José Adán Silva [email protected]
Lo que pretendía ser el Primer Foro Debate municipal y cívico entre los candidatos a alcalde de Managua, terminó en un soberano desorden en el que los simpatizantes de los tres partidos políticos que asistieron a la actividad se trenzaron en una lucha verbal que estuvo a punto de llegar a los golpes.
Al debate no llegó el candidato del Frente Sandinista, Herty Lewites. Los que asistieron fueron Wilfredo Navarro del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Carlos Guadamuz del Partido Camino Cristiano y William Báez por el Partido Conservador.
La actividad, denominada “Planes Edilicios para el Municipio de Managua 2000”, fue organizada por la Universidad Nacional de Ingeniería, la Asociación de Economistas de Nicaragua y la Fundación Konrad Adenauer, contando con la presencia de cinco panelistas y con la moderación del doctor Alejandro Serrano Caldera, quien a pesar que desde un inicio llamó al orden a las “barras” partidarias, no pudo hacer nada más que suspender la actividad.
Según el programa, cada uno de los candidatos tenía un tiempo estimado de 10 minutos para hacer su presentación de programa de gobierno, los panelistas contaban con tres minutos para exponer sobre las necesidades de Managua. Todo esto se realizó entre gritos, consignas y ofensas de los simpatizantes de uno y otro partido.
Fue durante el período de preguntas y respuestas donde se armó el relajo. Fueron cinco preguntas hechas por el público para cada uno. Inició Báez, siguió por Guadamuz y terminó Navarro.
Báez y Guadamuz terminaron sus respuestas entre rechiflas, burlas y abucheos de los respectivos partidos.
Cuando tomó la palabra el candidato liberal se armó el relajo. Navarro empezó a contestar, mientras los simpatizantes conservadores les hacían muecas y le gritaban ofensas.
Estos se acercaron a la mesa donde se ubicaban los panelistas, y cargaron en hombros a Navarro. Acto seguido, conservadores y seguidores de Camino Cristiano, hicieron lo mismo con sus candidatos en el mismo lugar, formándose una masa de gorras verdes, rojas y blancas que empezaron a gritarse, empujarse y a romper propaganda de los otros partidos.
Serrano llamó al orden tres veces, y a la cuarta, dio por suspendida la actividad. Los candidatos se fueron con sus barras, abandonando el local y dejándolo lleno de pancartas rotas y afiches destruidos.