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Mucho ruido y pocas nueces

Sin avances en solución de temas realmente importantes, concluyó la Cumbre Mundial Emilio Alvarez Montalván (*) La expectación por los resultados de la “Cumbre del Milenio” que acaban de clausurar las Naciones Unidas en Nueva York, quedó reducida “a una gran tormenta, seguida de una leve garúa” pues los problemas de fondo que agobian a […]

  • Sin avances en solución de
    temas realmente importantes, concluyó la Cumbre Mundial

Emilio Alvarez Montalván (*)

La expectación por los resultados de la “Cumbre del Milenio” que acaban de clausurar las Naciones Unidas en Nueva York, quedó reducida “a una gran tormenta, seguida de una leve garúa” pues los problemas de fondo que agobian a la ONU apenas fueron mencionados.

Sus dos asuntos más apremiantes: el descalabro financiero y la reestructuración del modelo organizativo permanecieron intocables. Los demás asuntos como los crecientes índices de miseria, la expansión del SIDA, la prevención de guerras regionales, la igualdad de géneros, la contaminación del ambiente, etc., apenas merecerán en el comunicado final menciones honoríficas.

Si no fuera la “estupenda foto de familia” que registró las estampa de los 158 jefes de Estado y el fugaz e imprevisto apretón de manos de Bill Clinton con Fidel Castro, el encuentro hubiera pasado sin pena ni gloria.

Fue sin duda la asamblea más concurrida y representativa, pues sólo faltaron Kim Jong-Il de Corea del Norte (enojado por un abusivo registro a sus funcionarios), Ratu Sir Camissese de las Islas Fiji recientemente depuesto, y Slobodan Milosevic (enjuiciado por un Tribunal Penal Internacional) e inexplicablemente el Dalai Lama del Tíbet, quien no fue invitado.

Curiosamente los obstáculos para un mejor funcionamiento de la ONU se originan en las mismas grandes potencias. Baste mencionar el enorme déficit financiero que arrastra la ONU en parte debido a que los EE.UU. se resisten a pagar toda su cuota alegando que es demasiado alta. Esa falta de recursos produce dificultades graves a las tropas pacificadoras de la ONU en Sierra Leona y Costa de Marfil por falta de equipo adecuado.

También hay demasiada tardanza en atender (crisis) como la de Ruanda y el Zaire, y, desde luego reformar al Consejo de Seguridad donde deberían estar desde hace tiempo países de indiscutible peso como Alemania y Japón, mientras retira a China Taiwan que contribuye generosamente con el tercer mundo, es impecablemente democrática y tiene 21 millones de habitantes.

En otras ocasiones como la OTAN en Kosovo, las grandes potencias se saltan por encima del Consejo de Seguridad, mientras Rusia, con su política de tierra arrasada en Chechenia, tampoco recibe censura. Dentro de ese panorama los países empobrecidos de América Latina no despiertan mayor interés con su impagable deuda externa. Incluso se da la paradoja que mientras Hugo Chávez de Venezuela protesta por el abandono de los países en la miseria, se empeñe en aumentar los precios del petróleo.

Y se nota más colaboración entre los países entre sí frente a desastres naturales y plagas infecciosas. En cambio el gran desnivel de vida de los habitantes del planeta permanece chocante.

(*) Analista y ex canciller de la República.  

Internacionales

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