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Licenciado Ariel Palacios, Marlon Padilla Alarcón, Arquitecto Alvaro Leonel Sediles y Mercedes Vargas.

Las muertes del martes 13

El arquitecto Alvaro Leonel Sediles Granera fue el iniciador de una serie de violentas muertes familiares ocurridas precisamente en un martes 13. El caso de la muerte del arquitecto Alvaro Leonel Sediles Granera estuvo salpicado de contradicciones y zonas oscuras sobre las cuales la Policía no pudo o no quiso verter luz debido probablemente al […]

  • El arquitecto Alvaro Leonel Sediles Granera fue el iniciador de una serie de violentas muertes familiares ocurridas precisamente en un martes 13.
  • El caso de la muerte del arquitecto Alvaro Leonel Sediles Granera estuvo salpicado de contradicciones y zonas oscuras sobre las cuales la Policía no pudo o no quiso verter luz debido probablemente al hecho de que uno de los sospechosos era el contador privado del general José Somoza, hermanastro del presidente Anastasio Somoza. La muerte de Sediles quedó en el misterio.

Anuar Hassan y Emiliano [email protected]

Hasta antes de adentrarnos en la investigación del presente caso rechazábamos de plano, como muchas otras personas, la incidencia de la cábala sobre la suerte de los seres humanos. Puras supersticiones, decíamos.

Resulta que el joven arquitecto leonés residente en Managua, Alvaro Leonel Sediles Granera, de 33 años, apareció muerto, asesinado en una calle de Managua, el martes 13 de agosto de 1974. Pero al hurgar en los detalles y circunstancias de su muerte nos quedamos asombrados: ¡el arquitecto Sediles era el iniciador de una cadena de muertes familiares violentas ocurridas precisamente en un martes 13!

Cinco años después de la muerte de Alvaro Leonel, su hermano, el sacerdote Víctor Sediles murió trágicamente en un accidente de tránsito cuando se dirigía a oficiar una misa en la ciudad de Santa Teresa el martes 13 de marzo de 1979. Y el martes 13 de septiembre de 1986 un hijo del arquitecto Sediles murió en combate mientras cumplía su servicio militar. ¿Dolorosas coincidencias? Tal vez.

Un cuarto miembro de la familia Sediles, Mariano, primo de los anteriores, fue muerto a tiros en el barrio Monseñor Lezcano por la agonizante guardia de Somoza poco antes del derrumbe del régimen en 1979 aunque nos fue imposible averiguar la fecha exacta de su muerte.

Pero volvamos al caso del arquitecto Sediles. Según una semblanza suya hecha por un familiar muy cercano se trataba de un perfecto bohemio. Era el segundo de cinco hermanos, tres varones y dos mujeres. Disfrutar de buenas (y malas como ocurrió aquella madrugada) compañías en una mesa bien servida era su gran pasión al extremo de que, reiteradamente, se ausentaba durante varios días de la casa que compartía con su hermana Gloria en la carretera sur y en la que vivían además su esposa y dos hijos.

Generoso en las propinas, era el cliente mimado de los meseros. La noche del 12 de agosto, Sediles llegó al drive-inn El Retiro en compañía de dos amigos, Ariel Palacios Torres y Marlon Padilla Alarcón.

Como siempre, comieron y bebieron hasta altas horas de la noche. Al salir, los tres abordaron el carro de Padilla, según dijeron los empleados del restaurante al declarar en la Policía. Sediles tenía un Volkswagen pero algunos días antes lo llevó a un taller para repararle una falla.

La mañana del martes 13 el cadáver del arquitecto fue descubierto en los alrededores de la residencia del embajador de los Estados Unidos en los alrededores de Las Piedrecitas, varios kilómetros al suroccidente del restaurante. Tenía dos orificios de bala en la nuca. El médico forense, Miguel Angel Aragón dijo que los disparos fueron hechos a quemarropa, posiblemente a unos 35 centímetros de distancia.

Durante los interrogatorios policiales como las últimas personas en haber visto con vida a Sediles, Palacios y Padilla cayeron en contradicciones. Padilla dijo que esa noche Palacios se retiró de primero del restaurante y después lo hizo él, dejando solo al arquitecto. Posteriormente cambió esta versión y dijo que facilitó su carro a Sediles y Palacios quienes supuestamente tenían una cita de carácter amoroso.

Esta nueva versión fue rechazada por Palacios quien afirmó que esa noche se retiró antes de las ocho pues por nada del mundo se perdía un programa humorístico que transmitía la televisión. De paso dijo que Padilla, a la sazón un estudiante universitario, pidió prestado un dinero a Sediles.

La misma fuente familiar nos dijo que el arquitecto no solía llevar consigo dinero en abundancia ni ningún objeto de valor, pues invariablemente los perdía durante sus farras.

Sin embargo, agregó nuestro informante, después de la muerte del arquitecto un abogado amigo de la familia dijo que ese día le había entregado 14 mil córdobas.

Precisamente debido a su excesiva afición a la bebida Sediles actuaba irresponsablemente y no cumplía con sus compromisos de trabajo.

Nuestro confidente nos dijo que una de las personas a las que el arquitecto incumplió el encargo de remodelar su casa era precisamente Ariel Palacios, quien era el contador privado de los negocios del general José Somoza, hermanastro del presidente Somoza. Esa falta había encolerizado mucho a Palacios, que habría formulado serios cargos a Sediles, afirmó nuestra fuente. El abogado Heriberto Pérez Rueda corroboró en su momento la cordial enemistad que Palacios sostenía con el arquitecto a raíz de la falla de éste en los trabajos en su casa.

La Policía decidió retener a Palacios. Y mientras continuaba sus investigaciones surgió un testigo que habría de poner en difícil situación al estudiante Padilla.

El testigo, Julio Aguilar Ramírez, dijo que la noche del crimen esperaba en los alrededores cuando escuchó unos disparos.

Segundos después, dijo, pudo ver un carro blanco, pequeño, lanzado a tan gran velocidad que escapó de volcarse. Sin embargo, tuvo suficiente tiempo para anotar los tres últimos números de la matrícula: P758. El carro de Padilla, que se ajustaba a la descripción hecha por el testigo estaba matriculado con el número P 5758.

Entonces: ¿era cierto lo que había declarado Padilla en el sentido de que rato después de que Palacios y Sediles salieron en su carro rumbo a la supuesta cita vio regresar a bordo de éste a un desconocido el que, al preguntarle por el arquitecto le respondió que lo había dejado en el By pass sur esperando un bus? Numerosos testigos habían dicho haber visto a Padilla en su casa entre ocho y media y nueve de la noche del crimen, lo que lo eximía de responsabilidad en el caso.

¿Quién era ese desconocido? ¿por qué la Policía no profundizó en este aspecto de la declaración de Padilla?

El estudiante declaró posteriormente haber recibido amenazas de muerte procedentes de personas que no identificó. Estas mismas personas lo habrían nuevamente amenazado mientras veía una película con su novia en el cine Blanco.

Mientras tanto, el oficial a cargo de las investigaciones, capitán Arnoldo Lacayo, recibió una carta anónima en la que se le hacía ver que aunque Padilla y Palacios no eran los asesinos de Sediles uno de ellos sabía quién fue la persona que se quedó con el arquitecto esa noche y que fue esa persona quien le dio muerte.

El juez del Crimen, Noel Estrada, en cuyo Juzgado fue incoada la causa contra Palacios y Padilla, resolvió que no había pruebas para condenarlos y ordenó su libertad.

LA MUERTE LOS IGUALO

– El padre Víctor Sediles Granera era el polo opuesto de su hermano Alvaro Leonel. Física y espiritualmente eran como el día y la noche. Enteco Alvaro, Víctor rechoncho. Libertino aquél, éste pío y profundamente religioso.

– Pero los dos, que transitaron sobre el mundo caminos diferentes, habrían de morir en día y fecha idénticos: martes 13.

– La mañana del martes 13 de marzo de 1979 el padre Sediles se puso al volante de su automóvil y, en compañía de un grupo de muchachos ligados con su ministerio como párroco de Jinotepe tomó la carretera hacia la vecina Santa Teresa, donde debían participar en una actividad litúrgica.

– Habían recorrido unos cuantos kilómetros cuando, al tomar una curva no muy pronunciada, el vehículo se volcó. Cuando los primeros auxilios llegaron, encontraron al padre Sediles muerto y a varios de sus acompañantes gravemente heridos.

– Entre los feligreses del padre Sediles cobró fuerza el rumor de que su párroco había sido víctima de un atentado, pero estaban divididos en cuanto a su autoría, que unos atribuían a la guardia somocista y otros a los sandinistas pues a ambos bandos el sacerdote fustigaba por igual.

– Cinco años antes su hermano Alvaro Leonel había muerto en trágicas circunstancias, tal como lo relatamos en esta página.  

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