- Movimiento de tierras involucró varias máquinas, 3.5 millones de metros cúbicos de material selecto, y casi cuatro meses de labor
Jorge Loáisiga Mayorga [email protected]
A inicios de octubre de 1998, poco antes de la tragedia y la emergencia nacional provocada por el huracán “Mitch”, los ejecutivos de Modultecsa visitaron los terrenos de Pochomil Viejo, pertenecientes al entonces Director de la DGI, Byron Jerez, para inspeccionar el trabajo ingeniero a realizar.
El grupo estaba compuesto de varias personas, entre ellos Alfredo Carbonell, socio de Modultecsa; y por José León Prado, ex Superintendente de la empresa constructora.
LA PRENSA publica el testimonio de Prado, para conocer de primera mano el trabajo ingeniero que fue necesario hacer –con presupuesto público—para iniciar luego la construcción del palacete de verano del ex Director de la DGI.
“En octubre de 1998, me fui con los ingenieros Alfredo Carbonell Parajón y Pedro Reboredo García a Pochomil Viejo, a ver unos terrenos para hacer una inspección ocular. Llegamos a un lugar feo, pero el terreno estaba frente al mar. Eso fue como el 10 ó 12 de octubre de 1998.
El lugar era prácticamente un cerro sin forma y con unos zanjones grandes. Era un cerro grande, como de nueve metros de alto. Como una montañita frente al mar.
Era un terreno desnivelado totalmente. Cargado con una cantidad de miles de metros de una arcilla barrosa de color negra. Era un terreno muy accidentado. Tenía uno que ingeniárselas para poder dejar una cosa al cien.
Estando ahí, el ingeniero Carbonell me dijo que había que hacer una terraza, es decir, emparejar el terreno para que se construyera una casa, en ese lugar a un gran amigo suyo, al que le debía muchos favores.
Yo no sabía quién era. Ni pregunté en ese momento de quién se trataba. Hasta después me di cuanta que era Byron Jerez, el Director General de Ingresos, gran amigo del Presidente Arnoldo Alemán.
Nosotros empezamos a trabajar en Pochomil Viejo el 13 de octubre. Ese día nosotros hicimos nuestra incursión con un tractor D-7G, que era lo que nosotros teníamos a mano.
Después metimos una retroexcavadora, una compactadora y dos camiones Ford, que movilizamos del tramo de Rivas-Tola a Pochomil Viejo. Cortamos como tres metros del cerro para poder iniciar los trabajos.
Como estábamos en pleno invierno, las lluvias nos obligaron a parar el trabajo de la terraza y de ahí nos movilizamos otra vez al lado de Rivas. Eso fue el 16 de octubre de 1998. Dejamos la construcción de la terraza parada.
CONCLUYE EN LA EPOCA DE REYES MAGOS
Luego regresamos el 26 de diciembre. Para esa época ya le habían asignado a la empresa MODULTECSA los tramos de carreteras Ochomogo-Escalante; Las Salinas-El Astillero y; el Espino-Yalagüina como parte de los trabajos de emergencia por el huracán “Mitch”.
Pero entonces Alfredo Carbonell, que es el dueño de MODULTECSA, me dice que hay que ir a terminar el trabajo de la terraza en Pochomil que es de su gran amigo, que él no estaba ganando absolutamente nada, que lo que le estaba ocasionando eran pérdidas y que me lleve los equipos para concluir esa obra que le está reclamando su amigo.
Según decía Carbonell, uno de los favores que le debía a su amigo Byron Jerez era que él traía cualquier cosa de Estados Unidos y él no pagaba ni cinco centavos de impuestos, tanto de sus equipos como de otras cosas que traía a Nicaragua.
Yo decido empezar a movilizar los equipos el 24 de diciembre de 1998. El 26 yo ya estoy en Pochomil Viejo trabajando y paso ahí hasta el 20 de enero de 1999, cuando entrego el trabajo terminado.
CAPRICHOS COSTOSOS
El trabajo fue duro. Aquel terreno era arcilloso y liso. Tuvimos problemas con el transporte del material selecto. Se tuvo que contratar como cuatro camiones Nissan de una gente de San Rafael del Sur o Masachapa para que lo llevaran.
En total ahí vertimos 3,527.25 metros cúbicos de material selecto. Recuerdo que una vez llegó el licenciado Byron Jerez a decirnos que teníamos que hacer más al centro la terraza y eso significó para nosotros abandonar el trabajo de esa primera terraza e iniciar otra que es donde finalmente se construyó su casa de verano.
Esa vez llegó muy furioso porque la gente de Spacio le mandaba a decir que nosotros nunca terminábamos la terraza y, por eso ellos no dan por iniciado el trabajo de construcción de la casa.
Entonces el licenciado Jerez se apareció un día de tantos y me halló parado con la gente. Viene y me pregunta porqué estoy parado. Yo le contesté que la gente no tenía ni viáticos ni combustible ni aceite y no se podía trabajar.
Entonces vino, agarró su teléfono y se comunicó con Carbonell. Después de eso me fui a la gasolinera de PETRONIC que está en Masachapa y ahí retiré diesel y aceite. El gerente era el señor Francisco Valladares Morales.
Yo no sé quién pagaba ese combustible y lubricantes, pero sí sé decirte que salía de esa gasolinera de PETRONIC”.
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