Si pudiera pedirle algo a la vida sería
el borrar tus huellas de mi cuerpo
tu mirada de mi mente, tu sonrisa del silencio
que me envuelve por las noches largas de mi existencia
la vorágine del amor que en un mes me cautivó
la seducción completa, el paroxismo
final de tu encanto.
Borrar de mi memoria tu nombre ilegible
que quedó grabado en el recuerdo
nostálgico de mi mente.
Tus manos con tus dedos me mecían
lentamente mi orgasmo infinito, el
monte enervante del placer, el deseo
inefable y lujurioso de mi ser…
Borrar en fin todo lo que es imborrable
lo que quedó grabado, impregnado, registrado
por el lápiz del tiempo y espacio
exacto, directo y concreto de 30 días.
Borrar lo que quedó fijo en la memoria
y que nada ni nadie podrá nunca quitar,
pues tú, hombre pecado,
mi hombre ansiado deseado y amado
serás eso que fuiste y que siempre serás…
La nada y el todo
el principio y final
lo que fuiste
y lo que nunca serás…