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Sol y piel

Por supuesto que el sol no es un terrible enemigo del ser humano. ¿Sabías que su luz proporciona energía (al cuerpo y al alma) y también ayuda a disminuir la depresión, además que fomenta la producción de vitamina D?. Bueno, quizá esto no compensa el hecho de que además ocasiona severos problemas en la piel, […]

Por supuesto que el sol no es un terrible enemigo del ser humano. ¿Sabías que su luz proporciona energía (al cuerpo y al alma) y también ayuda a disminuir la depresión, además que fomenta la producción de vitamina D?. Bueno, quizá esto no compensa el hecho de que además ocasiona severos problemas en la piel, que más allá de quemaduras y arrugas, se pueden llegar a convertir en enfermedades graves como el temido cáncer.

CUIDADOS ESPECIFICOS

Días antes de irte de viaje:

Prepárate desde el interior: empieza tomando diariamente dos perlas o cápsulas de betacaroteno, zanahorias o vitamina A, para activar la melanina y potenciar el bronceado.

Una alternativa casera: 50 ml. de aceite de oliva más el jugo de un limón y 50 ml. de agua de rosas. Esta mezcla aplícatela todas las noches después del baño procurando no secarte mucho con la toalla. Así evitarás las indeseables manchitas y el aceite penetrará mejor.

Horas antes de

exponerte al sol:

Elige un protector solar adecuado para tu tipo de piel. Si sufres de alguna alergia o eres de piel extremadamente delicada, asesórate primero con un dermatólogo. Aplica el protector al menos media hora antes de la exposición. Y otra cosa: toma al menos medio litro de agua para evitar una descompensación en el cuerpo por la pérdida de sales minerales a través la sudoración.

Mientras estás bajo el sol:

Protege las zonas más delicadas (escote, nariz, labios y párpados).

Reaplica el protector cada dos horas y cada vez que salgas del mar o la piscina. No te pongas productos que contengan alcohol.

Y por último:

Recuerda que es conveniente aplicar un producto hidratante. Además come alimentos ricos en vitamina E para prolongar de manera natural tu bronceado.

5 preguntas calientes

1- Tengo pesadez en las piernas. ¿Qué puedo hacer?

¡Evitar el sol! El calor es tu enemigo número uno debido a que agrava la dilatación de los vasos sanguíneos, disminuyendo la tonicidad vascular. Busca productos con SPF 20 y antiinfrarrojos (tienen las siglas IR) para quitar la sensación de calor sobre la piel. Aplica desde los talones hasta los muslos con movimientos ascendentes para descongestionar. Además, huye de las posiciones estáticas, especialmente la siesta a pleno sol, mejor camina descalza sobre la arena o a la orilla del mar.

2- Tengo manchas de pigmentación. ¿Esto impide exponerme al sol?

El embarazo, la píldora, la menopausia o abuso del sol, cualquiera de estas situaciones pueden ser causa de manchas en la piel, de manera que puedes ser candidata a la hiperpigmentación. Si éste es tu caso, para no agravarlo huye del sol a toda costa. La solución: autobronceadores y sombreros.

3- ¿Qué riesgos hay en broncearse en topless?

Si temes sentirte expuesta o “pesada”, entonces no te atrevas a jugar a las sirenas. El pecho está sostenido por una capa de piel elástica muy fina, que puede desgastarse, mancharse o arrugarse (senos incluidos). Por ello, los senos deben protegerse pero a la sombra o envueltos en un bello traje de baño, además de ser cubiertos por una crema de alta protección solar.

4- Si yo no voy a la playa, ¿tengo que usar alguna crema protectora?

Claro que sí. La exposición solar no rima forzosamente con la playa. Cuando los días son bellos y soleados gozamos de actividades al aire libre, pero es imposible escapar de los rayos UV y de las arrugas garantizadas si no tomas precaución. ¿La solución? Usa una crema de día para un cuidado antiedad que sea reparadora, preventiva y proteja de los UVA y de los UVB.

5- ¿Después de broncearme puedo seguir usando una base de maquillaje?

Sí, siempre y cuando se trate de una base que se adapte a pieles bronceadas y que sea parte de una línea de bronceado. Ten cuidado con los pigmentos blancos que componen las bases tradicionales, ya que no se llevan con las pieles doradas. Para unificar el tono de tu piel y evitar el escurrimiento con las altas temperaturas, te recomendamos bases en polvo o fluidos no grasos.

(Tomado de la Revista Elle)

SOL A TU ALCANCE

– La hora menos recomendable para tomar el sol es entre el mediodía y las cuatro de la tarde.

– La ropa sólo le proporciona protección mínima (a tu piel) y cuando ésta se encuentra mojada pierde prácticamente su poder filtrante.

– A la sombra de toldos y sombrillas existe una radiación reflejada que también es dañina.

– Los rayos solares llegan a nuestra piel aún a varios metros de profundidad debajo del agua.

– A pesar del clima nublado, las radiaciones solares atraviesan las nubes, por lo que éstas no impiden sus efectos. De hecho, los rayos UVA reflejados pueden dañar de la misma forma que los recibidos por exposición directa.

– Dentro de las superficies reflejantes, la nieve alcanza hasta un 85 por ciento, mientras que la arena seca y el concreto reflejan el 12; el agua, solamente el 5. Así que extrema tus precauciones.

– Las pieles morenas son las más resistentes al sol, pero no por mucho tiempo. Pueden exponerse directamente hasta una hora seguida al sol, mientras que las pieles blancas y las muy delicadas apenas si son recomendables unos 15 minutos.

ENTENDIENDO LA RADIACIÓN ULTRAVIOLETA:

– Rayos UVA: son de onda larga, de menor frecuencia y energía.

– Rayos UVB: son de onda media.

– Rayos UVC: por ser de onda corta y mayor energía, son los más peligrosos para la salud.

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