Amor mío qué lejos estás…
que a la mañana despierto
con un dolor en los segundos
y con la certeza de que estás
a mil millardos de años luz
y que cada día es un parto
que acaso termine desangrándome
y que mis fuerzas están allá contigo
y los recuerdos acá conmigo.
Y estas manecillas del reloj
que van descuartizándome el alma
y las alucinaciones de la noche
que van deshidratándome las lágrimas
de mis vigilias infinitas
a la espera de mi gran amigo
el sol nuestro de cada día
que me adormece con la dicha
de saber que tengo otro día más
para seguir en este idilio
con tu recuerdo, amor mío…
Humberto Martín.