reino de los Cielos construyámoslo aquí”.

La capacitación también ha sido parte del proyecto y se ha aplicado a lo interno del país a través de cursos y talleres impartidos por especialistas del Japón, España y México; pero asimismo se les ha hecho viajar a países centroamericanos y México donde los escogidos han recibido enseñanzas en la materia.

MINSA AUSENTE EN ESTAS COMUNIDADES

La responsable de Salud en Medicina Natural del Proyecto Tierra y Vida explicó que sólo existen cuatro puestos de Salud del MINSA en las 22 comunidades que ellos atienden, en los que hay presencia médica una vez al mes y en pocas ocasiones una a la semana. Pero el campesino enfrenta falta de dinero para comprar las medicinas y a veces sólo consiguen suero oral.

Para Carmen esta es una de las limitaciones de la medicina alópata y por ende hizo que la medicina homeópata cobrara mayor importancia hasta lograr hacer un fuerte impacto en salud.

“Uno de los objetivos es rescatar la tradición, y luchar contra el consumo y el deterioro que causa en el estómago la medicina de laboratorio”, enfatizó la especialista, quien dejó claro que el mayor deseo es que se consuma la medicina natural como una respuesta ante la situación económica de las familias pobres.

ENFERMEDADES COMUNES QUE SON COMBATIDAS

La diarrea, problemas respiratorios agudos, enfermedades de la piel, infecciones en riñones, artritis, entre otras, son combatidas con plantas ricas en propiedades curativas que ahora son cultivadas por las familias en sus propios patios.

Dichas plantas son entre otras, quina, sangregrado, valeriana, cola de caballo, manzanilla, albahaca, elequeme, guapinol, yantén, hojas de mango mechudo, marango, flores de Jamaica, coyolito y vítamo, entre otras variedades que se cultivan en los patios y de forma silvestre.

PLANTAS EN VIAS DE EXTINCION

Entre las que son difíciles de encontrar en el territorio están la Quina, que solo nace en un cerro llamado El Quinal, según dijo Daysi Cruz a la que se le atribuye la cura de todo lo que tiene que ver con enfermedades de la mujer y sus órganos reproductores.

El Sangregrado que es considerado como el médico de la comunidad, sana los padecimientos de la piel, hígado, riñones, estómago, úlceras y colitis; otras como la manzanilla y la albahaca son poco manejadas en los patios porque no pegan en estas tierras. “Luchamos para cultivarlas pero no funcionó a pesar de haberlas traído de Italia” comentó Cruz tras explicar que es lo mejor para enfermedades del sistema nervioso y respiratorio.

Las expertas dijeron que hace un año y medio introdujeron la Cola de Caballo y se logró que se adaptara a la zona, esta planta es usada para curar riñones y artritis. Los promotores manejan cada uno un huerto familiar donde cultivan de 15 a 60 especies.

La red de promotores está compuesta de 76 personas que atienden las 22 comunidades y la mayoría son mujeres a las que ahora llaman doctoras. Su especialidad gira alrededor de las propiedades y contraindicaciones de las plantas y conocimientos en ejercicios para liberar la mente.

Otras especialidades que aplican es la terapia del masaje, reflexiología de la mano y el pie, acupuntura y examen bioenergético de cuyas especialistas por lo menos hay una en cada comunidad.

Los conocimientos sobre los milagros que hacen las plantas se han multiplicado en toda la población al extremo que nadie pasa consulta en el salón o clínica destinada para este fin, cuyas puertas se abren al público de lunes a viernes.

Pero de los municipios vecinos de Carazo, El Crucero, Rivas, Granada y Masaya llegan a diario enfermos que buscan ser atendidos por los campesinos de estas comarcas, quienes se han ganado la fama de “buenos médicos” y atienden a sus pacientes en sus propias casas. La consulta tiene un costo de cinco a diez córdobas y la medicina es entregada de inmediato a precios bajos y en base a la intensidad de la enfermedad.

La elaboración de las tinturas, jarabes, pomadas y jabones es artesanal, pero está certificada por el MINSA en el aspecto del control de calidad. El mercado –dijeron las entrevistadas– es la misma comunidad y a veces hay grandes pedidos de la zona norte del país, donde no se cultivan algunas variedades de hierbas.

Entre otras técnicas que ponen en práctica para curar enfermedades como la trombosis cerebral, está la terapia combinada con plantas medicinales y la orinoterapia, cuya práctica es opcional dado que hay muchos mitos sobre su uso. La diabetes ha sido atendida con buenos resultados según Carmen Martínez, y la artritis a la que combaten con el esqueleto del cascabel, ofidio que es de difícil localización por estos lados.

Específicamente las comunidades que hoy están siendo atendidas en los municipios de La Conquista y Santa Teresa son: San José de Gracia, Los Guzmanes, Los Castillos, San Jerónimo, Calihuate, Freddy Solano, Marlon Alvarado, La Unión, El Cacao, Santa Gertrudis, La Mohosa, Ochomogo, Cerro los Prados, Cerro los Parrales, La Hormiga, Buena Vista, San Jorge, Paso de la Solera, Aguas Calientes, La Pitihilla, La Calera y Veracruz de Acayo.

Y entre otras hierbas muy curativas se encuentran: el Toposán, Estofato, Hierbabuena de Pepermín, Cáscara de Nacinte, Ruibarbo, Altamiza, Tilo, Hierbabuena de Agua Florida, Culantro Extranjero, Ruda, Ajenjo, Melisa y Yantén  

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