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Con su singular pregón para vender casetes, Walter Gaitán Medina, más conocido como “La Puntita”, es uno de los personajes más conocidos en La Paz Centro.

El popular casetero

En más de una ocasión los transeúntes de La Paz Centro se detienen en el empalme de este municipio para deleitarse con sus ricos quesillos y tistes, y desde que estacionan el vehículo, no pasa inadvertido un hombre que a prisa se acerca para ofertar los títulos de las canciones de los casetes que porta […]

En más de una ocasión los transeúntes de La Paz Centro se detienen en el empalme de este municipio para deleitarse con sus ricos quesillos y tistes, y desde que estacionan el vehículo, no pasa inadvertido un hombre que a prisa se acerca para ofertar los títulos de las canciones de los casetes que porta en una cajita de madera, la cual siempre carga en sus brazos.

Ese es don Walter Francisco Gaitán Medina, de 38 años de edad, conocido en la zona como “La puntita” y “Dame el cebichito”, apodo que le ha merecido por dos populares canciones. Pero es peculiar la promoción que hace a los mexicanos Vicente y Alejandro Fernández y entre los nicas a los Mejía Godoy. “Lástima que seas ajena”, “Que me las pegue, pero que no me deje” y “Comadre, téngame al niño”, son entre otros los títulos que más pregona.

Don Walter tiene 6 años de vender casetes en la zona afamada por los quesillos Güiligüiste. Dice ser soltero, no tiene hijos, vive con una hermana, “estoy solo en la vida”, se lamenta.

Ahí, en los quesillos Güiligüiste, vemos al casetero desde las 5 de la mañana hasta las 8 ó 9 de la noche. Cuenta que al día puede vender hasta 30 casetes, “eso está de acuerdo a cómo esté el día, si es día de fiesta o es fin de semana”, dijo don Walter.

Refiere que las mejores épocas de ventas son las Navidades, y Semana Santa. Pero don Walter, quien se caracteriza por gritar, no a todos les cae en gracia, ya que así como hay gente que lo trata con cariño, “que me regala un dólar”; dijo, también hay quienes no lo tratan bien. Recuerda que una vez hasta le echaron agua caliente, y “me viven corriendo” sostiene don Walter, quien defiende su forma de vender “yo grito para poder vender, es gracia mía, llamo la atención de la gente, sólo gritando puedo vender”, recalcó.  

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