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A Salomón Ibarra Mayorga

  • Fue el autor de la letra de nuestro Himno Nacional y un excelente representante del rotarismo nicaragüense

Alejandro Borge Hernández

Son pocos los que saben sobre la verdadera trayectoria de su vida que dejó recuerdos inolvidables en quienes lo conocieron y trataron

Salomón Ibarra Mayorga nació en Chinandega el 8 de septiembre de 1889, pero fue en León que vivió toda su infancia, su principal educación, su verdadera juventud. Fueron sus padres el jurista, poeta y literato Dr. Felipe Ibarra (maestro de las primeras letras de Rubén Darío) y doña Eloísa Mayorga Guerrero; casó con doña Angelina Mejía, procreando a Salomón, Eloísa y Gloria a quien consagró amor hasta la muerte. Hizo sus primeros contactos escolares en escuelitas de párvulos seguidos por el colegio Vicente Ibarra Somarriba y Semanario “San Ramón”, para terminar más tarde como Contador Mercantil en el centro de estudios contables de don Antonio Aubert. Fue gerente general de las bien conocidas máquinas Singer en Honduras, El Salvador y Nicaragua, vicegerente de Monte de Piedad y Banco Hipotecario.

Salomón Ibarra Mayorga fue Presidente de la Asociación de Escritores y Arristas de Nicaragua y del Instituto Cultural Nicaragüense-Israelí. Recibió el Premio Nacional “Rubén Darío” 1948-49; Premio y Medalla de Oro de la Federación Nacional Sindical de Maestros de Nicaragua 1956; Diploma de Honor de la Escuela Normal de Varones “Franklin D. Roosevelt”, Condecoración de la Orden “Rubén Darío” en el grado de Comendador, 1966.

Dos aspectos fundamentales, brillantes en la vida de este ilustre compatriota, fueron el haber sido autor de la letra del Himno Nacional y un excelente representante del rotarismo nicaragüense.

En 1918 que el Congreso de la República abrió concurso nacional para cambiar las letras de la Patria Amada. Fueron numerosos los participantes. Para elegir se sentaron las bases dadas por una comisión seleccionada por las más destacadas figuras de la época como: un Santiago Argüello, Modesto Barrios, José Andrés Urtecho y Salvador Barberena. Las letras ajustadas al aire musical en completo acuerdo con la contribución del maestro Luis A. Delgadillo dio firmeza para dar por cierto a voluntad favorable y unánime a favor de Salomón Ibarra. Pero hay algo más en este fallo, el detalle muy significativo dado por el Profesor Argüello: el uso de la A y de la E para el verbo Rugir, para ser cambiado según las circunstancias de Paz o de Guerra, esto aún no ha sido superado para que los colegios lo canten debidamente.

Si hay una escuela en la que la conducta de jóvenes y adultos se modele es Rotary Internacional que tiene como principio fundamental el cultivo del Espíritu de Servicio que nace en base de una amistad desinteresada, leal, robustecida por la buena Fe que lleva a la modelación de la conducta, en la vida privada pública, que se prolonga más allá de las fronteras para beneficio de las relaciones internacionales, todo esto se llama Objetivo Rotario que se mantiene constantemente en las divulgaciones y mente de todo buen rotario.

Salomón Ibarra fue por más de 60 años un fiel practicante de esta doctrina, pues sus capacidades y personalidad abierta que le caracterizaban le hizo abrirse paso en todas sus obligaciones; ocupó todas las posiciones de la Junta Directiva de su club, así como Avenidas de proyectos y planificaciones; su asistencia fue de 100% cumplida hasta el fin de su vida que sucedió silenciosamente fuera de su patria.

En el año 1944-45, el más brillante de la vida rotaria centroamericana, siendo Gobernador de Distrito visitó todos los clubes del Istmo. Nicaragua había perdido más de la mitad de su vida activa con la ausencia de grandes rotarios como Gerónimo Ramírez Brown, Sofonías Salvatierra, Modesto Armijo, Roberto González D., Fernando Vélez P. Que regresaron con el entusiasmo de Salomón traducido como un renacimiento del rotarismo nicaragüense, con el impulso de revivir clubes desaparecidos fundando 16 en todo el Distrito (11 en Nicaragua, 3 en Costa Rica, uno en Guatemala y otro en El Salvador). La fuerza poderosa del ejemplo hizo surgir grandes obras llámese Cuerpo de Bomberos, Primer Centro de Rehabilitación para Niños sacrificados por la Polio, Monumento a la Madre, Hospital F. Vélez P., el surgimiento del Complejo “Chiquilistagüe”, la Vacunación Polio-Mundo, estos últimos bajo el trabajo intenso de nuevos y notables incorporados de gratos recuerdos como Alfredo Robleto, Fernando A. Cuadra, Roberto Calderón, Uriel Lanza, Carlos H. Canales y otros más.

Salomón Ibarra Mayorga fue rotario por más de 35 años, sus actuaciones en bien de la comunidad nicaragüense fueron expresadas bajo el aforismo de la “Factum non verba” (Hechos y no palabras). Séame permitido engalanar su figura en un simbolismo: Salomón Ibarra Mayorga fue como una nube que flotando en el espacio se condensó, bañó la tierra, humedeció los campos, y enverdeció los prados, verdor que fue seguido por la floresta bajo cuya sombra duerme acompañado por el cariño de todos sus amigos que compartieron su ejemplar existencia.

* El autor es Dr. en Ortopedia y Traumatología FICS – FSLAOT.  

Editorial
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