Edgar Tijerino [email protected]
Hay diversas formas de perder… Entre ellas, de cara al Sol y de cara al suelo, y frente a Chile, derrumbándose estrepitosamente, Brasil jugó de rodillas, sin ideas, sin corazón y por supuesto sin profundidad.
En el Estadio de Santiago, Chile entero no lo podía creer… 3 por 0 a Brasil. Por Dios, eso era algo milagroso… ¿Dónde estás Rodin?. Hay que resucitarte para construir las estatuas de Fabián Estay, Iván Zamorano y Marcos Salas, quienes concretaron los goles acribillando al arquero Dida.
Si fue terriblemente amargo aquella derrota por 3-0 ante Francia en la final de la última Copa, con Ronaldo sufriendo una impresionante devaluación en todo sentido, figurado y real, imagínense como estarán sintiéndose los brasileños humillados por Chile mientras enfrentan el más difícil proceso clasificatorio de su historia.
El entrenador Luxemburgo, que parecía estar disfrutando mientras sepultaba críticas, regresa súbitamente al infierno de cuestionamientos implacables, y se siente camino a la guillotina.
Es la segunda derrota de Brasil, que había sido superado 2-1 por Paraguay… Dos derrotas de Brasil y todavía no se recorre la mitad de los 18 juegos del calendario… En Brasil, todos están sangrando profusamente, desde el Presidente hasta el limpiador de asientos en el Maracaná.
Roberto Carlos dejó olvidada ese destreza que lo convierte en un marcador de punta deslumbrante con el Real Madrid… Evanilson, pudo ser seleccionado por García Márquez como tema para otro relato de un náufrago… Rivaldo, el corazón de la Selección, careció de la mínima claridad para meter balones y vio como se le estrecharon los espacios para maniobrar… Antonio Carlos quería suicidarse después que Estay le robó la pelota que entregó a Zamorano para el segundo gol.
En Brasil, todos querían meterse en los televisores, perseguir a los chilenos, quitarles pelotas, ayudarle a Dida, empujar a Rivaldo, reemplazar a Djalminha, quitarle los botines a Amoroso.
Brasil salió desnudo y enclenque del Estadio de Santiago… Hay mucho trayecto que recorrer todavía, pero la preocupación naturalmente crece… Brasil necesita estabilizar su juego, y eso, por ahora, parece improbable.