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La dinastia de los somoza gozo siempre del apoyo de los gobernantes norteamericanos.

La “traición” de Estados Unidos a los Somoza

El apoyo norteamericano fue vital para la instauración de la dinastía Somoza a lo largo de 45 años. Luego su oposición, enarbolando la bandera de los derechos humanos, fue también decisiva para el fin de la dictadura. Sin embargo, la transición se le fue de las manos a la administración Carter. XIOMARA CHAMORROenviada Especial Guatemala […]

  • El apoyo norteamericano fue vital para la instauración de la dinastía Somoza a lo largo de 45 años. Luego su oposición, enarbolando la bandera de los derechos humanos, fue también decisiva para el fin de la dictadura. Sin embargo, la transición se le fue de las manos a la administración Carter.

XIOMARA CHAMORROenviada Especial Guatemala [email protected]

ULTIMA ENTREGA.- Hay amargura en su tono al referirse a la actitud asumida por Estados Unidos en relación a los últimos días del régimen de su familia. Mezclando un claro hablar nicaragüense con largas frases en inglés, Anastasio Somoza Portocarrero, “El Chigüín”, revela el concepto de la educación recibida.

Para su familia, desde su abuelo Anastasio Somoza García, el modelo de vida de Estados Unidos significó un patrón infalible de comportamiento en cualquier orden. Era parte de la profunda lealtad de los Somoza a Estados Unidos, los adeptos más firmes de la lucha anticomunista en el continente.

Influenciados por los sectores más conservadores de la política norteamericana, los Somoza no percibieron el cambio de política exterior de Estados Unidos, con la llegada de Jimmy Carter a la Presidencia de ese país.

Fue la época en que precisamente Anastasio Somoza Debayle le acepta al Partido Liberal Nacionalista que “le den vuelta” a los resultados electorales de 1974, en los que el Partido Conservador (aliado al gobierno) había resultado victorioso en muchas de las alcaldías.

“El general aceptó que le dieran vuelta a los resultados electorales para satisfacer a los dinosaurios del partido, por desgracia ése fue un error, pero fue un clarinazo que le indicó a mucha (…) gente (…) que no había garantías para una competencia leal, democrática”, admite su hijo Somoza Portocarrero.

LP: Internamente se sentía que la competencia desleal de los negocios de la familia Somoza era incompatible con los intereses económicos del resto de sectores del país, ya se estaba seguro que las condiciones para establecer una democracia no estaban garantizadas con la presencia de la Guardia…

ASP: “Las personas pensantes en Nicaragua creían que la posibilidad de una democracia más participativa y más abierta y de garantías democráticas a satisfacción de ellos, no podía existir si el general Somoza seguía de presidente y ellos venían de la experiencia de haber confiado en las elecciones de 1974 y que no se hizo la cosa como se debería de hacer en una democracia.

La Guardia no era el problema, el problema central era confiar en que si se hacía un trato con el general, el general no se les iba a echar atrás como sucedió en el 74. Y no fue porque él había perdido las elecciones, sino al revés, él las ganó, pero el Partido Liberal Nacionalista, en muchos municipios las perdió y entonces intervino la gente más vieja del partido y le exigieron al general que cómo era posible que el partido perdiera, pero bueno son cosas de la vida y así fue.

En lugares como Matagalpa, donde Samuel Amador ganó las elecciones, le dieron vuelta y esas cosas fueron motivo central para que mucha gente pensante, cuerda, que nunca hubieran visto una alianza con un grupo marxista leninista, hubieran contemplado hacerlo. Ese fue un error histórico, ya que considero que cuando te metés a jugar, no podés cambiar las reglas a mitad del juego”.

LP: Pero cuando el general se da cuenta que todos estos sectores están pidiéndole la renuncia, pidiéndole que se vaya, LA PRENSA, “el inspector general” como usted dice que le decía su papá a LA PRENSA, está publicando informaciones de ciudadanos que aparecen muertos por todas partes, la participación de la Guardia Nacional en violaciones a los derechos humanos se empieza a conocer en el mundo y sobre todo los bombardeos a las ciudades…

ASP: “Pare, pare. Hablemos claro de un par de cosas. Usted me dice de muertos que se le achacan a la Guardia por todos lados. Yo le diría que en ese sentido no le podría contestar, a menos que estuvieran viendo casos específicos. Ahora, que el nivel de violencia del 77 en adelante sube, sí, porque obviamente el clarinazo de Masaya y de San Carlos abren una fase armada y por desgracia no se tomaron acciones políticas.

En el 78 venían las elecciones municipales, el convencimiento interno era que no se iba a dejar bajo ningún punto que los dinosaurios hicieran una barbaridad como la que hicieron el 74, pero ya la consigna política de Estados Unidos era “no juguemos el juego”. Por otro lado, para un grupo armado y violento que lo que quiere es arrasar con un estado e implantar otro, toda elección es una amenaza tremenda”.

LP: Pero cuando se dan cuenta que ya no hay marcha atrás, ¿hubo alguna conversación?, ¿qué pasó?.

ASP: “No, la preocupación más grande del general era cómo van a manejar el fenómeno del sandinismo ortodoxo marxista violento. Yo tengo entendido que hubo conversaciones con el Cosep y mucha gente cuando se les presentaba esa pregunta, había una incógnita, entonces nosotros le decíamos vayan a la embajada americana y pregunten cómo van a hacer, porque supuestamente ellos les están dando el consejo de que se levanten.

Las cosas estaban muy tirantes. Se volvió una terrible situación, en la que ni uno ni otro daba su brazo a torcer, así que tenías a gente como Robelito diciendo que los muchachos eran manejables y, por otro lado, tenías a la izquierda americana diciendo que los sandinistas eran reformadores agrarios.

Por otro lado, había un lado del sandinismo que ponía una cara muy burguesa y nosotros seguíamos insistiendo: ¿Y los tigres que están detrás de todas esas caras bonitas?, ¿quién los va a manejar?, los que después agarraron del moño de pelo a todos los de la izquierda moderada incluso”.

LP: Pero, ¿quién podía imaginarse el futuro en ese momento?. En ese momento lo que había era una comunidad de intereses para que se fuera Somoza del gobierno.

ASP: “Exacto, nadie puede imaginarse el futuro, pero el general les hacía una pregunta concreta a la que nunca, entiendo yo porque no estaba metido en esas conversaciones, nunca le contestaron a su satisfacción, así que nunca oímos de la gente cuerda, no de Robelo, sino de gente como los Gallo, los Montealegre, todas estas personas de buena voluntad, decente, de gran patriotismo, lo que se tenía que hacer con el sandinismo”.

LP: Bueno, un día a la vez dice el dicho.

ASP: “Sí, pero ese día a la vez es muy difícil, es como las personas que ven el tigre y otros ven el gatito y hay personas como el general que veían al tigre. Eso se le planteó a los americanos, a ellos, a todos, y vino un período que es uno de los más difíciles que ha pasado Nicaragua.

Por un lado, todos los señores que terminaron pegando contra Somoza, ahí estaban después con sus empresas confiscadas porque no pudieron nunca darle solución al problema.

Todos volvieron hacia el gran componedor que era Estados Unidos y en ese sentido Estados Unidos le falló tremendamente a la sociedad civil nicaragüense, que en sus sentimientos quería que hubiera otro gobierno. Por otro lado los americanos, después del 78, toman en serio el asunto y buscan llegar a una solución.

Nosotros, por nuestro lado, viéndolo desde el aspecto de la oficialidad joven de la Guardia, decíamos: Aquí estamos peleando y éstos tienen un pertrecho tremendo de Venezuela, de Cuba y veíamos miles de Fal, miles de carabinas llegar a Nicaragua.

Yo no sé cuál era el cálculo de los gringos, pero el cálculo nuestro era desenmascarar a los lobos con piel de oveja, creíamos y esperábamos eso y que quedaría al descubierto el eje sandinista-Cuba y que iban a entrar a jugar fuerzas más poderosas.

El componente armado era el Frente Sandinista y había un montón de gente que se unió a ese componente armado, convirtiéndose en inocentes víctimas, porque mandarlos con un arma contra un soldado entrenado, es mandarlos a un peligro inminente”.

LP: ¿Pierden la guerra militarmente?

ASP: “Yo diría que en la guerra contra el marxismo que se estaba lidiando, porque era una guerra contra el marxismo del sandinista de base ortodoxa, diría que la batalla militar inicial contra el sandinismo se perdió, porque no quisimos militarizar el país para aferrarnos totalmente al poder.

Alguna gente que no era pensante decía no me importa lo que venga y ya los gringos llegaron a decir que ya sabían que eran comunistas, entonces fue que dijo el general: “¿Ya saben que son comunistas?, entonces busquemos cómo parar esto para que no muera nadie más”, entonces vino lo que yo considero la gran traición de los Estados Unidos.

Estados Unidos no traicionó a Somoza, traicionó a la sociedad civil de Nicaragua, dejándola en manos de un sandinismo ortodoxo que barrió o trató de barrer con instituciones y derechos, militarizó el país, quebró la economía, malgastó los miles de millones de dólares que les regaló el mundo con toda la buena voluntad. Creo que es una cosa que el nicaragüense y todos debemos de saber, como decía Kennedy: “El que hace que el cambio pacífico sea imposible, causa que el cambio violento sea inevitable”.

LP: Eso se lo aplica usted al gobierno de su padre…

ASP: “¡Ah!, pues claro, cuando se rompen las pláticas para el plebiscito del 79 eso es lo que terminó siendo.

Pero, es lo que puede pasar hoy en día si le cerramos las puertas políticas a la gente que quiere participar libre y claramente, no hay que creerse que porque ya terminó la Guerra Fría ya no habrá de dónde van a sacar las armas, hay muchas maneras de cómo la sociedad civil se puede rebelar y los que hemos sentido el fuego del disgusto de una sociedad, somos los primeros en decir: Dios guarde les estén cerrando las puertas políticas al pueblo de Nicaragua, porque si quieren tener un partido rosado o verde, que tengan la oportunidad.

Hay quienes hablan de gobernabilidad, pero la gobernabilidad a costa de cerrarle las puertas arbitrariamente a la participación política a la gente, yo habiendo vivido lo que viví, no me arriesgaría.

La Guardia Nacional lo que quería era parar el combate.

LP: ¿Y por qué no pararon?

ASP: “Se trató, se esperó que los Estados Unidos se involucrara en la guerra y cuando dijeron que estaban involucrados en negociar un cese al fuego y un período de transición, entonces nosotros dijimos, listo”.

PIDE PERDON A MADRES DE LOS MUERTOS

LP: ¿Lo que dice es que los gringos negociaron mientras mantenían la presión militar de la Guardia y no les permitieron parar mientras no terminaran la negociación para negociar desde una posición de fuerza?.

ASP: “Yo le puedo decir claramente, desde el punto de vista simplemente mío y de las unidades en las que estaba involucrado, que vino un momento en el cual nosotros se nos dijo que los americanos estaban involucrados en buscar cómo armar un cese al fuego y nosotros dijimos encantados, porque cada día eran más muertos, más dolor y más familias de ambos lados.

Pero, a mí no me extraña que el resultado final haya sido el total dominio del sandinismo, porque ellos no querían un cese al fuego porque el mundo se les encaramaba, ellos querían llegar y dominar y una situación de cese al fuego hubiera permitido aún en esa etapa, una situación que no era favorable hacia los designios del Frente Sandinista.

En la actualidad, no creo que sea el mismo Frente Sandinista de hoy en día, porque las circunstancias son diferentes, porque los que ahora andan en Mercedes Benz son los sandinistas y yo creo que ellos han visto cambiar la vida.

Además, han visto dos derrotas presidenciales y dos regionales y ellos saben muy bien que si quieren salvar su proyecto político como una fuerza viable, presidenciable y no como eterna oposición, van a tener que aglomerar a mucha gente y la pregunta es que si habrán aprendido estos señores cómo traerle prosperidad a este país y no más exiliados y violencia y situaciones de confrontación.

Así que quien esté sentado esperando que el Frente Sandinista va a repetir otra piñata, otra serie de confiscaciones, de arbitrariedades, creo que va a vivir en esa ilusión, porque el sandinismo de hoy en día es más pragmático, un sandinismo más experimentado, pero que todavía quiere mantener esa incógnita entre mucha gente de que cuando lleguen al poder van a hacer esa repartición de pobreza que hicieron la última vez, y yo lo dudo mucho”.

LP: ¿Cuándo usted sale de Nicaragua, sale con su papá?.

ASP: “Salimos en aviones diferentes, el 17 de julio. Yo me despedí de mis oficiales, habían 70, entre heridos, cansados y todos me desearon suerte y todos se despidieron con afecto, fue algo de una gran nobleza de parte de ellos y siempre lo llevo en mi corazón”.

LP: ¿Entonces salieron el Día de la Alegría?

ASP: “No, el día de la alegría fue el 19 de julio, la alegría para los que llegaban al poder y la alegría de los que pensaban que ya la responsabilidad era de otros, pero creo que el día de la alegría será el día en que el pueblo de Nicaragua, coma, viva, produzca y tenga más de lo que tenía en 1979.

Sinceramente lo peor que podemos hacer es seguir dándonos palazos en la cabeza, creo que ya todos los que estuvimos involucrados en esta tremenda lucha fratricida nos hemos dado cuenta de dónde nos equivocamos.

Creo que los que tenemos hijos, que no los teníamos en aquel entonces, pensamos dos veces y creo que muchos, por lo menos yo silenciosamente, cuando veo a mis hijos, le pido perdón a todas las madres que perdieron hijos, porque debe haber sido una situación tremenda. Es la cruz que yo llevo en mi corazón, que tanto a las madres de mis amigos como de mis enemigos, tenemos todos que pedirles perdón”.


El populismo liberal de Somoza García

LP: Veinte años después, ¿cuáles son las principales reflexiones acerca de lo que fue el gobierno de su familia?

ASP: “Es difícil calificar el gobierno de mi abuelo porque yo no lo viví en gran parte. Nací en 1951, tengo ciertas memorias de mi abuelo, pero muy pocas, pero históricamente, por lo que uno lee y oye, diría que el gobierno del general Somoza García fue un gobierno en que hubo un gran componente intelectual, nacionalista y hubo sensibilidad social.

En comparación con lo que había existido en el tiempo de los conservadores, que había unas diferencias sociales simplemente de casta, él traía un ideario más universal, de que todos los nicaragüenses somos iguales y que teníamos los mismos derechos y que deberíamos de tratar de tener las mismas oportunidades.

Creo que era un hombre que quería que en Nicaragua no hubiera ni totalmente ricos, ni totalmente pobres, crear una Nicaragua en que el pueblo tuviera la oportunidad con su propio esfuerzo de salir de su estación económica y, poder subir las escaleras sociales bajo su propia fuerza y mérito. Él no quería que hubiera nicas de leva y de caites, él se horrorizaría hoy día oyendo a liberales hablando de “caitudos”, que para nosotros siempre fue una descripción de lo que los conservadores de principio de siglo consideraban que era el pueblo de Nicaragua.

Tenía una mentalidad más enfocada a Estados Unidos que a Europa y era el típico caudillo de su época, pero con ideas modernizadoras de las cuales aún vemos algunos vestigios como el Seguro Social, el Código del Trabajo, que es divertido escuchar a muchos sandinistas que dijeron que nunca tocaron el Código del general Somoza porque era demasiado avanzado para su época y mas bien le han quitado partes al Código original para tratar de adaptarlo a los deseos imperiosos de los capitalistas de hoy en día.

Después pasa don Luis, que siendo el presidente del Congreso le toca la sucesión del general”.

LP: ¿Por qué le toca?, ¿Qué pasó con los propósitos liberales del gobierno del general Somoza que llegó al punto que alguien lo matara?, ¿Qué falló?.

ASP: “El que llegaran las cosas al punto de que atentaran contra su vida y lo mataran, es indicio de una frustración que tenía un grupo de personas en que querían “una solución rápida al problema de Somoza” (entre comillas), asesinándolo, pero es importante notar que Somoza vivió en el contexto de tiempos totalmente diferentes a los que vivimos hoy en día, vivió en un tiempo en que Estados Unidos tuvo un presidente por cuatro períodos.

A Roosevelt lo eligieron cuatro veces, eso hoy en día sería un escándalo pensar que un presidente de Estados Unidos lo reelegirían tres veces seguidas. Él vivió en esos tiempos en que la democracia del norte daba la pauta y la pauta era que la reelección no era nada raro.

El general Somoza fue producto de los tiempos que vivió.

LP: Hay una frase famosa atribuida a Roosevelt con relación a su abuelo: “Él es un h. de p., pero es nuestro h. de p.”

ASP: “Me cuentan una historia que a lo mejor no es correcta, me encantaría saber exactamente cómo fue, pero sí, lo que nos contaban a nosotros es que un señor que representaba a las compañías que eran dueñas de la luz eléctrica en Nicaragua, que habían sido nacionalizadas por el general Somoza García, y que también era un representante y gran apologista de las compañías bananeras que también fueron nacionalizadas, llegó donde Roosevelt a quejarse.

A Roosevelt, quien era un liberal y era una persona que lo consideraban traidor a su clase porque era un patricio de New York, pero con su corazón en el pueblo, le dijo este señor gran representante de intereses económicos en América Latina: “¿Cómo va a recibir usted a este h… de p…?.

Y a ahí fue donde Roosevelt respondió: Él es un h. de p., pero es nuestro h. de p., como diciendo: es alguien que comulga con nuestro ideario.

El ideario de Roosevelt era el ideario que el general Somoza García admiraba, porque vio cómo un hombre de familia adinerada, de posición social y de gran educación, tuvo la visión, en el momento más crítico de la historia política de Estados Unidos, de salvar al capitalismo de Estados Unidos mediante sus programas políticos y sociales. Eso es algo que todos le admiramos a Roosevelt y que mi abuelo le admiraba”.

LP: Entonces, cuando Don Luis se instala y pone restricciones a la reelección, ¿en qué momento comienza el by pass de esa disposición?.

ASP: “Ahí hay una mezcla de cosas. El puso la no reelección y tengo entendido en que todos estaban de acuerdo en que era una medida sana y que produjo la elección de René Schick”.

LP: Ese fue el primer by pass…

ASP: “No, no, ése fue producto de la ley y don Luis tuvo que entregar la presidencia en el 63. No, el by pass vino con el pacto con el doctor Agüero con el famoso Kupia Kumi y era claro que era para tratar de permitir que Somoza Debayle corriera para la presidencia, dado que en ese entonces liberales y conservadores se pusieron de acuerdo, parecía que era políticamente aceptable, pero no era cumpliendo con el espíritu de la ley promulgada por Luis Somoza que lo que buscaba era la alternabilidad de personas en la Presidencia para no tener un continuismo como el que hubo en los tiempos de Somoza García y de Roosevelt. Una situación que no es saludable en ningún país”.

LP: Instalado su padre en el poder…

ASP: “Electo…”

LP: Instalado…

ASP: “Electo, lea la historia”

LP: Pero unas elecciones bastante controversiales…

ASP: “Tuvo su momento controversial en el 22 de enero, pero a la luz de observadores internacionales fue una elección limpia y hablando con liberales encargados de departamentos y lugares claves en el país, decían que el general Somoza no iba a permitir el robo de un voto.

En el 66 el general Somoza Debayle hizo una campaña política completa y era alguien que insistió que sus votos fueran los que se había ganado, porque no quería que hubiera falsedades”.

LP: Pero, ¿hasta qué punto los datos que manejaban los liberales eran correctos dado el gran malestar, extraordinario malestar de la oposición?. El 22 de enero marcó el desencanto de la población con la posibilidad de establecer en el mecanismo electoral un método de entendimiento.

ASP: “Yo diría mas bien que el interés del general Somoza en el 67 era de que su elección fuera lo más limpia posible dentro de los parámetros nicas y que fuera reconocida nacional y mundialmente como una elección limpia. Lo del 22 de enero fue un movimiento violento para interrumpir un proceso que consideraban que iba a llevar a un fraude electoral.

Cuando termina ese momento trágico del 22 de enero, la introspección que se hace para llegar a las elecciones del 5 de febrero de ese año, es que había una gran curiosidad del general para conocer cuál iba a ser el efecto del 22 de enero en las elecciones y él sentía que más bien lo que estaban buscando cómo hacer era no permitirle una elección limpia con este movimiento.

Como comprenderá le estoy hablando de lo que yo oí, obviamente no le puedo decir lo que pensaba la otra gente, pero el general como lo veía era: yo estoy buscando una elección limpia, porque tengo que hacer cambios radicales en el país y estos no quieren que haya una elección porque si en realidad es limpia les desvirtúa todos los argumentos.

Durante esas elecciones de 67, sus hijos estábamos en Estados Unidos y estábamos preocupados por lo que había pasado el 22 de enero y no teníamos el sentimiento de seguridad que se iban a ganar esas elecciones, ya más adelante con los años me fui dando cuenta del mapa electoral de Nicaragua, de cómo funcionaba el sistema electoral y me fui dando cuenta que el Partido Liberal tenía un tremendo arraigo a nivel nacional y es muy posible que las elecciones del 67 hayan sido muy limpias, porque el liberalismo tenía profundas raíces en la población.

Sobre todo entre campesinos y trabajadores particularmente, que no compartían el punto de vista de la oligarquía sobre el liberalismo y si no pregúntese a qué Club pertenecían los señores que participaron en Olama y Mollejones, ¿al Club Terraza o al Club Obrero?”.  

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