Edgard Tijerino M.Enviado a LAS [email protected]
Luis Spada parece moverse siempre sigilosamente… Si lo viera Stephen King, lo incluiría en el line-up de una de sus novelas de misterio.
Antes de responder cualquier pregunta, Spada te queda viendo, como escudriñándote, tratando de descubrir intenciones… Se toma el tiempo y responde en gotas.
Bueno, él conoce muy bien nuestro periodismo, y “guarda la distancia” prudentemente… Naturalmente, yo también estoy en su lista de sospechosos pese a la relación de largos años.
¿Apuesta usted?
“No, ni por pasar el rato… Escucho el ruido de las máquinas aquí en Las Vegas y no me siento tentado”.
¿Apostaría por Rosendo la noche del sábado?
“Sí lo haría… Está en estupenda forma, el fantasma del peso está de rodillas y Mendoza no podrá soportar sus embestidas… Rosendo es un toro… Deberían apostar por él”.
¿No lo ve algo debilitado?
“No… Es natural que un púgil con tanto tiempo de preparación y buscando cómo mantenerse cerca de las 108 libras, se vea algo pálido, pero está muy bien cuidado… Sí me preocupó verlo durante la lucha por volver a registrar determinado peso el propio día de la segunda pelea con López… Ese fue un esfuerzo extra, devastador, y ¿qué pasó?… Que pese a eso, Rosendo ofreció una demostración vibrante difícil de olvidar”.
¿Cómo está su relación con Rosendo?
“Bien, como siempre… Nunca hemos tenido problemas agudos, y una prueba de eso es que he seguido trabajando con él”.
Pero, ¿le gustaría volver a ser la voz de mando absoluto en el equipo de Rosendo?
“Estoy muy bien así. De hecho, todos los estamos, y pienso que así seguiremos”.
Luis Spada, siempre escurridizo, evitando cámaras y grabadoras, pero esencialmente, evitando respuestas comprometedoras… Está aquí, velando por la seguridad de Rosendo, y por su propia seguridad… Por eso, prefiere mantenerse distante de la estufa.