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La inevitable despedida

Un riesgo en las relaciones con extranjeros es el inevitable “Me tengo que ir”, razón por la que esta condición debe quedar sentada desde el principio de la relación, ya que la separación tarde o temprano llegará, al menos que el amor sea demasiado fuerte y opte una de las partes por cambiar de residencia. […]

Un riesgo en las relaciones con extranjeros es el inevitable “Me tengo que ir”, razón por la que esta condición debe quedar sentada desde el principio de la relación, ya que la separación tarde o temprano llegará, al menos que el amor sea demasiado fuerte y opte una de las partes por cambiar de residencia.

La separación que llegará ya sea a corto o largo plazo, lleva a algunas personas a optar por no involucrarse sentimentalmente en lugares de estadía temporal y de llegar a tener pareja, dejar fuera de la relación los sentimientos.

“Cada vez que por mi trabajo tengo que irme de un país, he tenido que separarme de la pareja que tenía y esto es una mala experiencia que prefiero no repetir, por lo que decidí no establecer relaciones amorosas formales durante mi estadía en Nicaragua para evitar hacerle daño a alguien, ya que tarde o temprano le tendré que decir: ‘Me tengo que ir’ ”, confiesa un joven venezolano de 29 años de edad que prefiere omitir su nombre.

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