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Casi estalla una bomba

EDGARD TIJERINO M. [email protected] Imaginen –a pocos minutos del cierre de operaciones en un típico 31 de julio espoleado por la desesperación–, cualquier cambio de peloteros, capaz de provocar un estruendo derrumba edificios tan sorpresivo, que llenaría nuestras bocas de asombro, intentando hacer saltar como proyectiles todos los pares de ojos. No, no un impacto […]

EDGARD TIJERINO M. [email protected]

Imaginen –a pocos minutos del cierre de operaciones en un típico 31 de julio espoleado por la desesperación–, cualquier cambio de peloteros, capaz de provocar un estruendo derrumba edificios tan sorpresivo, que llenaría nuestras bocas de asombro, intentando hacer saltar como proyectiles todos los pares de ojos.

No, no un impacto tan fuerte como Bush renunciando a su candidatura para convertirse en un publicista de Fidel, o Putin solicitando la ciudadanía norteamericana para aspirar a alguna Alcaldía en Estados Unidos… No, no tanto, pero ¿Qué les hubiera parecido Ken Griffey a los Mets?

Eso estuvo en discusión, pero el Junior, según un fuerte titular del New York Times, y el comentario central del Post, dijo nuevamente no… Puede que todavía no sea el hombre feliz con los Rojos, pero como explicó: “no salí de Seattle dejando una posibilidad más gruesa económicamente, para estar corto tiempo en Cincinnati… Mi familia es lo prioritario”.

“Dios bendiga a Junior”, dice Tom Keeagan en su enfoque del Post, en tanto el columnista Joel Sherman apunta: “Si Junior salió de Seattle buscando un equipo ganador con posibilidad de Serie Mundial, hubiera tomado el vuelo de los Mets con Mike Piazza como copiloto”.

Ya todo pasó… Ni Barry Larkin, ni Ken Griffey pasaron a los ansiosos Mets. El alboroto quedó atrás, la bomba no estalló, ellos siguen siendo rojos.

Los movimientos de última hora, como es habitual, produjeron interesantes variantes: los Cardenales, preocupados por esa rodilla hasta hoy irreparable de Mark McGwire, y por supuesto la inseguridad sobre su futuro, consiguieron a Will Clark de los Orioles, un equipo que decidió soltar a casi todos sus veteranos con excepción del ya legendario Ripken, como lo demostraron enviando a los Bravos a B. J. Surhoff.

El batallador equipo de Toronto, que cuenta con Wells y una poderosa línea de fuego, se quedó con Steve Trachsel de Tampa, tratando de evitar un colapso monticular frente a los problemas de Carpenter y Escobar… Los Dodgers, afectados por los constantes ingresos de Devon White a la lista de inhabilitados, obtuvieron a Tom Goodwin de los Dodgers, soltando a Todd Hollansworth, ahora con Colorado.

Con la llegada del catcher Carlos Hernández, los Cardenales esperan mejorar ligeramente, el pobre aporte ofensivo de Mike Matheny… Ambos son lo suficientemente seguros detrás del plato.

Los Cachorros extrajeron a Rondell White, buscado por los Yanquis, del escaso baúl de Montreal, en tanto Henry Rodríguez fue a parar a un equipo sin posibilidades como es el de los Marlins.

Un gran soporte fue el recibido por los Medias Blancas con el catcher Charles Johnson en su temporada de mayor despliegue de poder, y el veterano bateador todavía útil, Harold Baines… Eso les permite no preocuparse tanto de ver a los Indios, sus temibles enemigos, fortalecerse con el inicialista David Segui, los pitcheres Bob Wickman y Jason Bere y el infielder de varias posiciones, Will Cordero.

Bueno, lo importante es que “la bomba” del posible cambio de Junior, no estalló.  

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