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“Yo le pedí al general (Anastasio Somoza) que se hiciera la investigación, porque si no me lo echaban a mí y yo no fui”, asegura Anastasio Somoza Portocarrero, “El Chigüín”. LA PRENSA/Archivo

El crimen de Pedro Joaquín Chamorro persigue a los Somoza

El asesinato del director del diario LA PRENSA es considerado por Somoza Portocarrero como el hecho decisivo que desencadenó el recrudecimiento de las protestas y de la resistencia contra el gobierno de su familia

El tema lo agita. No olvida aquel ramo de flores despedazado por una multitud que consideró cinismo su pésame a la familia de Pedro Joaquín Chamorro, Director Mártir del diario LA PRENSA. Se dio cuenta que la opinión pública lo señalaba como el responsable intelectual del magnicidio.

El régimen nunca convenció con su investigación y Anastasio Somoza Portocarrero considera que ése fue un gran error histórico. Señala que a pesar de su insistencia para que el asunto se aclarara, la investigación se sumió en un “inexplicable impasse”.

Rogó a su padre Anastasio Somoza Debayle que revelara la identidad de los autores intelectuales, pero no fue sino hasta después de su derrocamiento y en el exilio, que Somoza Debayle señaló a Pedro Ramos, un mafioso cubano-norteamericano, como el autor intelectual del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, cometido por matones a sueldo el 10 de enero de 1978.

“Chamorro no comprendía que Ramos, siendo cubano había sido criado bajo un código moral diferente que el suyo. Obviamente tenía un temperamento más volátil y determinó, aparentemente, que una satisfacción personal era el único recurso que le quedaba. En ese momento decidió pagarle a Silvio Peña para que matara a Chamorro”, relata Somoza Debayle en su libro “Nicaragua traicionada”, al referirse a las continuas denuncias de LA PRENSA contra el negocio de plasma dirigido por Ramos.

El asesinato del director del diario LA PRENSA es considerado por Somoza Portocarrero como el hecho decisivo que desencadenó el recrudecimiento de las protestas y de la resistencia contra el gobierno de su familia.

“Yo diría que el momento crítico, central de toda la Insurrección fue la muerte del doctor Chamorro, porque ahí sí que nos preguntamos, ¿qué se hace?, tenemos a los que lo mataron, tenemos que encontrar al que lo ideó”.

Tercera entrega


Esta es la primera entrega

Esta es la segunda entrega


LP: ¿Y quien lo ideó?

ASP: “Ahí hay dos teorías: una es que fue este señor que estaba involucrado en la Plasmaféresis y la otra es la teoría que fueron los sandinistas”.

LP: Pero hay otra teoría que dicen que fue usted.

ASP: “¡¿Yo?!. ¡Ni loco! Ahí sí que no. Yo más bien quiero que averigüen y ojalá hubiera averiguado doña Violeta”.

LP: Pero el que tenía todo el poder de investigar la muerte del doctor Chamorro era el gobierno y resulta inconcebible que con todo el control que tenía el general Somoza sobre la Guardia, que a la vez era Policía, no supiera quién lo hizo. El mismo Somoza dijo que le había hecho un gran daño el asesinato del doctor Chamorro, ¿por qué entonces no ordenó que le presentaran a los que habían inventado semejante barbarie?, ¿Por qué no los entregaron?. Es impensable que con tanto control y poder no iban a saber quiénes eran los autores intelectuales de un magnicidio semejante.

ASP: “Yo voy a decir lo que sé. Yo estaba en mi oficina con uno de los militares de Estados Unidos cuando recibí una llamada de don José (Somoza) y me dijo: Hijó, acaban de asesinar al doctor Chamorro, veníte para acá, (para el Batallón Blindado). Cuelgo y el gringo me pregunta que qué me pasa, que estoy pálido.

Cuando llegué, me encontré a don José con los ojos pelados y me dice: Hijó, ¿quien le va a decir a tu papá?. “Yo”, le digo. Entonces agarré el teléfono y le dije: “Señor, esto y esto acaba de pasar” y yo me acuerdo que el general (Somoza Debayle) al otro lado sólo decía: Chocho, chocho. Como cuatro veces. Entonces me dijo que le pusiera a mi tío José de vuelta.

Acuérdese que estábamos con lo del corazón del general y Dios guarde darle malas noticias, pero tocaba, y yo le daba las malas noticias y aquel señor se puso, pero volado a averiguar quién fue y creo que en 48 horas agarraron a todos los que participaron. A mí me mandaron de vuelta a mi cuartel y ¡todo el mundo a ponerse como puerco espín!.

Para nosotros fue una cosa tremenda. Yo me acuerdo que cuando estaban llevando al doctor Chamorro a LA PRENSA, que quemaron media carretera norte, la orden era: ¡Ni se acerquen a esa gente!, porque igual de asustados estábamos todos nosotros, porque para nosotros ésa era la hecatombe, a tal extremo que el general sale de los canales normales de investigación y habla con los oficiales de más confianza personal para él y les dice: “Agárrenme a estos señores” y los agarraron.

Ahora, de la agarrada de esta gente para adelante, ahí sí le puedo decir que fue un desastre por el cual hemos pagado todos de una u otra manera, porque había gente como yo que querían que llamaran al FBI, a quien fuera, para que investigara eso.

A mí me estaban poniendo el muerto, yo pedía entonces que mandaran a traer a alguien porque yo no tenía nada que ver en eso y mucho menos en la muerte del hombre”.

LP: Si fue Ramos, ¿en algún momento el general Somoza pensó que lo mejor era no decirlo porque era su amigo, su socio, y podían involucrarlo a él por la cercanía de negocios que había?

ASP: “¿Y cuál era el negocio que había?”.

LP: En una lista de propiedades de los Somoza publicadas en la época aparece Plasmaféresis, aunque el general dijo que de Plasmaféresis lo único de que era dueño era del terreno y el edificio, pero aparecía en esa lista y por lo tanto se consideraba un negocio de Somoza, además del grado de amistad con Ramos. ¿Con todo eso, hubiera publicado los resultados de la investigación?

ASP: “Yo vi que capturaron a los que mataron al doctor, vi que hicieron los esfuerzos por averiguar internamente quién diablos fue el que había mandado a pagar esto. Salió Ramos, salió Plasmaféresis.

La investigación la manejaron muy… ahí ni me dejaban entrar, pero tampoco no quería ni acercarme, porque eso era como la peste, nadie quería estar ni cerca de la investigación.

A mí que me registren y me den un polígrafo (detector de mentiras), lo que quieran, porque eso era tremendo y para su familia debe haber sido horrendo, yo tuve que vivir una situación familiar similar un par de años después en Paraguay, pero a nivel familiar obviamente, no voy a comparar a las personas, pero sí, la investigación llegó a un impasse y ese impasse lo protestamos todos los que estábamos nombrados de dedo por la opinión pública, y yo le pedía al general que se hiciera la investigación porque si no me lo echaban a mí y yo no fui.

Yo sé que vos no fuiste, me decía. Y sé que usted tampoco, le decía yo. Entonces, ¿quién fue?. Ahí yo diría que fue una de las grandes fallas, como todo momento histórico en la vida”.

LP: ¿Qué provocó ese impasse en la investigación?

ASP: “No sé. El que podría decir eso es el general Samuel Genie porque era el jefe de seguridad y ahí él estaba más de cerca. Lo voy a pintar así: Viene la tragedia del doctor Chamorro, viene el penosísimo incidente, en que obviamente, sintiendo que es una cosa tremenda que ha muerto el papá de Cristiana, el papá de estos muchachos que en realidad no teníamos mala relación.

La primera vez que me doy cuenta que me señalan a mí, por afecto o por decencia civil, que es lo que yo hubiera esperado si le pasara a mi papá, mandamos unas flores y me acuerdo aquella cosa. Primero fue estupidez de mi parte, insensibilidad de mi parte y tercero, bruto. ¡Ideay!, Si tenía 26 años.

Pero por otro lado me di cuenta que me la estaban echando a mí, entonces fui donde el general y le dije que averiguara bien esa cosa, porque si no a mí me la iban a echar de por vida”.

LP: ¿Pero no le exigió el general Somoza a Genie que le dijera?. Después de todo el general mandaba a la redonda.

ASP: “Por eso digo que yo hubiera deseado que doña Violeta averiguara quién fue, yo quiero averiguar quién fue el que mandó a matar a mi papá y no voy a descansar hasta averiguarlo, el día que lo averigüe, Dios me dé el valor para perdonarlo, porque creo que es lo único que Dios pide de uno, perdonar en el momento más doloroso. Pero que voy a averiguar, voy a averiguar, si es que no lo sé ya, porque no descansaría tranquilo”.

LP: ¿Y cuál es su sospecha?

ASP: “¿Quiere que le diga la verdad?. Habiendo sido víctima de quién es su sospecha, yo hasta que le ponga el dedo voy a hablar, nunca voy a someter yo a un cristiano a ese tipo de situación. Si hay algo que no entiendo y que me parece un oportunismo político terrible, es usar la muerte del doctor Chamorro y no haber investigado. ¿Se imagina usted a doña Violeta pidiendo al mundo, al FBI, al Scotland Yard que la ayuden a averiguar quién fue?. Ya hubiéramos sabido quién es el hombre, ya hubiéramos sabido la verdad”.

LP: ¿Pero por qué el gobierno de su padre no lo dijo en su momento?, ¿Por qué Genie no habló?

ASP: “Es que Genie no estaba a cargo de la investigación, era el jefe de seguridad, pero se saltaron a la seguridad”.

LP: Entonces, ¿quién tenía la investigación?

ASP: “La investigación inicial la tenía un grupo de oficiales, un coronel Gómez entre ellos, pero el que tiene el detalle claro de eso es Samuel, porque a ése lo saltaron y nos encontrábamos y le decía: Sammy, a vos te van a echar el muerto o a mí, pero tenemos que averiguar.

Porque cuando mandan a arrestar esta gente y comienza la fase indagatoria, eso se traba en una larga, interminable serie de audiencias y condenan a Peña y a los asesinos materiales y nunca se pasa de ahí y ya después de la segunda tanteada, uno dice ¡que hagan algo!, pero ya la reacción es más como que no nos van a ayudar, eso fue algo que nunca entendí y es hoy y estoy dispuesto a hacer lo necesario para que se averigüe porque creo es para nosotros, como familia, lo peor de lo peor, porque pueden decir que fue el régimen, pero este servidor y yo sé que mi papá, Dios te salve que estuviéramos metido en tocarle un pelo a este señor”.

LP: Pero un hombre con tanto poder y capacidad de llamar a sus oficiales y exigirles resultados de la investigación y no fue así. Usted mismo dice que no comprende que pasó con esa investigación…

ASP: “Véalo con lógica, que es como a mí me lo explicaron: Muere el doctor Chamorro y se cumple la orden de captura de los autores materiales y se encuentran con un Silvio Peña y la pregunta es ¿qué hacés con Silvio Peña, con los activos de investigación que tenés en el país?, porque ahí no había ofrecimientos del FBI para averiguar nada.

Entonces con los activos internos había dos problemas: tenés un Peña que les pagó, que se planta y dice hasta aquí nomás, ¿qué hacés?. Le tocás un pelo a Peña, va a decir que es mentira porque lo torturastes, agarrás a Peña y le hacés una barbaridad, entonces lo que diga no es cierto porque lo tocastes, parece estúpido, pero es el tipo de impasse con que te encontraste”.

LP: El siempre dijo que había grandotes.

ASP: “Pues me encantaría saber quiénes son esos grandotes y que lo pruebe, porque, ¿qué pasó con Peña?, lo soltaron los sandinistas”.

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